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Arroyo del Parao - Abr/2017


Bitacora:


Curso: Arroyo del Parao
Recorrido: Paso Real (R18) - Paso del Peludo (La Charqueada)
Distancia: 58 km
Estado del Cauce: Optimo (unos 40 cm, de profundidad)
Clima: Fresco a caluroso muy soleado
Días: 3
Lugares / acampar: Buenos
Año: 2017
Fecha: 29/04/2017 al 1/05/2017
Departamento: Treinta y Tres
Recorrido en Google Earth AdPVPdP.KMZ
Fotos: www.goo.gl

 

 

¡Arroyo del Parao!

 

portada

Prologo.

 

Fanático del remo es poco. Cuando ya hace muchos años descubriera el programa Google Earth cambió la manera en que conocía el Uruguay. En el ACAL no salíamos de los tradicionales ríos, en sus tramos más conocidos y hacíamos algún arroyo ya conocido por otros. Pero sobrevolando el Uruguay empecé a ver infinidad de ríos y arroyos en principio navegables y la lista empezó a crecer.

Navegamos partes de ríos con difícil acceso y supuestamente innavegables. Luego le toco a los arroyos más renombrados y con referencias específicas; nos tiramos a la aventura.

Hace como 3 años descubrí el Parao y lo planteé para hacerlo.

 

El Google como buscador no encontraba ninguna referencia, los canoeros más conocidos no habían oído hablar del él. Pero el Google Earth lo mostraba navegable por lo menos en algunas partes.

En la ciudad de Vergara hablando en la alcaldía me dieron pocas referencia de la arroyo y que no conocían a nadie que lo pudiera haber navegado.

Claro está que no todo está en la web ni en los referentes locales.

Entonces para el calendario del 2015 fue incluido el Arroyo del Parao. Sin referencias y como una travesía muy difícil.

Cuando llego la fecha indicada estábamos con una sequía muy importante y cuando llamamos a la alcaldía nos dijeron que estaba casi seco; entonces lo cambiamos por el río Negro y fue nuestra travesía loca en la que remontamos el Arroyo Cololó. Otra locura que salió bien.

 

Lo incluimos nuevamente para el año 2016 y por razones similares y además yo no iba. No es que fuera importante, pasa que cuando los más conocedores y arriesgados no van a una travesía el resto se apachucha y no quiere ir. Al final se terminó yendo al río Santa Lucía.

Entonces por insistencia en la reunión anual de destinos se volvió a poner al Parao para este 2017.

 

 

La previa.

 

Llegó la fecha, ya había pedido permiso en casa, tal escolar queriendo ir a un paseo.

Entre dientes salió la palabra sí. Este tema casi trivial involucra a casi todos los navegantes:

 

“Si va el ACUA, vamos” se escucha en las reuniones. Y los comentarios afloran:

 

“Te dejaron salir entonces” “Pa hace años que no remas” ”No estabas retirado”

 

Entonces se fueron anotando tímidamente (era lo que queríamos) y legamos a 10 navegantes; pero a la hora de cerrar la travesía éramos 6 solamente. Por un motivo u otro se fueron bajando algunos y otros ni se anotaron en la travesía que estaba marcada en ROJO en nuestro calendario.

Cuando la planificamos previamente le ponemos una escala de dificultad para que se tenga un referencia de lo que nos vamos a encontrar en el río. Y hay gente que hace caso omiso de la dificultad y luego se queja por la dificultad que tiene. En fin… para este año le pusimos colores tipo semáforo: Verde, Amarillo y Rojo, aparte de la escala de dificultad.

 

Luego de la primera reunión me mensajeo con Dora ya que es oriunda de la zona y tiene familiares en Treinta y Tres como para que averiguara si alguien tenía referencias del arroyo del Parao.

Su sobrina (Cecilia) nos pasa el teléfono de Mamut (así nomas) director de turismo de la Intendencia de Treinta y Tres al cual no podíamos llamar porque estaba en reunión o algo así (solo mensajes recibía). Al segundo mensaje me dijo que ya lo podía llamar:

Presentaciones reciprocas, el gusto por el canotaje, arroyos en común hechos y la pregunta de rigor.

 

¿Es navegable el arroyo del Parao desde Vergara hasta el paso del Peludo?

 

- Vos sabes que no, es muy cerrado, yo nunca lo intente.

- Pa que macana y usted (nunca lo llame Mamut ni le pregunte como se llamaba) no conocerá a alguien que sepa como esta. (Ya teníamos todo organizado y era una patada ahí, si no lo podíamos hacer)

 

-Te averiguo y te llamo.

No pasaron 10 minutos y llama.

- Me dicen que una canoa pasa.

- Buenísimo dije.

- ¿Y usted no me pasaría el teléfono así le consulto?

- No es un montaraz y no. (Quedo por esa).

 

Nos despedimos, quedando que le informaría luego de cómo nos había ido.

Ese mismo martes (ultimo antes de salir) nos reunimos, anotamos y comento como estaba el arroyo:

 

¡Es Navegable!

 

Ya se habían bajado algunos de la salida y otros dado el buen clima confirmaron. Resulto que éramos para esta cruzada 3 canoas una Verde, una Naranja y otra Roja, como advirtiendo la peligrosidad que viviríamos.

En la verde (Melchora): Rafael y Dora, en la Naranja (Canotaje ACAL): Aqua y Malaquias y en la Roja (FER): Carlos y Horacio.

 

Por este motivo optamos por viajar en autos y no en camión dado su alto costo en relación a los participantes, entonces fuimos en dos autos; uno (Rafa) con algo de carga y participantes y el otro (mío) con canoa al techo, tráiler con 2 canoas, carga y participantes. Ya que no llevaríamos el tráiler del club le pedimos el chinchorro a Diego que gentilmente nos lo presto con la salvedad de que no le pusiéramos carga extra al tráiler.

 

Decidimos las comidas, cantidad de agua, lugares en las canoas, cantidad de machetes y sierras y quedamos para salir el sábado a la 1:00 a.m.

 

 

La travesía.

 

A la 1:00 todos en el ACAL, fiesta de jóvenes en el salón, nosotros entre ellos pasando con remos, parrillas, tarrinas y todo lo del grupo.

Calzamos el tráiler y lo de siempre las luces no andan; probamos las del club y nada; al final salimos con las propias del chinchorro que hacían tierra por todos lados, pero prendían…

Pensando en que nos sobraba el tiempo recorrimos toda la ruta 8 a 80 km. por hora como dejando pasar el tiempo. Rafa conductor se dormía entonces cambiamos de chofer (en el peaje del Cebollatí), Malaquias que venía conmigo paso a dirigir el de Rafa, Rafa se vino a dormir al mío; Dora dormitaba, El príncipe roncaba. A las 5:50 llegamos a Treinta y Tres, parada de rigor en la ANCAP.

-¿Nos tomamos un café?

-Dale.

Estaba cerrado y abrían a las 6:00, esperamos y los 3 despiertos: Dora, Horacio y yo desayunamos.

Nuevos cambio: Horacio manejaba ahora, el resto dormitaba o algo así.

 

Legamos al Parao sobre las 8:00 de la mañana, al a altura de puente nuevo de la ruta 18. Mañana muy fría y húmeda, vichamos el cauce desde el puente, bajamos las cosas y llamamos al taxista de La charqueada como para que estuviera al alpiste.

Bajando la carga me doy cuenta que un bidón de agua llenito se había volcado dentro de la valija del auto, cuando Rafa ordeno todo para dormir.

 

Cargamos nafta y agua en Vergara, camino de tierra entre Vergara y La charqueada, pasando por campos ya cosechados de arroz. Dejamos los autos en la Prefectura y vuelta para atrás con la taxista.

Le comentamos que tal vez el lunes la llamábamos para hacer el traslado de paso del Peludo a la Charqueada si no llegábamos a la Charqueada remando.

 

 

Primer día.

 

Sobre las 10:00 horas todo en su lugar y partimos. (No se pa que salimos tan temprano, vinimos tan lento que al final embarcamos tarde). El cauce con poca agua entre 30 y 40 cm. lo advertimos en la toma de agua de OSE bajo el puente.

Sorpresa mayúscula cuando nos percatamos que el arroyo lo navegábamos sin problema, el sarandisal estaba bien cortado y daba paso siempre. De repente el primer obstáculo infranqueable:

Un alambrado de ley (7 hebras) cruzaba el arroyo, bajándose uno y levantándolo lo pasamos bien; al ratito otro más, esta vez casi tumbado y lo pasamos por arriba.

 

Llegamos sin problemas al puente viejo del a ruta 18 que está pegado al del ferrocarril, continuamos con el sarandisal ya menos cortado que antes. Todo indica que los moradores de Vergara lo navegan por lo menos en ese tramo. Los trozadores salieron de sus escondites listos para trabajar y así lo demostraron, en cambio los machetes dormían plácidamente en sus fundas.

En estos sarandisales de ramas verdes de poco calibre (entre 4 y 15 cm.) trabaja mejor el trozador; el machete funciona bien en las de menor calibre.

 

Se sucedían los lagunoncitos y sarandisales sucesivamente, entonces cortábamos y remábamos.

Al frente del convoy yo y Malaquias que se enteró bajo el puente que remaba conmigo ya que el Príncipe eligió a Horacio como proel. En el club Horacio y Malaquias se habían juntado para remar y yo remaría con el príncipe. Pero la cosa cambio. Como segundos vinieron intercalándose la verde y la roja. Nos planteamos parar a las 12 para comer pero el arroyo no nos dejó. Recién sobre las 13:30 paramos para almorzar y ahí supimos el verdadero motivo del cambio, el príncipe no se quería perder la torta de fiambre de Horacio…

 

Sobre las 14:30 retomamos el remo y chan… sarandisal brutal, no encontrábamos lugar de paso sin cortar ramas y nos planteamos como siempre en estas época acampar sobre las 16:00 horas, lagunones no había, lugares despejados no había, candidatos para el campamento menos.

El agua ayudaba mucho ya que no estaba tan fría y la poca cantidad de agua permitía parar, bajar y cortar. El sol muy fuerte y caluroso aparecía entre el monte; recoveco con sol, recoveco con sombra.

De repente un lagunón, buen síntoma, busquemos un lugar para acampar, apareció un barranco como de 3m. de altura con playa de arena. Paramos lo evaluamos y nos quedamos. Monte tupido de altura para acampar dentro no había ni habría; Como estaba totalmente despejado y no había previsiones de lluvia hicimos el fogón a la intemperie, solo el roció matinal nos mojaría.

Lo más lindo era que no había leña por ningún lado, entonces primero Rafa y Horacio cortaron y embarcaron algo y luego Carlos y yo trajimos dos canoas llenas de leña cortada del arroyo.

 

Cada un armo donde quiso, merienda, fogón, asado, cielo perfectamente estrellado, pasar el parte policial (reportarse con la familia) y cuando la primera de las 3 marías se ocultó me fui a dormir y creo que todos ya que el cansancio hacia estragos. Serían las 9 de la noche…

 

 

Segundo día.

 

El sol no había salido y ya estábamos en pie con Horacio, el carperio totalmente mojado, mucho frío, el fuego aplaco el frío, desayuno, desarme luego de estar todo seco y nuevamente por las 10:00 retomamos el remo. Grata sorpresa, grandes lagunones y los infaltables sarandisales, muy lindos lugares para acampar se fueron sucediendo. Estos lagunones suelen terminar abruptamente y si no sos un poco observador no sabes por donde seguir. Cuando termina el lagunón comienza el sarandisal y hay que buscar por donde el arroyo escurre sus aguas, generalmente muy tímidamente se ve una corriente que pasa entre los árboles. En uno de estos había un tronco caído que impedía nuestro paso. Malaquias ya con más maña se bajaba de una, cortamos ramas y fuimos creando un túnel por donde pasaría la canoa. Para ayudar con el quebrado de ramas Malaquias se sube al árbol y se tira sobre el ramerio haciendo la típica bombita, resultado: estalló la bomba y dejo todo despejado (un maestro).

 

Todo transcurría sin sobresaltos, como la corriente no era fuerte no tumbamos nunca (ninguno).

A las 13 paramos en una playita con arena, palmera y paisaje soñado donde almorzamos y nos tomamos la foto grupal. En frente de este paraíso había un árbol seco donde los caranchos calentaban motores (alas) antes de volar. Cabe destacar que fauna mamífera no avistamos más allá de una Nutria y algún carpincho que solo sentimos su zambullida, rastros vimos muchos en los arenales sobre todo pisadas como de gatos que no supimos identificar.

Aves, montones: Martin Pescador, Buitres, Caranchos, Gaviotines, Bandurrias, Cuervillos, Cardenales, Garzas, Palomas, Horneros, Benteveos, Búhos y otros desconocidos para nosotros.

 

La flora muy variada y espesa, en este otoño se notaba los distintos tonos de verde y ocres.

Algún Ceibo, sarandíes por su puesto, Plumerillos en flor que daba la nota de color, las más altas palmeras que he visto en nuestro país aflorando por encima del monte y ya casi en la desembocadura también las más grandes cañas tacuaras que he visto, arqueándose de tal manera que tocaban el agua, le calculo que más de 10 metros median.

 

Esta playita maravillosa marcaba el fin del lagunón y nos mostraba que el arroyo seguía por un cauce muy pequeño. (Seria el presagio del fin).

Nos metimos en el mayor sarandisal que he vivido, mayor que el Pichinango, mayor que el San Carlos, Mayor que el Aiguá y el Cebollatí juntos. Los turistas ya habían abandonado la fiesta no encontrábamos ninguna rama cortada, troncos y troncos por cortar, mugreras (troncos abarrotados como casa de castor) pocas, así la fuimos llevando y el espíritu cayendo, de sonrisas a bronca, Malaquias intenta pasarme el trozador y al agua pato y chau para siempre.

 

De todas maneras éramos nosotros los que llevábamos los 2 trozadores y uno de los machetes.

Las horas pasaban y ya no cortábamos solo pasábamos y las ramas nos abofeteaban la cara de continuo. Que se termine esto por favor exclamábamos…

Al ser tres canoas era más fácil tener control del convoy y como buque insignia le dábamos para adelante sin preocupación. Se acercaba la hora y no había ni un clarito para parar.

De repente y como por arte de magia un barranco a nuestra derecha (buen indicio) y apareció un claro, ya eran las 16:30 desembarcamos y trepamos. Veo una cordero correr y una casa como a 200 metros (vacía). Veo las fotos que imprimí del google earth y no me convencen y prendo el celular para ver mejor el panorama. Se veía que lo peor había pasado. Planteo de seguir una hora más ya que se despejaba. Así lo hicimos y al retomar el remo aparece la primera (y última) corredera. Por supuesto que me cambia el ánimo radicalmente y le prendimos de punta al remo.

 

Remamos una hora más entre lagunones y sarandisales hasta encontrar un buen lugar para acampar. Muy similar al anterior. Caleta con arena y barro, terraplén y en la cima pasto cortito poco monte, fogón a la intemperie y carpas al resguardo del poco monte que había.

Nos quedó poco de tarde luminosa pero dio bien.

Esta vez si encontramos leña abundante. Calentarse al fuego, merienda y aprontar el guiso de lentejas, ups y la sal. Falto con aviso. Malaquias dice pa yo le pongo sal en la noche para poder dormir de corrido y ahora sin sal me tendré que levantar.

Y fue tal cual todos nos levantamos a orinar una o dos veces en la madrugada por la falta de sal en la comida. Igual el guiso quedo estupendo. Noche súper estrellada y cuando se ocultó la última de las tres marías a la cama.

 

 

Tercer día.

 

Amanecer mucho más frío y húmedo, prendí el fuego iluminado por una linterna. El calor no demoro en aliviarnos y de a poco se fueron levantando, menos Rafa que durmió a pata suelta.

Plantee salir más temprano ya que tendríamos un largo trecho a remar y debíamos recuperar el tiempo perdido. La carpa la guarde totalmente mojada, juntamos todo y partimos.

 

El arroyo todavía tenía sorpresas, algunos recovecos y sarandisales fueron sorteados con éxito, alguno árbol caído nos quiso impedir el paso pero no pudieron. El arroyo se ensancho y por ende la profundidad disminuyo. Ahora teníamos grandes lagunones con bancos de arena que nos paraban en seco. Malaquias se quiso parar para arrastrar la canoa y me negué. Le dije, damos marcha tras y buscamos otro paso. Así fue y no salimos más de la canoa, habremos encallado unas 4 0 5 veces; las otras 2 canoas hicieron lo contrario y se levantaban, caminaban y sorteaban el banco de arena.

 

Hoy el promedio creció y los kilómetros pasaban volando. Al medio día paramos a comer, calentamos el guiso y lo devoramos. El clima ya no era el mismo ya que algo de nubes débiles aparecieron en la madrugada. Igual el calor se hacía sentir. Llamo al taxi para coordinar nuestro traslado y nos dicen que no están, que están en Vergara. Rafa dice que son 3 km. que lo hacemos caminando. Retomamos el remo y ya con pocas ganas de remar hicimos los restantes kilómetros por un arroyo que nunca dejó de sorprendernos. Una represa derruida presuntamente para las arroceras nos alegró el último tramo ya que formaba una pequeña corredera. Por la zona en la que andábamos pensamos encontrar al arroyo tupido de bombas, pero solo encontramos 2 y muchos vestigios de que en alguna época si las hubo. La taxista nos había comentado que el agua la sacaban de una represa cercana y no del arroyo.

 

Curvas, lagunones enormes, cañas tacuara, camalotes y un bote indicaban el inminente fin de la travesía. A los pescadores le preguntamos a cuanto estábamos y nos dice a la vuelta del arroyo.

Se vieron cables de media tensión y la antena de telefonía celular de La charqueada, ya estábamos ahí. Pegamos la vuelta y vimos la balsa de Paso del Peludo, nuestro destino previsto.

 

Mucha gente pescando y haciendo picnic, le grito a una camioneta, para, pero sigue.

Desembarcamos y con Rafa nos aprontamos para patear. Salimos y a los 100 m. hice dedo, le explique y nos llevó a la Charqueada. Juntamos todo y partimos eran la 5:00 de la tarde.

 

Esta vez no volvería a 80 sino a más y Malaquias exclama, es feriado largo la ruta va a estar dura. Y así fue. La llevamos bien pero al llegar a unos 15 km. del peaje de Soca Malaquias dice: Una linda serpiente roja. Cola de autos a paso de hombre hasta el peaje. El peaje con las barreras levantadas (no era el problema), seguimos así hasta Empalme Olmos. Los dos semáforos sobre la ruta 8 eran los culpables. La caminera (o policía de tránsito) nunca la vimos. Este embotellamiento nos demoró una hora y media más. Luego de Empalme se regularizo y llegamos al ACAL sobre las 23:30 horas.

 

Para mí fue una de las más lindas experiencias en arroyos que he hecho.

Gracias a Ricardo (Mamut) Olivera por la información brindada, la que fue decisiva para embarcarnos en la aventura.

 

 

Relato: Gerardo Ruske
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

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Canotaje Travesía - Arroyo del Parao - Abr 2017


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