Río Arapey - Abr/2022 (R4 - Termas)



Bitácora:


Curso: Río Arapey
Recorrido: Paso de la Lagua (R4) - Termas del Arapey
Distancia: 69 km
Estado del Cauce: Bajo
Clima: Soleado y fresco
Días: 4
Lugares / acampar: Buenos (no abundan)
Año: 2022
Fecha: 9/04/2022 al 12/04/2022
Departamento: Salto
Recorrido en Google Earth rar4ta22.kmz
Fotos: www.photos.app.goo.gl


Tocó recorrer el río Arapey Grande.


Foto de portada del relato

Este río corre por el departamento de Salto, entre la cuchilla de Daymán y la de los Arapeyes, desembocando en el río Uruguay. Tiene una cuenca de unos 11.000 km2, una longitud de 240 km, y un interesante gradiente de unos 200 mts. Discurre por plena cuenca basáltica, y por ello es bien encajonado, con rápidos, correderas y lagunones, y mucho monte nativo, en zonas casi vírgenes.
Otro de sus atractivos es la pesca deportiva, ya que abundan los dorados y las tarariras.

Hay varias hipótesis sobre el origen del nombre del río, todas guaraníes; a) Arape i, tomado del nombre de un cacique Arapé, “agua que baña los dominio del cacique Arapé”; b) o del Arape, que es el nombre de un árbol espinoso, “rio de los Arapés”, y c) la que más me gustó, “rio en que navegan muchas canoas”.

Hubo un pelotón de “aguerridos” que salió en el camión desde el Acal, mientras que otros, más “burgueses”, optamos por ir en bus, y encontrarnos cerca de Salto.

1er día.
La salida fue el puente en la Ruta 4, (a unos 570 kmts del Acal). Con rumbo hacia a las termas, en una ambiciosa navegación de unos 70 kmts en unos 4 días; los 200 mts de declive prometían aventuras….

Los 16 participantes quedamos organizados por canoas; Chino y Fiorella, Pablo y Doni, Selva y Fernando, Abe y Daniel, José y Laura, Pucho y Raúl, Gabriela y Marcelo, Manuela y su padre Juan. Los referentes más aguerridos del grupo nos hicieron la pera, pero Daniel y Selva tomaron las riendas, mientras que el Aqua monitoreaba todo vía teléfono, incluso hasta el cumplimiento de los horarios…

Una vez completa la comparsa, al rato llegamos al puente sobre la Ruta 4 pasando el pueblo de Biassini. Muy lindo el puente pero vimos que llegar a la costa no iba a ser moco ‘e pavo. Teníamos que recorrer unos 200 mts, por terreno sucio con una cañada incluida, con las ocho canoas, y todos los petates. Con paciencia y buena onda se armó un pasa manos y allá fueron las 8 canoas, 30 remos, 24 bidones de agua 50 tarrinas, bolsos y cosas variadas. Cuando estábamos en la mitad de la farra, cayó la Policía: La verdad luego de algunas preguntas de rigor, estuvieron simpáticos, y nos dijeron que un poco más adelante hubiera sido más fácil de llegar al rio, pero bueno, se les dio las gracias y continuamos con la pesada tarea, que nos llevó como 2 horas.

Llegamos al agua, ¡es increíble lo que carga una canoa! allá arrancamos con Daniel en su hermosa nave naranja.
Al principio nos tocó un buen lagunón, donde las márgenes erosionadas nos mostraban el enorme poder del agua y el río, y nuestro arrojo y atrevimiento al decidir navegarlo.
Al rato algún estrechamiento y las consabidas correderas, vinieron a darle un poco de color a la cosa y pasábamos velozmente rocas, sarandisales, agua borboteando, mientras nuestra adrenalina se incrementaba… ¡vamos carajo!
Es interesante señalar que el paisaje era de márgenes altas, con monte criollo, terraplenes muy erosionados de tierra negra, o de arcillas o greda, y en los bajíos, pedregales algunos enormes, casi sin arena, a diferencia de los ríos de más al sur.

Salió un primer descanso y almuerzo. Qué bueno es sentirse lejos de lo urbano, de las multitudes, solos en el medio del río disfrutando a full del paseo.
Seguimos remando, alternando las lagunas con alguna corredera; luego se puso gris y fresco. Era el momento de buscar un buen lugar de campamento, tarea difícil con esas márgenes tan escarpadas. Salió un lugar lindazo, alto, sombreado, y con abundante leña. De noche, hicimos un buen asado, jugamos al truco, y tomamos vino, y nos acostamos cansados pero con los ojos aún llenos de río y de naturaleza virgen.

2do día.
Al otro día siguió la cosa. Por un momento las márgenes descendieron, y pasamos varios pedregales. El río no dejaba de sorprendernos, tomamos una especia de tobogán que no terminaba nunca, que nos llevó a toda velocidad, mientras esquivábamos ramas, y estábamos atentos a las rocas, un verdadero placer.

En los lugares complicados Daniel se bajaba y guiaba al resto de los canoeros, y yo ¡aprovechaba para sacar fotos! El agua estaba límpida, casi transparente.
En un momento al final de un lagunón, este continuaba por dos caminos, a la derecha un pedregal con poca agua y a la izq. un lindo salto, con más agua. Tomamos hacia el salto ¡con decisión! En pocos segundos la canoa lo encaró, pero al tocar la proa el agua, está la llevó por su rumbo natural girando a la izquierda y torciéndola, ¡mandándonos a ambos al agua! Lindo chapuzón! por suerte la canoa libre de nuestro peso, se adrizó sola y no volcó, por lo que no perdimos nada y luego de revisar continuamos a las risas.

Ya de tarde hicimos un alto para reparar algunas canoas, con rajaduras, y golpes, que señalaban con claridad que el río cobraría su peaje.
El tamaño y la forma de las rocas sorprendía; a veces era una especia de labio que formó la lava, elevaciones que como enormes escollos, obligaban al río a desviarse buscando donde pasar. A veces eran grandes roquedales, de piedras rajadas con caras perfectamente lisas, con formas sorprendentes, triangulares, o casi cubicas.

En un momento pasamos a unos brasileros pescando desde tierra en un hermoso salto. El tema es que varios pasaron, pero la canoa de Pablo y Donis no…., y allá fueron navegando sus cosas; lo peor fue la pérdida de una pequeña batería, que pese a una búsqueda intensa, quedó en alguna parte del río, entre las piedras del fondo. En el ínterin los brasileros sacaron un hermoso dorado de más de medio metro.
Para compensar, debo señalar lo bueno de esta travesía, la frescura de Manuela, un lujo verla divertirse junto a su padre.

El 2do camping fue parecido al primero, difícil de encontrar, en una zona alta con pasto y bien cubierta por el monte nativo. Esa noche salió guiso, completito. Lo bueno de la noche fue la devolución a los chicos más mojados, de su provisión de vino, que algún simpático rescató de las agua y escondió hasta el momento preciso! Todo matizado por los cuentos de Fernando, del Chino y de Donis.

3er día.
Aflojaron un poco las correderas, y aparecieron varios lagunones, meta que meta remo, bajo un sol interesante. Esta vez me tocó a mí buscar el lugar de parar, y creo que estuvo lindo, cerca de la orilla, con buen piso y sombra.
Hubo un sol tímido y un aire más bien fresco, aun así, algún intrépido metió un bañito reparador.
En las altas orillas me llamó la atención ver varios árboles de pie pero con su tronco tronzado, como si una fuerza gigante les hubiera arrancado de un manotón su copa. Nunca hay que olvidar el poder del río y nuestra fragilidad.

El tercer camping se hizo desear, no encontrábamos un lindo lugar. Paramos para hacer reparaciones en un curvón donde había un sol agradable; mientras Daniel hacia su magia, el resto ayudaba o descansaba; yo disfruté buscando algunas piedritas interesantes, viendo trozos de ágatas por doquier, cuarzos brillando al sol, basaltos y granitos de todos los colores, muy bonito.

Por suerte el 3er camping estaba a la vuelta de la esquina, ya estábamos cansados, luego de una intensa jornada de remo y aventuras. Hubo un pasaje que estuvo bien movido, unas correderas largas, y en ese, que llevaron a varios chapuzones. Pero el record se lo llevó la canoa submarina de José y Laura, que aun totalmente hundida, continuó llevando navegando con sus tripulantes, hasta llegar a un descanso.

Esa noche además el fogón, se armó otro para secar algo de ropa, dado que algunos compañeros tenían todo empapado! Daniel hizo unas pizzas de campeonato, en un entorno muy lindo, en las estribaciones de una elevación.

4to día.
Al otro día de mañana, me tocaba hacer tortas fritas…… mmm la verdad, que me faltó harina y royal, y quedaron unos buñuelos duros bien dulces, que algún alma caritativa llamo afectuosamente roquitas del Arapey…

El humor del grupo era francamente excelente. Tanto disfrute, jornadas completas de desenchufe y compañerismo, había alejado muchas penas, y las risas y los cuentos fluían y fluían.
La última jornada fue de remo, pocas correderas, dado que el río se fue ampliando.
Hermosas costas de arcillas, o llenas de piedras angulosas, hasta llegar a una calzada que lo atravesaba. Pasarla era señal que faltaban pocos kmts para las termas, y el clima general era de alegría, también, como manda la tradición, ¡hubo bautizo a los más nuevos!

Luego de una gran recta, aparecieron entre las rocas signos de civilización, autos, y nuestro camión ¡Estábamos llegando!.
La vuelta fue todo otro asunto… 16 personas algunas acostadas otras sentadas, todos cansados, nos bancamos un viajecito de 600 kmts en 14 incomodas horas, hasta llegar al querido club Acal.

¡¡Que buena salida, chicos!!

Relato: Abelardo Gianola
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL







Río Arapey - Canotaje Travesía - Abr 2022

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