Arroyo de Rocha - Ene/2024



Bitácora:


Cursos: Arroyo de Rocha y Laguna de Rocha
Recorrido: Puerto de los Botes - Remontada - Descenso a la Laguna de Rocha
Distancia: 24 km
Estado del Cauce: Muy bajo
Clima: Caluroso y soleado
Días: 2
Lugares / acampar: Bueno, Camping municipal
Año: 2024/td>
Fecha: 20/01/2024 al 21/01/2024
Departamento: Rocha
Recorrido en Google Earth adryldr24.kmz
Fotos: https://photos.app.goo.gl


Laguna y Arroyo de Rocha


Foto de portada del relato

Aquella larga mesa, repleta de comensales, que nos miraban con extrañeza, sin disimular su curiosidad por no saber quiénes éramos. Donde algún osado, con cierto desconcierto, nos preguntó: "¿Ustedes son socios?" Aquella mesa era el comienzo de esta bonita aventura. Primero la pandemia, luego la sequía, luego la inundación, y muchas otras excusas, conspiraron para que no saliéramos en la travesía que tanto queríamos hacer mi amigo Charly y yo. Por lo que éramos canoeros sin experiencia y sin canoa. Pero ahí estábamos, firmes en convicción para comenzar nuestra primera travesía.


¿Camión o auto? ¡Camión! Si íbamos a vivir la experiencia, que sea con papas fritas. Partíamos hacia la laguna de Rocha, Puerto de los Botes; la verdad, no sabía dónde quedaba y poco me importaba. Nuestra primera recomendación para los primerizos en este deporte de riesgo es llevar abrigo y utilizar el sobre de dormir como almohada, pero nunca jamás dejar de vivir la experiencia del camión. Con sus ruidos, sus zarandeos y su oscuridad (y agradecido de que no llovió).


Llegada
Llegamos por la mañana a un camping de ensueño, donde simplemente se montaron las carpas y se dejó todo listo para el regreso.


La primer remada.
Charly es un buen compañero de trabajo, pero no lo saques del cómodo contexto de un teclado. Se excusaba por ir delante, argumentando cuestiones de peso y estabilidad, que luego descubrí que no eran ciertas. Ni es más flaco ni logra mayor estabilidad. Pero eso sí, Charly demuestra mayor destreza con el palo de la selfies que con el remo. Partimos el primer día río arriba, procurando llegar a un puente (ruta 9) que nunca encontramos. El sendero (curso de agua) se hacía cada vez más estrecho, y las ramas nos rodeaban hasta no dejarnos pasar. Paramos con el grupo a tomar aire en medio del campo. Para luego de unas horas retornar al campamento.


Recomendación: no ir si estás a dieta.
No te dejes engañar, kilómetros remando no compensan lo que estos carnívoros degluten por la noche. Nadie puede resistir la tentación mañanera de comerse un pastelito de dulce de leche o membrillo recién frito. Al punto de que Ruske, con cara de pocos amigos, te espeta un "es uno por persona" cuando ya vas por el tercero y tienes el cuarto relojeado. Es más, recomendamos practicar ayuno previo para ponerse a tiro con el volumen ingerido por estas bestias de río.


El asado es cosa de profesionales.
Prender el fuego y hacer el asado no son lo mismo. Quien prende esmeradamente el fuego puede encontrarse con un "correte, pibe" a la hora de poner la carne, donde el verdadero chef oriental toma la posta y demuestra que el trabajo en equipo se impone. Ver esa parrilla llena de diferentes carnes, a dos fogones, simplemente mágico. La ronda, las charlas y hasta algún vino por ahí, marcan sin duda los momentos más disfrutables de la travesía.


La noche.
La oscuridad da rienda suelta a los monstruos que más de uno tiene dentro, los cuales expresan sus rugidos en decibeles que pueden quebrar algún vidrio.
Inclusive, si uno se dedica a escuchar este concierto apocalíptico, podrá notar cómo algunos rugidos se sincronizan con las vacas del otro lado del río, las cuales mugen desconcertadas ante el desconocimiento del feroz depredador que se esconde detrás de esos ronquidos.
Recomendación para primerizos: no usar colchón de aire, salvo que encuentres placer en levantarte cada 3 horas a inflarlo.


Domingo
La segunda salida fue hacia la laguna, donde buscamos una playa que nunca encontramos, pero sumamente hermoso el paisaje y la fauna circundante. Durante el regreso recibí el cachetazo de un pez que buscaba ser pescado al caer a la canoa. Dicen que es buena suerte. Lo devolvimos al agua y seguimos de largo.
Mención aparte merece la canoa de tela que uno de los compañeros fabricó y estrenó en la travesía. Cual tortuga boca arriba se desplazaba lentamente por el agua. Pero eso sí, ¡no se hundieron a mitad de río como más de uno especulaba.
En cada remada, en cada risa alrededor del fogón, descubrimos que las verdaderas riquezas no se encuentran en destinos lejanos, sino en la compañía de buenos amigos y en la conexión con la naturaleza.

Que esta crónica inspire a muchos más a aventurarse, a salir de la zona de confort y a descubrir la magia que aguarda en cada rincón del país y en cada río que espera ser surcado.
Hasta la próxima aventura, que siempre habrá una nueva historia que contar y un horizonte por explorar.

Relato: Gabriel Bentos
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL