Río San José - Abr/1998 (Primera del ACAL)
Bitácora:
Curso: Río San José | |
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Recorrido: | Santa Esmeralda - Vuelta al Francés + Paso Valdez - Santa Esmeralda |
Distancia: | 31 km |
Estado del Cauce: | Óptimo - Sin corriente en ninguno de los dos sentidos |
Clima: | Nublado a lluvioso |
Días: | 2 |
Lugares / acampar: | Bueno |
Año: | 1998 |
Fecha: | 25/04/1998 al 26/04/1998 |
Departamento: | San José |
Recorrido en Google Earth | 1raACAL.KMZ |
Fotos: | - |
“Quien no tiene río propio tiene que buscar uno prestado"

Eso exactamente nos pasó con la Primera Travesía Acalense. Plantearnos un evento de largo recorrido y más de un día por el Río de la Plata, es algo casi imposible, por un lado por las características de la costa, en particular por las variantes atmosféricas que, en materia de vientos y mareas, puede jugarnos una muy mala pasada. Por otro lado estaba el desafío: el ACAL participa de todos los eventos a los que es invitado, pero no tenía nada propio en materia de travesías turísticas recreativas. En fin, conversación va, discusión viene, acuerdos y disentimientos varios, la cosa quedó planteada con fecha 25 y 26 de abril. Algunos contactos de avanzada con la Intendencia de San José establecieron el lugar: río San José y eventualmente el Santa Lucía. Lugar de campamento: Rincón de Buschental, en el establecimiento Santa Esmeralda, propiedad del Sr Felipe Drapper.
Que si lo hacemos río abajo o río arriba, que si 20 o 40 km, que si el recorrido es mejor por acá o por acullá, en fin, largas e interminables reuniones, varios meses de trabajo, incursiones de reconocimiento, preocupaciones de algunos, insomnios de otros, licencias de por medio y como siempre la idiosincrasia uruguaya que deja todo para último momento, fueron algunos de los condimentos que sazonaron las jornadas preparatorias.
Además, un convencimiento: lo que se haga, hay que tratar de hacerlo lo mejor posible. Un poco por orgullo y otro por haber "mamado" de las experiencias de los clubes que nos precedieron, desde Palmar - Mercedes hasta el Rosario, sin olvidar las jornadas por el Yí, el Queguay, el Olimar, etc. Se trata de detectar previamente todos los errores posibles para no cometerlos, y de ofrecer además eso "diferente" que hace de cada travesía una experiencia inolvidable.
Las lluvias e inundaciones en varias localidades del país nos tuvieron a mal traer en los últimos días, ya que eso impidió que las delegaciones del interior pudieran confirmar con tiempo su participación. De hecho, amigos tan entrañables como los de Mercedes y los de Paysandú, no pudieron venir, así como de Flores que nos habían confirmado más de 10 personas, sólo pudieron concurrir 2 o 3 de ellos.
El día antes desde Maldonado se comunicaron pensando que habíamos suspendido, ya que en Maldonado llovía torrencialmente. Ciertamente en Montevideo brillaba el sol.
Finalmente llegó el gran día. Los compañeros encargados de las inscripciones partimos de madrugada rumbo a Santa Esmeralda. Que poner los cartelitos indicando el camino, que instalar la mesa para las inscripciones, que coordinar con Carlos, el capataz del establecimiento para organizar la ubicación de los campamentos a medida que llegaban los participantes.
En Montevideo, en el club, los encargados del transporte muy temprano recibieron los tres camiones que la Intendencia de San José nos mandó para las canoas, el equipo y algunos compañeros que no tenían locomoción. El día antes ya habíamos cargado los trailers que fueron llevados por el grupo de avanzada. A media mañana arrancó la caravana. Camiones con canoas y gente, autos con su canoa a cuestas, banderas, bochinche, mucho entusiasmo.
Cerca de las 11 de la mañana ya todo estaba listo y "al agua pato", 43 canoas, 4 kayacs, 3 lanchas. Los gorritos rojos de Shell con el grabado de la Travesía pusieron un toque de color (parecíamos todos del mismo colegio).
Bajamos unos kilómetros por el San José y el Santa Lucía nos recibió manso, como siempre, alrededor de la Isla del Francés. Quizá un poco monótono, tal vez un poco largo el trayecto, pero transmitiendo esa energía, alegría para el alma, esa paz, ese buen humor que siempre generan estas actividades. Bromas entre conocidos "reencontrados", guerrillas de agua, "picaditas" que ponían a prueba el estado físico de algunos (o la falta del mismo), algunos novatos que por no dominar bien la canoa hicieron casi el doble del recorrido por ir de orilla en orilla. Almuerzo compartido por el camino, en una playita, intercambiando desde el clásico refuerzo de mortadela hasta los más delicados bocadillos, sin dejar de aparecer algunas "bebidas sospechosas" que, como nos informaron los marinos de prefectura que nos apoyaban con el gomón, habían sido "detectadadas" escondidas en algunas canoas. (Realmente un buen vinito se torna imprescindible en estas jornadas, por supuesto, con moderación. pues todos somos conscientes que vamos a pasarla bien y no a sufrir un mal rato por alguna imprudencia.)
De vuelta a Buschental, tras haber sufrido un vuelco 3 o 4 canoas por una mala maniobra del gomón que los remolcaba en el último tramo, sacamos las canoas "del agua, terminamos de acondicionar los campamentos y esperamos el plato fuerte que la Intendencia nos había reservado. En medio del campo, contra el campanario de algo que parece haber sido una cápilla, un estrado, con la torre del campanario toda iluminada por escenografía y el manto de estrellas como telón de fondo, un espectáculo de primer nivel y para nosotros solos.
El decorado, el cansancio y la noche hermosa, hicieron un clima casi mágico y un excelente ballet folklórico municipal sumado a un excepcional cantor, humorista, payador y showman como es Mariano Amaro, hizo que olvidáramos todos los inconvenientes sufridos, las carencias organizativas y de las otras, y nos convenciéramos de que realmente todo había valido la pena. 10 puntos.
Por otro lado, la parrilla prometía más satisfacciones y creo que no nos defraudó. Una vaquillona carneada especialmente para la ocasión con ensaladas y helados deleitó nuestros paladares.
Día domingo: río San José desde Santa Esmeralda hasta Paso Valdés. Aquí se nos sumó el apoyo de la lancha La andariega II del Sr Gorga de Oxígeno San José que nos dio una buena mano en el recorrido. El San José es más angosto, con monte en sus riberas que lo hace mucho más atractivo. Pero los cálculos nos habían fallado: en vez de 20 km eran apenas 10 o 12, así que cuando quisimos acordar ya habíamos llegado.
Como parte integrante de la organización debo reconocer que esta jornada no fue óptima aunque podía haberlo sido. Hubo un desencuentro con las personas que llevaron por tierra su equipo y su locomoción previamente a Paso Valdés. No fueron esperadas por los camiones que debían regresarlos a Buschental y cuando nos dimos cuenta ya habíamos perdido mucho tiempo esperando de modo que se decidió partir sin estas personas dejando un gomón que las remolcara hasta alcanzarnos. Pero no nos alcanzaron sino que llegaron 30 minutos después que nosotros. Un malentendido con el reparto de los almuerzos originó que algunos compañeros quedaran haciendo dieta involuntaria y la sensación de llegar a la "Nada", ya que Paso Valdés no tiene ninguna instalación como para hacer un cierre adecuado de la actividad (además, llegamos en tres tandas). Todo esto hizo que nos fuéramos un poco decepcionados. Algo había fallado. Quizá ha sido el haber jugado "de visitantes" lo que no nos permitió un mayor manejo de las situaciones a resolver.
Somos conscientes que no todos los amigos quedaron satisfechos. Nos gustaría que nos escribieran.
Lo que sí nos queda es la certeza de que si nos lo proponemos, podemos, y los inconvenientes y errores nos servirán para aprender y tratar de no volver a cometerlos en el futuro.
Nuestro agradecimiento a la Intendencia Municipal de San José, al Sr Faggiani, a la Secretaría de Turismo, a los camioneros que nos hicieron el traslado y nos perdonaron alguna "bromita". A Héctor Gorga, a Paco y Paquito que desde sus lanchas nos apoyaron.
A la Prefectura. Al Sr Drapper y Sra. que nos recibieron en su establecimiento y a todo su equipo, desde el encargado, los cocineros y parrilleros, al carnicero Don Chichito. A Fernando y Teresa, funcionarios del Club ACAL que nos acompañaron y metieron "pa'delante". A la Shell por los gorritos, a todo el apoyo terrestre, y a todos los compañeros y amigos que trabajaron para que esto fuera posible. A los amigos que confiaron en nosotros participando en esta aventura. Muchas gracias y hasta pronto.
Club ACAL
Relato: Elizabeth Gutiérrez
Fotos: RUN 28
Club Nautico ACAL - Río San José - Abr 1998
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