Río Rosario - Set/2019 (Paso de la Tranquera - Club Nautico Concordia)



Bitácora:


Curso: Río Rosario
Recorrido: Paso de la Tranquera - Club Nautico Concordia
Distancia: 18 km
Estado del Cauce: Un poco crecido (correderas, sarandíes, represa)
Clima: Soleado y Fresco
Días: 2
Lugares / acampar: Camping Club Nautico Concordia
Año: 2019
Fecha: 21/09/2019 al 22/09/2019
Departamento: Colonia
Recorrido en Google Earth repdltcnc19.kmz
Fotos:  


RÍO ROSARIO (da sorpresas…)


Foto de portada del relato

GRUPO DE CANOTAJE Y SENDERISMO DEL ACAL
RÍO ROSARIO - 21 y 22 de Setiembre de 2019

S O R P R E S A S
La vida nos da sorpresas y dónde mejor que en una salida con la tribu para encontrarse con la vida.
El Río Rosario aparecía dentro de los fáciles en el Calendario del 2019, salimos un sábado temprano y llegamos al Club Náutico Concordia donde acampamos antes de iniciar el recorrido, próximo a la localidad de La Paz. El camión nos llevó con el equipaje liviano unos kms aguas arriba para remar hacia el club que se encuentra a unos 16 kms de la desembocadura, con su reparo natural de embarcaciones, Bocas del Rosario, conocida por muchos navegantes del ACAL que han incursionado a vela por el Río de la Plata hacia el W, se comentaba que podríamos llegar hasta allí quizá el domingo.
Aprontando las canoas para entrar al río se escuchaban algunos comentarios de integrantes que tienen sobrada experiencia diciendo “corre y corre” así que se podía empezar a sentir la adrenalina movilizando las expectativas de una desafiante remada.

Remo sorpresa
Y empezó la travesía, viendo el sol entrar por el ramerío que cruzábamos cargándonos de decenas de arañas y otros bichos que se nos pegaban al pasar, atentos a obstáculos y vueltas del río que con la correntada son riesgo de volcada y entonces empiezan a generarse todas esas situaciones que construyen los cuentos de fogón, algunos pasan a ser relatos que el grupo no se aburrirá jamás de recordar y a veces hasta quedan por escrito; pero antes del relato, el desafío de vivirlo llegado el momento, el pensar y accionar es de cada uno y su compañero de canoa, de quienes reman en canoas cercanas también y del grupo todo durante o después porque así ha de ser, se hace lo que se puede, se discute, se intenta, cuidando no lastimarse ni lastimar al otro, se dicen muchas cosas, se maldicen tantas otras, surge el enojo, el aliento, la risa, se cargan resentimientos, se descargan también y así se afrontan desafíos que se querrán volver a vivir con el mismo compañero de remada ó nunca se querrá volver a remar con alguien, pero siempre se querrá volver a salir con grupo de Canotaje del ACAL y allí es dónde está la fortaleza de esta tribu.

Voy a compartir algunas anécdotas de este recorrido que decían que era fácil y alentó a algunos integrantes que prefieren las remadas en aguas calmas a las de mayores riesgos de volcadura.
Al poco tramo de salir escucho a Francisco que gritaba “agárrate del tronco” y Claudia su pareja gritaban “que tronco si no hay ningún tronco” estos gritos se repetían, palabras más, palabras menos, en un tono que delataba bastante enojo, entonces alcancé a verlos, se movían rápido y no había ningún tronco, se veían muchos juncos y los pasamos porque sí que corría el Rosario ¡! y había que ocuparse de la propia canoa, pero pensé “arriba Claudia, no te calles que no hay troncos”, esta situación generó bromas de fogón pero también toda una conversación durante el desayuno de varios integrantes con Claudia sobre sus emociones pues había ido a la travesía pensando en un lindo paseo con su pareja y el grupo, pero encontró situaciones difíciles en el agua, donde no se siente segura, al final el Rosario no estaba fácil cómo habían dicho ! y es así, cada travesía es una historia nueva aunque el río sea el mismo.

Me tocó remar con Daniel que aunque no tiene tantos años menos que yo se siente un pibe y entonces mi rol pasa a ser el de la veterana naturalmente torpe, lo cual tiene sus ventajas y desventajas porque resolvía varias veces solo las dificultades pero hay que seguir sus instrucciones, incluso cuando llegamos a un tronco no muy grueso atravesando el río y dice en medio del cauce “bajá de la canoa y parate ahí” uno intenta colaborar con su intención pero aunque parecía fácil, hacer equilibrio en un tronco no es algo que suelo hacer seguido digamos y se me ocurrían otras cosas pero anda a contradecir al pibe que te tocó de timonel y que además sabes que hace las cosas bien, tan bien que arremetimos y tomamos la delantera, a pesar de que me parecía que debíamos esperar al resto para ayudar si era necesario pero Daniel dijo que no estaba bueno quedarse cerca de dónde se generaban las dificultades porque al final se complicaba más la pasada.

Hicimos una primer parada para recorrer las ruinas del Molino Quemado, construido en 1875 que funcionaba a fuerza hidráulica y a sólo 5 años de su construcción se quemó en medio de historias sombrías sobre el incendio, presuntamente intencionado, pues habían lugareños molestos porque cobraban un peaje para pasar por allí, el posible femicidio de la esposa del dueño que apareció ahogada al otro día del incendio, generado por un presunto amorío con el capataz que se suicidó unos días después, en fin lo recorrimos y nos sacamos fotos en medio de todo ese misticismo que generan las ruinas y seguimos remando por el cauce acelerado del Río Rosario no sin encontrarnos con alguna corredera y obstáculos que dejaron a parte de las canoas alejadas.

La siguiente parada estaba planificada en otro molino, llegamos a una zona de cauce más ancho y calmo, llena de camalotes en las márgenes, me encanta remar en lo que el grupo llama “lagunones” pero al poquito rato se escuchó el estruendo del agua cuando cae en una represa y de eso se trataba, estábamos en el embalse de la presa del Viejo Molino Bonjur, el timonel quería acercarse a la represa pero en esta situación no fui complaciente, empecé a gritar “a los camalotes, a los camalotes ¡!!” y remar con toda mi fuerza imaginando esas escenas de películas en cataratas impresionantes que arrastran a embarcaciones sin piedad, en fin que sería de la vida si no le ponemos algo de emoción, por suerte habían camalotes para que mi pedido fuera bien reconocido, jaja.
Allí se dio el paréntesis incómodo del recorrido porque al rato llegaron las otras canoas y Malaquías se acercó muy enojado reclamando que no habíamos esperado al resto del grupo y se necesitaba ayuda, tenía razón, así que sin más había que escucharlo y sentirse mal, en fin no es fácil conciliar distintas opiniones.

Se tuvieron que acarrear las canoas un tramo para pasar la represa y continuar remando ya en un tramo sinuoso con barrancos intentando no llegar sin luz y sintiendo el frío intenso de la noche cercana, pasamos el Pte. Negro en la localidad de la Paz y llegamos al Club Náutico Concordia.

Cena sorpresa
Esa noche vino al campamento Leo con su familia, trajo pasta y un tuco casero exquisito, la segunda sorpresa de la salida (la primera fue el grado de dificultad del Río Rosario) guitarreada y alguna bebida espirituosa acompañaron el fogón.

El domingo, nos levantamos sin apuro, algunos fueron a ver como estaba para remar un rato y otros nos fuimos de caminata a la localidad de La Paz también conocida como Colonia Piamontesa, fundada en 1858 por inmigrantes que se dedicaron a la agricultura, donde se encuentra entre otras construcciones de la época, la primer iglesia Evangélica Valdense de América y el Puente Negro inaugurado en 1902 que fue una obra destacada realizada para que no se cortara la vía de comunicación de Colonia con Montevideo pues las lluvias de invierno y la marea del Río de la Plata generaba inundaciones que llegaban hasta el actual puente del Rosario y Ruta 1.
El Puente Negro más allá de los estragos del tiempo conserva su imponente presencia tiene 137 m de largo y 50 de ellos son de hierro, parte de la madera de quebracho colorado se puede apreciar y sus terraplenes de granito con una alcantarilla están integrados a la vegetación del entorno, otra de las tantas bellezas históricas de nuestro país, la localidad de La Paz y los alrededores.

Cumple sorpresa
Cuando regresamos al campamento nos dijeron que Gerardo había llegado y estaba todo listo para el almuerzo en el parrillero del club, se había planificado que él se sumaba ese día para festejar su cumple, así que entre preguntas de si llevábamos las sillas de playa y si había que juntar leña nos fuimos arrimando para encontrarnos con la tercer sorpresa de esta travesía, el salón principal del club Náutico Concordia lucía un despliegue de fiesta, había ya un gran grupo de personas y mozos, era la fiesta de los 50 años de Gerardo y nos estaba integrando al festejo con su familia, nos sentimos muy conmovidos por este gesto, para la mayoría imprevisto; disfrutamos de una reunión sensacional y pudimos hacerle un regalo entre tantos regalos que hace Gerardo - el Acua -, de su tiempo y dedicación para generar la oportunidad de la existencia y pertenencia al grupo de ACAL Canotaje.

Relato: Carmen Delfino
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL







Río Rosario - Canotaje Travesía - Set 2019

Si no visualiza este video correctamente, haga clic aquí: www.youtube.com