Río Queguay - Ene/1999 (Paso Molles - Calzada Andres Perez - …)



Bitácora:


Curso: Río Queguay
Recorrido: Paso Molles - Calzada Andres Perez - …
Distancia: -
Estado del Cauce: -
Clima: -
Días: 2
Lugares / acampar: Bueno
Año: 1999
Fecha: xx/01/1999 al xx/01/1999
Departamento: Paysandú
Recorrido en Google Earth 1999-12va-CQC.KMZ
Fotos: -


Rápidos correderas y aventuras en el río Queguay


Foto de portada del relato

Basta con leer la invitación que nos hicieron llegar nuestros amigos del "CLUB QUEGUAY CANOAS" (GUICHÓN-PAYSANDÚ), y como amantes de la naturaleza y la aventura que somos, no podíamos estar ausentes. Como decía la misma era una travesía que prometía ser muy "movida", ésta se llevaría a cabo en el Río Queguay, río éste donde abundan los "rápidos y las correderas", además de las lagunas y un hermoso monte criollo, inexplorado en muchas partes.

Y como si todos estos motivos no fueran tentadores, era la primera vez en su 12' edición que esta travesía se realizaría en forma TURÍSTICA Y COMPETITIVA, y por supuesto nuestro "CLUB ACAL" no podía estar ausente. (Siempre se realizó en forma solo competitiva).

Así que no vacilamos y con un gran entusiasmo y un desafío muy personal (que en otros artículos les contaré) partimos una delegación ACALENSE que contó con 7 canoas y 2 kayaks.

Tras varias horas de viaje donde el tema fundamental fueron "las fases de la luna", llegamos a la ciudad de Guichón a unos 380 Km. de la capital, sobre las 7 de la mañana, donde nos estaba aguardando nuestro amigo Dany Silveira que formaba parte de la organización y tras recorrer otros 30 Km. por tierra ya estábamos prontos para la aventura.

Partimos al promediar la mañana desde el Paso Molle, río abajo un total de 30 embarcaciones encabezada por nuestro amigo Santos, viejo canoero guichonense y guía de la travesía.

A medida que empezaba la aventura, comenzamos a descubrir lo hermoso de este río, y con broma y broma, entre las demás embarcaciones, donde el destaque mayor se lo llevó nuestro amigo y compañero Pablo Monzón, ya que fue la atracción de la travesía por sus cualidades y anécdotas, ya estábamos con una enorme barranca a nuestro alrededor y un hermoso "rápido" a nuestro frente que por supuesto y sin dudarlo le entramos con todo, no terminábamos de salir de éste cuando se venía una corredera, para desembocar en otro enorme rápido de esos que quienes disfrutamos de esta actividad siempre queremos pasar y entrarle con todo aunque cueste un revolcón.

Como si con los rápidos no nos bastara, éstos desembocaban en largas "correderas" donde la diversión no cesaba ya que éstas estaban llenas de piedras a unos 3 o 4 cm. de la superficie, lo que obligaba al proel constantemente a guiar al timonel y tanto las correderas como las lagunas parecían "campos minados" y hermano, como dolía! cuando las piedras golpeaban el casco de la canoa (por cierto que me comí unas cuantas).

Al pasar uno de los innumerables rápidos llegaría lo que fue sin dudas el momento más emocionante. A unos 3 metros de altura entre las ramas de un Sarandí había restos de una canoa totalmente destruida, que como para demostrarme todo su poder el río puso frente a mí ya que quien escribe increíblemente fue el último que abordó en ella una mañana de Abril con un río en creciente.

Como si toda aventura no fuera suficiente, bastaba con que el sol sé reflejara en el agua, para que se observara rodeándonos la magia de nuestra madre naturaleza cuando varias veces nadaban a nuestro alrededor como saludándonos cardúmenes de sábalos, bogas y hasta alguna tararira en un agua tan cristalina que si caía una moneda ésta se vería en el fondo, y pensar que no tuvimos que tomar un avión para apreciar este paraíso.

Después de internarnos en una gran laguna, de esas interminables, pero que siempre se hacen llevaderas entre broma y broma con las demás embarcaciones, especialmente con la embarcación "ROSINHA' teníamos un duelo aparte ya que su timonel, mi amigo Gabriel (LA REINA), remaría conmigo pero cambios de último momento hizo que no lo hiciera, de repente la enorme laguna se cerró y se sintió un gran estruendo que vino de todas partes y cuando quisimos acordar ya estábamos dentro de un inmenso rápido, prácticamente una cascada que desembocaba en un remanso donde nos esperaba una calzada de piedra y un gran aplauso que emergía de todas partes.

Habíamos llegado a la calzada "ANDRÉS PÉREZ" punto final a la 1ra. etapa.

Después de pasar una noche de mates, asado con cuero, guitarras, payadas y por supuesto algún "líquido elemento" que otro, dijera mi amigo Monzón, la pregunta era si lo que pasó había sido tan bueno que tendría suficiente para lo que se viene.

Y dicho y hecho la segunda etapa ya desde el pique como para ir calentando motores se partió desde un rápido.

Quizás esta etapa fue con menos rápidos pero, hermano que los que habían y valían porque más que rápidos eran cascadas donde había que entrarle con todo y donde la adrenalina subía y subía, claro que no faltó ni el revolcón ni la típica reparación al momento cinta pato en mano y dale que va.

Como todo en la vida termina, la aventura del Queguay, llegó a su fin, pero por cierto que todos los que concurrimos a la 12ava. travesía Q.C.G. llegamos totalmente reconfortados y por supuesto felicitando a la organización y deseando que el año que viene se repita nuevamente.

Relato: Marcelo Latchinián

Fotos: RUN 36