Río Yí - May/2012 (Polanco del Yí - Paso San Borja)
Bitácora:
Curso: Río Yí | |
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Recorrido: | Polanco del Yí - Paso San Borja |
Distancia: | 39 km |
Estado del Cauce: | |
Clima: | |
Días: | 3 |
Lugares / acampar: | |
Año: | 2012 |
Fecha: | 28/4/2010 al 1/5/2012 |
Departamento: | Florida - Durazno |
Recorrido en Google Earth | RYPD.kmz |
Fotos: |
DE INTERNET AL YÍ

LA PREVIA
Navegando en internet, llegué a conocer las travesías del ACAL. Los relatos y las fotos lograron entusiasmarme y decidí contactarme con el club. Les envié un mail y enseguida recibí la respuesta de Gerardo. Me invitó a pasar por el club a conocer al grupo y luego de algunas reuniones llegó el momento de anotarme en mi primer travesía, serían 4 días y el destino: el río Yí, desde Paso de la Cruz a Paso San Borja.
La travesía comenzó el sábado a las 2 am en el club. Hasta ahí llegué con mi tarrina y la ilusión de vivir algo diferente. Es que hasta ese momento conocía muchos lugares de nuestro país recorriendo carreteras y caminos; pero esto sería distinto, iba a conocer lugares nuevos desde el río.
En el club había mucho movimiento, tarrinas por todos lados, sillas, remos y por supuesto 8 canoas que tuvimos que acomodar en el tráiler.
A las 3:05 el grito de Daniel: "¡salimos!". A partir de ahí, un largo viaje hasta el punto de partida, una breve parada en Florida para cargar combustible y seguimos viaje hasta el Paso de la Cruz.
Los últimos kilómetros por caminos de tierra se hicieron sentir, pero las ganas de llegar superaban cualquier inconveniente. La ansiedad del grupo era notoria. El GPS nos iba marcando lo que faltaba, pero la cuenta regresiva se detuvo a 1 km del río; es que el camino nos tenía una sorpresa: mucha agua, barro y alambrado de los dos lados. Era imposible pasar por ahí con el camión. Las opciones eran dos: cargar todo hasta el río o buscar otro punto para bajar, tomamos la segunda y el lugar elegido para bajar fue Polanco del Yí, lo cual reducía los kilómetros de travesía a la mitad y nos generaba un problema adicional ya que ese era el punto de encuentro previsto para juntarnos el domingo con los que iban para hacer el segundo tramo y donde se bajaban algunos que tenían que volver a Montevideo a cumplir con sus obligaciones. El inconveniente se solucionó rápidamente, contacto telefónico con Gerardo en Montevideo para buscar otro punto de encuentro. La respuesta fue rápida, había un lugar 15 km río abajo.
Subimos nuevamente al camión y volvimos a Polanco del Yí, nuestro nuevo punto de partida. Llegamos cerca del mediodía, por lo que decidimos comer algo antes de salir.
Luego vino el bautismo de la Sapucay, la canoa nueva de Adrián, y por fin al agua. Las parejas ya estaban armadas, salieron: Daniel con Adrián, Filippini con Dora, Rafael con Laura, Carla con Edgardo, Fernando con Gerardo, Víctor con Anita, Salvador con Fernando y a mí me tocó con Carlos en la F.E.R.
Nos largamos al río y a los pocos kilómetros ya nos encontramos con algunos rápidos y correderas que sirvieron para darle el toque de diversión al primer día. No fueron muchos kilómetros, pero fueron suficientes para apreciar la belleza del río. Muchos arenales, un monte hermoso y algunas aves que pudimos ver le daban al paisaje un toque especial.
Después de unas 2 horas de remo, encontramos sobre la margen izquierda un lindo lugar para acampar, con una playa amplia y un lugar limpio y protegido donde armar el campamento.
En la noche nos reunimos todos alrededor del fogón y, mientras cocinamos unas bondiolas de cerdo y algunos muslos de pollo, fue el momento de la búsqueda del tesoro, en la que tuve la suerte de ganarme una práctica caramañola. Algunos que estaban cansados empezaron a desaparecer entre las carpas, lo que le hizo pensar al cocinero que seríamos pocos para la cena; pero estaba equivocado, el olor de la carne asada parece que puede despertar a cualquiera por más cansado que se encuentre. Fue durante la cena que surgió el tema de la travesía. Carlos, “el ecologista”, habló del cuidado del medio ambiente y de cómo debemos actuar con los residuos. Algunos puntos le parecían exagerados a otros compañeros, lo cual generó un extenso debate que siguió durante toda la travesía.
UN DÍA COMPLICADO
El segundo día se presentó complicado. El programa marcaba unos pocos kilómetros hasta el punto de encuentro con los que venían de Montevideo, por lo que decidimos quedarnos un rato más y salir sobre el mediodía. La lluvia nos acompañó desde el principio, por momentos era bastante intensa y en algunos tramos teníamos viento de frente, lo cual nos obligaba a un desgaste mayor.
En uno de los rápidos, una piedra se encargó de romper una de las canoas (LA TARARIRA). Por suerte no fue mucho, paramos para reparar y a los pocos minutos estábamos otra vez en el río.
Cuando el GPS nos marcó que estábamos en el punto de encuentro, vimos que el camino que mostraban los mapas no llegaba hasta el río. Daniel tuvo que caminar por el campo hasta la ruta para poder encontrarse con el camión. Los demás esperamos en un arenal unos metros más adelante, pero el frio se empezó a sentir y enseguida armamos un fuego para combatirlo.
Los contratiempos seguirían porque el camión no pudo llegar hasta el río. Una portera con candado le cerró el paso a unos 1200 metros del río, por lo que tuvimos que cargar el equipo y las canoas por el campo, cosa que fue bastante complicada. El grupo cambió, se fueron algunos a cumplir con sus obligaciones y llegaron Sergio y Luis. Para este segundo tramo seríamos 10, repartidos en 5 canoas.
Ya con las últimas luces del día armamos el campamento en un lugar que no era el mejor, el monte era muy bajo y no había lugares protegidos donde armar las carpas. Llegó el momento de cocinar; el menú del día indicaba guiso, pero la carne nunca llegó, así que tuvimos que arreglarnos con lo que había (fideos y verduras); hay que decir que igual quedó muy rico y felicitar a la cocinera (Dora).
MI BAUTISMO
El lunes fue un día espectacular. Desde temprano nos acompañó el sol, que hasta ese momento casi no lo habíamos visto, el río estaba hermoso y nos esperaba con unos cuantos rápidos. Uno de ellos es el salto de Camilo, que ya era conocido por algunos integrantes del grupo.
Este lugar es complicado porque el río hace una “S”, además es un lugar angosto y con muchas ramas, ya desde el principio el agua corre muy rápido. Con Carlos entramos bien en la primera curva, en la segunda nos fuimos un poco contra las ramas pero lo peor era que íbamos derecho a chocar con LA TACUARITA, que estaba sobre una piedra en el salto de Camilo, con Dora en la parte delantera y Filippini, en el agua, intentando sacar la canoa. En ese momento ya era tarde para intentar alguna maniobra por lo que sólo pudimos gritarle a Filippini, quien con un empujón nos mandó directo al salto que en ese lugar es de unos 50 cm.
Enseguida puse el remo en el agua para intentar seguir pero ya era imposible, la canoa estaba llena de agua. La orden de mi compañero fue inmediata, “¡TIRATE!”…y allá fui, a probar la temperatura del agua que, por suerte, no estaba muy fría.
Unos 10 m más adelante logré hacer pie y pudimos agarrar la canoa. También recuperamos las tarrinas y el resto del equipo. Una vez superada la situación, las palabras de mi compañero fueron “BIENVENIDO AL CLUB”.
El salto de Camilo no sólo nos volcó dos canoas sino que además sufrimos la rotura de LA TACUARITA, por lo que algunos metros más adelante tuvimos que parar a repararla.
EL REY ENOJADO
Con la ida de Daniel a Montevideo, el grupo necesitaba nuevos líderes. Ese rol lo cumplieron Filipini (El Rey) y Dora (La Reina).
La primera responsabilidad del nuevo Rey era buscar campamento para pasar la noche, por lo que rápidamente tomó la delantera y comenzó la búsqueda. Los minutos pasaban y el campamento no aparecía, el nerviosismo se empezó a notar en el grupo y rápidamente se transmitió al Rey.
Finalmente sonó el silbato, habíamos conseguido campamento sobre la margen izquierda del río.
Algunos comenzaron a descargar sus tarrinas mientras otros veíamos que sobre la margen derecha el lugar para acampar era más cómodo y agradable. Decidimos cruzar y ver el terreno, a pesar del enojo del Rey, que veía como sus órdenes eran desobedecidas por el grupo. Nos divertimos mucho viendo al Rey con una tarrina en cada mano diciendo “ustedes hagan lo que quieran, yo me quedo acá”. Pero el enojo se le pasó enseguida, a los 5 minutos estaba cargando su canoa y cruzando el río para unirse nuevamente a su pueblo. Una vez instalados, cumplió con la tarea que el grupo le había asignado (cortar el queso y el dulce) con el humor de siempre, lo que lo hace un personaje que no puede faltar en ninguna travesía.
EL FINAL
Llegó el último día, nos tomamos tiempo para disfrutar del campamento y a eso de las 11 am salimos a hacer los pocos kilómetros que nos quedaban para llegar al Paso San Borja, punto final de esta travesía. Allí nos esperaba Mauricio con el camión para traernos de nuevo a casa.
El día era hermoso y el río estaba espectacular, daban ganas de seguir remando y hacer unos kilómetros más. Pero el final había llegado, así que ahora sólo nos queda esperar la próxima, para volver a disfrutar en contacto con la naturaleza.
Quiero terminar este relato agradeciendo a todo el grupo por darme la oportunidad de vivir una experiencia diferente y en especial a mi compañero de canoa, Carlos “el príncipe ecologista”, por todo lo que me enseñó y la paciencia que me tuvo.
Relato: Martín Acosta
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
Río Yí - Canotaje Travesía - Abr 2012
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