Salimos temprano hacia “Valle del Lunarejo” para ir a La Escondida.
Con muy buen ánimo encaminamos el descenso gradual, pasando por varios cañadones con poca agua. Se notaba la sequía en la zona.
En un ensanche del arroyo y casi sin darnos cuenta se produce la primera división del grupo: había que escoger entre ir al “camino difícil” o al “camino imposible”.
El primero era un camino largo que descendía gradualmente, con menor riesgo de caídas y resbalones..... Ejem, en ese me toco rodar unos 5 metros, hasta llegar al lecho del arroyo (me falló la “bajada de cola”. Gracias al pastizal de la ladera no me paso nada, todo bien amortiguado. Caminamos por las piedras del lecho del arroyo, con “ojos de agua” cada tanto. Después de como una hora llegamos con el resto del grupo.
El segundo camino, bajaba rápidamente por la pared del valle, había que caminar por la “cornisa” (borde de 25 cms de ancho), con paredes de piedra y echadero de ciervos y/o chanchos (según nos dijo el guía). Terminando con una bajada como para hacer “de cola”.
Los que tomaron este camino tuvieron tiempo abundante para baños y sol iluminando las rocas de la cascada Escondida.
Los demás cuando llegamos ya había muy poco sol y se notaba más fresco el aire.
La caída de agua es muy amplia y alta. Cuando tenga caudal debe ser muy interesante para visitar.
Según lo ya dicho, con la sequía reinante solo caía un hilo de agua.... (ver las fotos que sacamos).
Retornamos todos por el camino más corto ya que pensar en caminar de nuevo entre las piedras del arroyo no convencía a nadie.
Finalmente llegamos al lugar donde se iba a encender una fogata y calentar una “olla con guiso de porotos” y otra con arroz.
La “poroteada” estaba buenísima, y más cuando ya era la hora 15.
El lugar para almuerzo estaba muy bueno ya que daba para algún baño o para quedar con los pies en remojo, y había varios árboles y sombra.
Como todos los días, retornamos al campamento con las últimas luces del día.
Preparándonos para el festejo de la nostalgia: cordero asado, música antigua del viento fuerte que había y perfume “ahumado” para todos.
Excelente la organización, el ambiente de camaradería, los menues, los guías.
Increíble la rapidez con que se organizaba la cocina para los 30 y pico personas que éramos.
Muchas gracias a todos por la buena onda y lo compartido!!
Avisen para la próxima así me sumo.
Relato:Alejandro Decarlini
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
Guía: Establecimiento María Antonieta Sendero puntas del Lunarejo