Sierra de las Ánimas - Ago/2021

Bitácora:

Travesía, 21 y 22 de agosto de 2021.

Hacía una semana había estado compartiendo la experiencia de mi última travesía náutica con Jorge y Alejandro cuando me invitaron a una nueva aventura: senderismo por la sierra de las Ánimas. No dudé en decirles que sí, aunque condicionado a que la flaca aceptara acompañarme, mis “matrimillas” estaban en rojo y no era buena idea seguir endeudándome.
Fin de semana en las sierras, dos días de caminata, camping y fogón… era tentadora la propuesta y la flaca, aunque dijo algo entre dientes relacionado con el invierno y la carpa, aceptó.

El club Acal aunque es una institución náutica, es común que organice actividades integradoras fuera del agua, y ésta era una de esas iniciativas llevada adelante por el grupo de canoístas que ansioso por salir a recorrer el Uruguay, aprovechaba la temporada de invierno para organizar actividades de senderismo. En esta oportunidad la agenda incluía Pozos Azules y cañadón de la Palma, ambos en el departamento de Maldonado.

El día había llegado, sábado 21 de agosto. Sonó el despertador, calentamos el agua, y con mate y termo bajo el brazo, subimos al auto. El amanecer era espectacular y no pudimos resistirnos a disfrutarlo un breve instante, el cielo estaba totalmente teñido de distintas tonalidades de rojo y la silueta de las embarcaciones del puerto del Buceo transformó la foto en una postal.
El viaje fue tranquilo y ágil, unos minutos antes de las 8:30 arribamos al punto de encuentro. Ya habían varios autos estacionados frente a la panadería en la intersección de la ruta 9 y 60 en las afueras de la ciudad de Pan de Azúcar. Nosotros conocíamos únicamente a dos de los treinta y dos participantes, nos acercamos, presentamos, y nos integraron casi inmediatamente. Era un grupo muy agradable.

Pozos Azules
Los guías Agustín y Marcos de “Red Ánimas” no demoraron en llegar. Cumplidas las formalidades de registro, subimos a los autos y arrancó la caravana hacia los Pozos Azules.
Recorrimos ocho kilómetros hasta la estancia donde se encuentran los Pozos Azules. Los anfitriones nos abrieron la portera y seguimos campo adentro por el camino de tierra durante tres kilómetros más.
Los guías nos hicieron una serie de recomendaciones y comenzamos el recorrido. El mismo no era difícil, ni extenso; la única dificultad era no embarrarse mucho los pies dado que en algunas zonas la tierra estaba bastante húmeda. La vegetación nativa era abundante y los senderos sombreados resultaban sumamente disfrutables. A medida que avanzábamos nos íbamos adentrando en la quebrada, siendo rodeados por paredes de roca de varios metros de altura. Los pozos azules son dos pequeños lagos separados por unos pocos cientos de metros y mucha vegetación. El agua de una transparencia maravillosa permitía ver las rocas en su interior y el reflejo de la vegetación, pero no el azul del cielo sino el gris de la nubosidad que lo cubría. Para acceder al segundo pozo tuvimos que turnarnos, el sendero dificultaba el pasaje y no permitía que todos disfrutáramos de la belleza del lugar simultáneamente. La cascada de agua que alimenta cada lago, aunque de poca altura y caudal, invita a sentarse a disfrutarla con todos los sentidos.
Luego de comer algunas mandarinas silvestres muy dulces, regresamos por el mismo sendero hasta la bifurcación que nos llevaría a la cima donde almorzaríamos. La vista completa de las sierras, los campos cultivados, bosques de eucaliptus, cerros y balnearios costeros, contemplados desde la cima generan una sensación de inmensidad inexplicable (y eso que nos encontrábamos únicamente a 360mts de altura).
A las 14:30hs comenzamos el descenso que fue bastante rápido y culminamos con una exposición de puntas de flecha y boleadoras en el casco de la estancia.

Nueva Carrara
Nuestro paseo del día no había terminado aún, de camino al camping visitamos la cantera Carrara donde se obtiene mármol. Desde lo alto observamos el impresionante pozo de la primera cantera ya en desuso y a lo lejos la nueva excavación desde donde se extraen actualmente las piedras.

Campamento
El trayecto en auto hasta la intersección de la ruta 60 y la 12 donde se encuentra el camping Minas Viejas no llevó más de media hora. Armamos las carpas a la orilla del arroyo y preparamos el fogón.
El dulce de membrillo con queso y galleta eran la merienda ideal mientras terminábamos de colocar las lonas e inflar los colchones.
La tarde estaba fresca y había pronóstico de lluvias para la noche por lo que no dudamos en aprontar temprano las parrillas e ir poniendo los chorizos, carne y algunas verduras, a asarse.
La humareda no fue nuestra mejor aliada esa noche, el viento estaba arrachado y producía unos molestos remolinos que volvían loco al humo, y él a nosotros, pero eso no fue lo que más preocupación nos generó... La presencia del propietario del camping observando el arroyo, y acercándose a nosotros para informarnos que había alerta amarilla, nos inquietó …
Si se producían fuertes lluvias, el arroyo podía llegar a crecer más de dos metros, tapando nuestras carpas. Algunos consultamos nuevamente el pronóstico meteorológico e ignoramos la advertencia, otros en cambio decidieron trasladar sus carpas a un lugar más elevado y cerca del fogón. Entre charlas, anécdotas, llovizna y viento fuimos cenando mientras nos parábamos y nos sentábamos para esquivar el humo persistente y molesto. Degustamos las delicias preparadas por el asador, y aunque el clima no nos había favorecido, no nos impidió disfrutar de un rato ameno.
Llegó la hora de acostarse, pero sin antes evaluar nuevamente el tema de las lluvias, en definitiva solo quedaban dos carpas cerca del arroyo y afrontar una crecida a media noche iba a ser el hazmerreír de todos los otros previsores, por lo tanto nos sumamos a la mayoría y junto a varios solidarios que nos dieron una mano, movimos las carpas sin que se desarmaran mucho.

La noche transcurrió con varias rachas de viento y chaparrones, pero nada grave. A las 7AM sonó el despertador y nos levantamos observando la llovizna que cubría toda la zona. Desayunamos mientras dudábamos sobre la viabilidad de la travesía de ese domingo, pero igual fuimos desarmando las carpas y guardándolas como pudimos sin perder las esperanzas de que para las 10AM dejara de lloviznar como estaba previsto.
Unos minutos pasada la hora unos rayos de sol se abrieron paso entre las nubes y nosotros festejamos, sabíamos que no nos podía fallar. Guardamos las últimas lonas y emprendimos viaje hacia el Cañadón de la Palma que queda unos 20km hacia el sur, también por la ruta 60.

Cañadón de la Palma
Cruzamos al menos dos tranqueras y un puente muy angosto antes de llegar al casco de la estancia. Registro de por medio y entrega de regalitos por parte de los organizadores, emprendimos el camino atravesando campos sembrados con pradera y bosques de eucaliptus para luego comenzar a ascender a la sierra. En esta oportunidad nuestro grupo iba solo, sin guías, pero la clara señalización de los senderos no permitía perderse.
El ascenso lo hicimos por un sendero bastante empinado, siendo su dificultad mayor a la del día anterior. Recorrimos la quebrada de Darwin, la cascada o baño del venado, el cañadón de la palma y finalmente llegamos a la cima del cerro Aguiar donde almorzamos los sándwich de carne que habíamos preparado previo al ascenso.
La vegetación nativa era similar a la del día anterior, con el agregado de abundantes palmeras. Los saltos de agua tenías unos veinticinco o treinta metros de altura y particularmente el del baño del venado, abundante agua.

Previo a comenzar el descenso, nuestro guía decidió encaminarnos hacia el cañadón del norte cuyo sendero había sido recientemente abierto. Recorrimos algunos cientos de metros a campo traviesa cuando llegamos a la ladera norte, y viendo que había despejado el cielo, varios decidimos quedarnos a disfrutar de un buen descanso en lugar de adentrarnos nuevamente en el monte. Fueron pocos los aventureros y poca la distancia que lograron recorrer, el camino estaba cerrado y no lograron vencer a varias espinas de la cruz que los estaban esperando. De regreso y ya todos juntos, emprendimos el descenso por un camino alternativo, éste sí sin dificultad alguna. Como dato curioso nos encontramos con un sitio que estaba señalizado con un cartel que decía: “Peligro ovnis. Zona de abducción”, Sierras de las Animas y extraterrestres… vaya combinación…
A las 17hs ya estábamos de vuelta en el punto de partida, regocijándonos del espectacular fin de semana compartido y esperando volver a encontrarnos nuevamente. Nos trajimos lindísimos experiencias cargadas de camaradería y optimismo.

El recorrido total de esta segunda travesía fue de alrededor de 10km, habiendo llegado a una altura de 320mts.

Mis felicitaciones a todo el grupo de canotaje del club Acal por la organización de esta actividad sin canoas, y también por habernos permitido compartir esta aventura junto a ellos, quienes, sin perder sus costumbres de documentar la aventura, me han invitado a escribir estas líneas.

Relato: Guillermo Freire
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

Notas extras: En Los Pozos Azules se nos prohibió subir hasta la cima porque el campo cambiaba de dueño y los guías no querían problemas. Peleas entre terratenientes que impiden disfrutar totalmente del paisaje.

En el camping no llovió tanto como lo prometido por ende el arroyo minas viejas nunca creció. Y nuestro campamento no se vio afectado.

Cuando estábamos en la cima del Cerro Aguiar comenzamos a ver un helicóptero que nos sobrevolaba, se alejaba y volvía, pensábamos que estaban de maniobras…
Resulto ser que se había estrellado una avioneta en la cumbre de la Sierra de las Ánimas.
Cumbres que nunca vimos hasta bien entrada la tarde cuando despejo.

Pozos Azules - Canotaje Travesía - Ago 2021

Cañadón de la Palma - Canotaje Travesía - Ago 2021