Río Cebollatí - Oct/2021 (Isla del Padre)



Bitácora:


Curso: Río Cebollatí
Recorrido: Isla del Padre y alrededores
Distancia: 30 km
Estado del Cauce: Crecido
Clima: Caluroso
Días: 4
Lugares / acampar: Malos
Año: 2021
Fecha: 30/10/2021 al 2/11/2021
Departamento: Treinta y Tres - Rocha
Recorrido en Google Earth rcip21.kmz
Fotos:  


Travesía a la desembocadura del Río Cebollatí


Foto de portada del relato

30 de Octubre al 2 de Noviembre 2021

Cuando la Ley de Murphy se invirtió

Es bien sabido que el periodo de navegación es una minúscula parte de la travesía, ya que se requiere un tiempo para pensarla, un tiempo para conseguir los compañeros de viaje, un tiempo para prepararla, etc, etc. Por eso hoy me tomo un tiempo para escribirla, y así revivo esa experiencia maravillosa por las islas de la desembocadura del Cebollatí en la Laguna Merín.

Empezamos mal pero transformamos la Ley de Murphy, ya que todo lo mal fue mejor. La idea surgió durante un encuentro en casa de Philip en Maldonado donde me encontré con su hermosa lancha de aluminio. Aunque el hombre no era muy versado en la lengua de Juana de Ibarbourou tuvo claro cuál era mi propuesta. Ahora faltaba todo lo demás, menuda tarea nos quedaba.

Inmediatamente surgió la proscripción de algunos Anti Motor que decían que esto no puede ser, rompe las tradiciones de Acal. Pero bueno, les confieso que yo ya tenía en mente esta travesía desde hace años. Aun en lecho de muerte mi padre, amante de la navegación, me hablaba del sueño de una travesía en Lancha entrando en la Laguna Merín.

Por eso a los primeros que convoque fueron a Luis, aquel que una vez nombramos Rey y a Ignacio que habían sido participes del proyecto original.

Viendo qué la cosa venía firme, Aqua armó un grupo de WhatsApp y lo Llamó Acal Motor esperando entusiasmar algunos socios de Acal y colaborar con nuestro plan.

Inmediatamente se agrandó el grupo y discusión va, discusión viene, pasamos meses de mareo. Pero, desde el primer instante el Dr. Daniel Introini dijo vamos y vamos!! Y con ese juvenil e ingenuo entusiasmo transformó nuestras permanentes dudas en ánimo. También se anotó mi amigo Daniel Fabre con quien siempre tuvimos bajo la manga ir a navegar en su velero, en caso que esta no saliera.

Como sucede habitualmente, varios con entusiasmo fugaz se fueron dando de baja y hasta El Gringo Philip se complicó, por lo que fuimos quedando con poca tripulación y sin la embarcación. El abuelo Filippini tampoco pudo ir aunque desde un principio ofreció su trailer y equipos si los necesitábamos.

El Rey confirmó, sabiendo que una vez que estaba en el calendario pasaba a ser su prioridad (por algo es Rey). Se intentaron modificar las fechas, pero sabíamos que no se podían cambiar. Ignacio armó un grupo con compañeros de trabajo que lo iban a acompañar y que contaban con embarcaciones.

Pensé usar mis canoas con motor y estabilizadores con las que ya he hecho varias travesías y lo mismo tenía Introini pero sabíamos que no eran las embarcaciones apropiadas para este periplo.

De repente en un viaje a Lazcano me encontré con Pablo Díaz y le comenté de mis desgracias, necesito embarcación. Él me comentó que se había comprado una lancha pero ni la había navegado, se me prendió la luz y le dije Vamos Pablo! A Pablo lo conozco como hombre de campo, muy solidario y vaquiano pero no con mucho cariño por el río. Al final me dijo si necesitas la lancha te la presto!! Paaa, increíble!! Me mando una foto y parecía media chica, pero le dije Acepto!!!

El problema surgió que no había regularizado los papeles y para este tipo de travesías se requiere Permiso de Prefectura. Estamos regalados pensé, pero contábamos con la canoa de Introini y el canobote de Ignacio que estaban en regla.

Además teníamos el asesoramiento de Américo, un familiar de mi señora que vive en Pueblo Cebollatí y habíamos entablado amistad. Américo es chacrero de arroz y conoce al dedillo la zona y canales que desembocan al río.

Decidimos ir, el Dr., Daniel y yo, saliendo el sábado tempranito. El Rey e Ignacio iban más tarde con su grupo directo a La Charqueada donde pasarían la noche.

Para qué decirte, me encargué de las compras el día anterior pensando abastecer a todos. También recibimos un cordero recién faenado, regalo de mi suegra, que levantamos de Lazcano. Abundancia de comida es poco!

Quedo toda la carga pronta en el tráiler del Filippi y acordamos engancharlo a la Ecosport de Introini, el único auto con enganche. La idea era llevar canoa y canobote por las dudas que la lancha no estuviera en condiciones.

 

Sábado

A las 5 AM llegaron a casa Introini y Daniel, el punto de partida. Y, como venía la cosa, pasó lo que tenía que pasar. Fuimos a enganchar el tráiler y vimos que le faltaba la conexión eléctrica al auto. El Dr. no había revisado este asunto, tenía enganche pero nunca lo había usado!!

Qué hacemos ahora?? Si intentábamos poner conexión se nos iba a ir toda la mañana! Entonces seguimos adelante, ya estábamos jugados. Distribuimos la carga entre la Ecosport y mi auto y así salimos a la aventura. Ahora dependíamos totalmente de Pablo y Américo.

Aquí empieza la parte buena y les voy a relatar cómo nos acompañó la suerte, pero NO RECOMENDAMOS que nadie repita lo que hicimos porque no siempre Dios es tan benévolo.

Llegamos a Pueblo Cebollatí junto con Pablo que traía la embarcación en un tráiler con su Toyota. 4*4. Pablo se encargó de todo, ya venía con combustible de la lancha y también reforzó el Etílico escaso del Dr. Luego, dejamos los autos en casa de Américo quien nos guio al punto de salida por un ramal del río.

Pablo metió la lancha con toda la carga en el Canal como haciendo una demostración de las capacidades de la 4*4. En un momento llegué a preocuparme que la camioneta se nos iba pero seguro que Pablo tenía todo bajo control.

Después, había que prender el motor de 25 HP que por el poco uso parecía que nos iba a dar dificultades. Igual fuimos precavidos de traer el Yamaha 2.2 del Dr., pero por suerte solo sirvió de Ornamenta para decorar la embarcación. Cuando todo estuvo listo arrancamos y Daniel, más entendido que yo en motores le agarro la mano enseguida. Salimos volanteando entre los dos y haciendo zig zag para luego retomar la marcha a la aventura. Nos despedimos de los amigos que dejábamos, agradecidos por su solidaridad.

Sobre la lancha diré que superó todas nuestras expectativas. La Capinchera camuflayada navegaba espléndidamente, soportó el exceso de carga y más aún contaba con un GPS y Ecosondas que nos sirvió de entretenimiento y guía.

Estábamos como perros con dos colas, hasta el Dr. parecía nene chico con chiche nuevo, como había poco lugar fue metido en una Olla. Daniel, con sus dotes de marino le sacaba el jugo al GPS para dibujar el recorrido, analizar profundidades, presencia de cardúmenes, etc. que junto a la aplicación de Mapeo de su celular nos daba las coordenadas, rumbo y todo lo necesario para disfrutar esta aventura.

Después de navegar un rato por el canal nos dimos de frente a la Isla del Padre donde encontramos un buen campamento con leña cortada incluida y ahí nos quedamos y preparamos la primera parte del cordero. El viento arreciaba fuerte desde la Laguna. Sobre ese lado no había protección del monte y pusimos una lona vertical a modo de barrera y allí descansamos espléndidamente. Acordamos esperar ahí los que vendrían al día siguiente.

 

Domingo

Tempranito nos despertamos con abundante trinar de pájaros. El Dr. prefirió quedarse en el campamento mientras salimos con Daniel a explorar en la lancha. Apuntamos hacia la Laguna en la parte más ancha del río. Las olas fueron creciendo y preferimos no arriesgar y dimos vuelta. Era un hermoso día Dominical, el sol estaba fuerte y había que llevar el protector solar, la lancha navegaba fantásticamente y teníamos suficiente combustible para recorrer cuanto quisiéramos. Qué más podíamos pedir??

Nos comunicamos con el otro grupo, estaban demorados, los motores habían tenido dificultades en arrancar. Había buena recepción de celulares en toda esa parte del río por lo que decidimos levantar campamento para seguir explorando esta Isla de más de 800 hectáreas.

En un claro de la isla desembarcamos para almorzar. Prendimos fuegos y calentamos el cordero para seguir churrasqueando. Habían varios caballos y muy mansos que se abalanzaron sobre nosotros para sacarnos los salvavidas como queriendo jugar.

En eso sentimos el ruido de un motor que luego se transformó en un gran yate, como los más prominentes de Punta del Este que se movió por el río sospechosamente. Luego nos dimos cuenta que era el Guarda parqués de la Isla ya que nos vino a recibir amablemente y nos invitó a su casa.

Grande fue nuestra impresión de este hombre y todo su entorno. Vivía como un magnate en el Amazonas con su esposa e hija. Indescriptible la belleza de aquel lugar y de comodidades no les faltaba ninguna. Su cargo era “Guarda parqués Honorario” y no podíamos discutir su autoridad en esta Isla Perteneciente a la Intendencia de Rocha. Claro, que todo lo que vivimos ahí nos dio tema de conversación por el resto de la travesía.

El otro grupo seguía con problemas y nos enteramos que se quedaron a acampar por un arenal cercano a La Charqueada. Por ello, seguimos nuestro camino y acampamos en un espléndido mirador sobre la margen de Treinta y Tres en la intersección entre Isla del Padre e Isla El Parado. Pareció un pesquero fenomenal, pero la pesca no es lo nuestro y menos con la enorme cantidad de comida que teníamos.

 

Lunes

Con Daniel queríamos seguir explorando, pero el Dr, ya entrado en años prefería la tranquilidad del campamento. Decidimos dejarlo otra vez de guardia, manteniendo el fuego y preparando la verdura para el guiso. Salimos río arriba hasta llegar donde nos habían indicado que estaba el otro grupo. Al remontar se veía el monte alto por la abundancia de fresnos, árbol introducido que se expandió por la zona cambiando el paisaje de monte natural achaparrado.

El río es ancho y hermoso con varios campamentos a ambos márgenes. Nosotros seguimos nuestro rumbo hasta el arenal y ahí nos encontramos con nuestros amigos que estaban descansando un poco frustrados por los problemas que les habían dado los motores. Después de una charla para ponernos al día volvimos con el Dr. para continuar con nuestra agenda de travesía. Hicimos algo mal desde el principio debimos salir y volver todos juntos como es tradición en Acal pero ahora la cosa no tenía arreglo, estábamos en dos grupos.

Al regresar cargamos leña para la comida y Daniel se cocinó un Guisolfo que estaba de chuparse los dedos. Es destacable la labor del ayudante de cocina, el Dr. que trabajó duramente para mantener el fuego y preparar las verduras.

 

Día de los Muertos

Para el martes ya estábamos satisfechos, todo nos había salido bien y hasta pudimos descansar. Daniel sacaba a relucir sus chiches de campamento comprados por internet. Uno de esos fue una hamaca, que intentó usarla para dormir de noche y no armar la carpa. La conversación siguió siendo el magnate Guarda parqués que a la semana salió en las noticias como en litigio con la Intendencia de Rocha.

Remontamos por el lado norte de la Isla para terminar de circunvalarla y remontamos el canal hasta el punto de Encuentro.

El tráiler estaba en el mismo lugar y aprovechamos para almorzar y acomodar las cosas mientras esperábamos a Américo que venía a levantar el tráiler con el tractor y a María Angélica, su mujer, que venía con mi auto a llevarnos a nosotros.

Todo salió redondo! Y hasta nos dio para pasear por la costa de la Laguna Merín entre las chacras de arroz y conocer ese balneario. Y como si esto fuera poco, cuando retomamos el regreso luego de días de clima espléndido se disparó el temporal. Jaja, que llueva que llueva, la vieja está en la cueva….

Cuando todo parecía ir mal salió excelente!!!

Relato: Sergio Carballo
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL