Cascadas de Maldonado - Jul/2022



Bitácora:


Lugar: Cascadas de Maldonado
Recorrido: Día 1: Cascada de Orce
Día 2: Cerro Tupambaé
Distancia: 22 km
Estado del Cauce: Año muy seco (muy poca agua en las cascadas y cañadas)
Clima: Frío a cálido (con la noche más helada del año) y el mes más frio delos últimos 40 años
Días: 2
Lugares / acampar: Camping Minas Viejas
Año: 2022
Fecha: 2/07/2022 al 3/07/2022
Departamento: Maldonado
Recorrido en Google Earth coept.kmz
Fotos: www.photos.app.goo.gl


RELATO CAMINATA SALTO DE ORCE Y CERRO TUPAMBAÉ


Foto de portada del relato

2-3 DE JULIO 2022 - GRUPO TRAVESÍA CLUB ACAL

Este paseo estaba previsto para el fin de semana anterior, pero se suspendió por el frío. Curiosamente nos tocaron 2 días soleados preciosos pero en la noche cayó la mayor helada en lo que va del invierno.

Nombro a los 23 que fuimos: Adriana, Leo, Claudio, Giuliano, Gerardo, María, Felipe, Federico, Daniel “El Primo”, Gaby, Horacio, Pablo, Martín, Laura y José, Carlos Agorio y Patricia, Graciela y Miguel, María del Carmen y su nieta Valentina, Daniel de los Santos y Mauro.

Fuimos en 8 autos, nos encontramos a las 8 de la mañana del sábado 2 en Pan de Azúcar, Panadería Joaco (Ruta 9 recomendable. El sábado visitamos el Salto de Orce guiados por Eduardo Batista, con quien nos unimos en la ruta 39 (1º rotonda de entrada a San Carlos, Ruta 9, a la izquierda en dirección a Aiguá) km 46 y medio, Esc.Rural Nº62 “Las Cañas”. Guiados por él salimos de la 39, tomamos a la derecha camino vecinal que sale frente a la Comisaría. La noche anterior llovió abundante, así que el ripio estaba de un ocre intenso, el campo muy verde, y el camino sin polvo. Pintoresco, zona muy poblada de casas de turistas, camino sinuoso, bajadas con badenes, repechos intensos. Pasamos una finca con pilares señoriales, seguimos a la derecha, hay muchas bifurcaciones. Pasamos por “La Soleada”. Un cartel “Aveadox”, aparece varias veces, pero hay que seguir hasta el mataburro de entrada al establecimiento Puntas de José Ignacio, nuestro destino. Una casona antigua, grande.

Cascadas de Orce
Empezamos la caminata 11y30, la mayoría abrigados de más. Sólo Eduardo y el Aqua sabrán por qué “nos pasearon” 2 horas de más, dando un rodeo hacia el sur. Por entonces, el sol calentaba y se sentía el sudor frío en la espalda por el contacto con la mochilita. El paisaje de sierra, lleno de quebradas, cerros irregulares cubiertos de monte criollo en el que de vez en cuando emerge una palma Pindó. Sin embargo nosotros caminábamos entre chilcas. A la vuelta caímos en la cuenta que había una huella doble de auto, que pasaba una portera de tablas y luego varias porteras de cimbra que llevaba directo al Salto de Orce. Es una cascada bastante alta – se siente el ruido de lejos – sin embargo ese día tenía escaso caudal ya que en la piscina que se forma abajo, la espuma da la impresión de agua estancada. Lindo lugar. Tiene abajo poco espacio para sentarse. Ahí almorzamos.

Bajo el solcito del invierno, más de uno nos echamos una siestita. Difícil subir arriba del salto. Pablo patinó pero al final consiguió subir. Particularmente los gurises descubrieron cuevas dentro de las matas de juncos y encontraron una subida más segura por adentro del monte húmedo: helechos, musgo, líquenes, calaguala, culandrillo, espina de la Cruz…Eduardo el guía, sacó muchos videos y fotos. Al final se puso un neopreno corto-corto, se metió al agua pero negativo zambullirse, hasta que apareció el legendario Aquaman que aprovechó la oportunidad para – a pesar de los años – cumplir nuevamente con su desafío. Se zambulló con un silencio estoico y no se retiró del agua helada hasta que le sacaron la foto que documentara la proeza. Salve super-héroe!!!
Vale reiterar que esta caminata no tiene mayores dificultades, salvo que los guías no fueran competentes. jeje

A la vuelta tomamos enseguida la huella doble, buscamos una segunda cascada que nunca apareció. Quedó para la próxima. En un ratito, caminando por la huella, volvimos a las casas donde habíamos dejado los autos.
Serían las 4 de la tarde, desandamos el camino vecinal hasta llegar a la 39, doblamos a la izquierda pero antes de llegar a la 9, doblamos a la derecha por el camino de la Sierra de los Caracoles. Donde nace ese camino de ripio, presenciamos un accidente de una mota en la que iba una pareja que patinó en el ripio sobre el asfalto, la moto dio contra el alcantarillado y ambos resultaron heridos. Ya estaba un patrullero, y Graciela – que es médica – se quedó asistiéndolos hasta que llegó la ambulancia. Feo momento. El atardecer era de película, todo el cielo anaranjado. Pasamos junto a una larga hilera de molinos eólicos, esos gigantes de 170 mts. En algunos repechos, el sol encandilaba peligrosamente.

Vale una mención a María del Carmen y su nieta Valentina que nos acompañó por primera vez y resultó muy guapa en la caminata. Después se fueron a Montevideo, no se quedaron en el campamento. Era de noche cuando llegamos al Camping Minas Viejas (en la rotonda donde se encuentran la 12 y la 60) Por suerte ya estaban Daniel con Mauro que habían prendido el fuego, adelanto importante para el guiso que iba a hacer Leo. Carlos y Patricia, ya se habían quedado en el Camping la noche anterior y nos contaron que los dueños van a cerrar porque no les es redituable.

Entre nosotros, un ambiente muy disfrutable, buen humor, sin “turistas”, todos colaboran. El cocinero liga mucha cachada, como debe ser. Esta vuelta yo también porque no había luz y había que lavar la verdura, me fui a trabajar al baño y los que me descubrieron fueron los niños. Muy rico el guiso, después chocolate de Carlos y al final el pelado José tuvo una actuación destacada contando chistes a los niños, podemos decir con la modestia del caso, que le hizo merecedor de algún “Otro-más- y – no – jodemos- más”, solicitada por la concurrencia juvenil – contar de nuevo el mismo chiste – generosidad que pocas veces se aprecia del público en gral.. La sobremesa no fue muy larga, porque la helada era intensa. Algunos tomamos el recaudo de poner una carreteiro sobre la carpa o la camioneta. La de la noche del sábado 2 de julio debe haber sido la mayor helada en lo que va del invierno. De mañana estaba todo blanco, pero apenas subió un poquito el sol, se fue y tuvimos un domingo hermoso con sol y cielo azul.

La levantada del campamento fue relativamente ágil, estimulada por la infaltable presión del Aqua que cada 5 minutos llevaba la cuenta regresiva del tiempo que nos quedaba. Con razón!!! Porque a las 11 quedamos en encontrarnos con los nuevos guías y los días en invierno son cortos. Además porque Fiorela le prestó al Primo, la carpa que se arma sola, pero que nadie sabía cómo volver a guardar.






Ecoparque Tupambaé
Fuimos al Ecoparque del Cerro Tupambaé, emprendimiento turístico (098390496 Paulo) Se va por la ruta 9 y se dobla a la derecha – yendo hacia Mvdeo –en el pueblo Gregorio Aznarez, bien enfrente a la iglesia. (Hay un cartel del Centro de Autosuficiencia Grupal para Jóvenes con Autismo, Saegusa Kozo). La palabra Tupambaé, de origen guaraní: “tupá” ser superior, “mbae” perteneciente a . Sería “lugar donde habita Dios”. Se habrían encontrado allí, más de 200 formaciones de piedras, supuestamente tumbas guaraníes. Nos esperaba a la entrada Paolo nuestro guía. Desde donde dejamos los autos, nos internamos en el monte por un sendero ascendente, algo exigente. Íbamos en dirección al Cerro Tupambaé, pasando por una quebrada, con un pequeño salto de agua bien pintoresco. Comparado con el paseo del día anterior, este es más exigente: más ripio que se mueve, más empinado (hay una cuerda que ayuda a trepar). Después de conocer el salto, llegamos al final del camino de acceso al predio, donde hay instalaciones bien provistas, con baños hechos de plástico reciclado, caminería de deck de madera, carpa grande con cuchetas donde se puede pasar la noche y un fogón con una enorme campana donde calentamos el guiso de la noche. Siempre el guiso está más rico al otro día, así que algunos que repitieron no pudieron llegar a la cumbre del Tupambaé. Tal vez hubiera sido mejor ir primero al cerro, almorzar y al final volver a conocer el Salto. Durante el almuerzo, como también el día anterior yendo al Salto de Orce, nos cruzamos con ciclistas haciendo senderismo.

No está demás destacar los valores del grupo ACAL-TRAVESÍA, uno de ellos es la diversidad: en particular los niños le dan al grupo una gran vitalidad, un ambiente de aventura y el despliegue de una energía interminable para saltar por las piedras, ir y venir sin pensar que pudieran cansarse. Esto balancea los dolores de rodillas que sentimos algunos veteranos.

El Cerro Tupambaé de 470 mts de altura es uno de los 5 más altos del país, junto al Cerro Catedral, Cerro Aguiar, Cerro Betete, la Sierra de las Animas. El Cerro Tupambaé forma parte de esta Sierra. Desde la cumbre se ve La Nativa, Laguna del Sauce, Cerro Pan de Azucar, Cerro de las dos hermanas, el Aguiar, el Betete, el Lagunitas, Punta del Este, etc. La vista es espectacular a lo que contribuye la vegetación rala combinada con la gran cantidad de piedras blancas. En la cumbre yacen los restos de una antena, un atractivo más para los niños. Para los adultos, son atractivas las charlas que surgen mientras se mete pata: mirando casas en la cumbre de los cerros, “algún día, me gustaría vivir en un lugar así” dice Martín.

Relato: José Barreiro
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL







Cascada de Orce - Canotaje Travesía - Jul 2022

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Cerro Tupambaé - Canotaje Travesía - Jul 2022

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