Todo comenzó una noche muy fría. Estaban cerrando el grupo para una travesía en el Río Negro y fallaron dos personas y a pesar que realmente dude casi sin pensarlo dije que si más que nada por acompañar a mi novia… sinceramente fue así jajá " que pollerudo!! "
El día 1ero de mayo salimos en camión. Mis 14 compañeros de aventura ya tenían todo cargado cuando me pasaron a buscar, situación que no creo que vuelva a darse. Luego de un viaje de varias horas sentado “cómodamente” en la caja del camión llegamos a nuestro destino cercano a la Represa de Palmar sobre el río Negro.
Ahí comenzamos la descarga del camión, acomodamos las tarrinas en las canoas y ya en el agua comenzó la aventura hacia lo desconocido para mi… por el viaje en canoa, porque no sabía cómo el grupo iba a manejarse en las distintas circunstancias y uno tiene que tratar de acompañar de la mejor manera… Por suerte me toco un excelente compañero.
Hicimos un tramo el primer día muy tranquilo con una temperatura agradable y aguas calmas llegando a nuestro primer campamento bastante cansados pero de buen ánimo. Repusimos fuerzas primero en la rueda del mate y luego en una noche preciosa al lado de un fogón con una deliciosa carne a las brasas. Temprano a la cama a descansar sabiendo que la tormenta llegaría y si a eso de la una de la madrugada comienza a llover y a haber viento. A las 7 am me tuve que levantar ya que estaba mojado y con frio (la carpa se llovía casi como afuera) nos levantamos y fuimos a prender el fuego para preparar el desayuno… Ya aprendimos que un buen equipo es fun da men tal! ya que muchos de nuestros compañeros nos daban su saludo matinal como si no hubiera pasado nada durante la noche..!
Cargamos la canoa con mi compañero Horacio y nos hicimos al agua. Como el día se presentaba lluvioso y ventoso el agua movida por viento en contra hizo más dura la remada costándonos por ejemplo cruzar de un lado al otro del río. De esta manera recorrimos unos 10 kms y paramos para almorzar y el fuego fue prendido rápidamente por especialistas en el tema! Así se pudo saborear nuevamente de la carne y calabaza de la noche.
Durante esa tarde navegamos por lugares históricos como el Rincón de Darwin, donde estuvo el mismo Charles Robert Darwin (12 de febrero de 1809 – 19 de abril de 1882) que “fue un naturalista inglés que postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural”.
Navegamos tranquilos y sin pausa a nuestro segundo campamento y luego de armarlo se hizo un rico guiso (un poco crudo por nuestra hambre y porque nos olvidamos de las hoyas en el club y usamos unas pequeñas hoyas que nos prestó Gabriela la esposa del camionero) y nos acostamos a descansar.
En la última mañana, como el grupo estaba bastante cansado, nos propusimos acortar el recorrido tomado el afluente “Cololo” no sabiendo lo que nos esperaría… la meta era llegar al “Rincón del Cololo” donde el camión nos esperaría.
Ya el río Negro nos propuso sortear el 1er rápido que no todos los pasamos por el mismo lugar. Estuvieron los intrépidos que lo quisieron pasar por una parte brava, por lo cual la canoa se les lleno de agua pero a pesar de eso lograron sortearlo con éxito. Otros fueron por la derecha y uno de sus integrantes tuvieron que bajarse y quedar en una roca un momento para poder re organizar la pasada.
Creo que por lejos este fue el mejor momento, donde pude disfrutar a pesar del desafío.
Seguimos el curso del río, contento de pasar mi primer rápido y en búsqueda del Cololo bordeamos una isla. Ya unos lugareños nos dijeron que no tenía paso… pero el grupo sintiéndose seguro de su experiencia y sin miedo a la aventurarse decidió introducirse en el arroyo.
Remontando un irremontable
El tema que la otra alternativa era navegar muchos kilómetros más, lo que nos llevaría todo el día.
Ha mercedes eran más de 40km (unas 8 horas de remo) y por el Cololo tan solo 3km (2 horas de remo).
Nos internamos en el Cololo, y el arroyo ya a los 200 mts presento su primer corredera donde atravesando caminando sobre piedras muchos la pasamos sin dificultad. Alguno ya perdió alguna cosa. Sabíamos que arriba la situación podía ser peor.
Nos seguimos internado en el arroyo, y si esto fue pasando una y otra vez, combinando inicialmente la aventura y expectativa y en mi caso agregando un dolor que cada vez era peor.
Esa aventura, luego fue haciéndonos pasar por lugares donde no podíamos avanzar con la fuerza de nuestra remada o porque troncos entorpecían nuestro camino… por lo que nos bajamos y arrastramos las canoas y su carga. La situación igual era muy dificultosa ya que apoyando nuestros pies en el lecho lodoso y con el fuerte oleaje hasta la altura de nuestro pecho, íbamos avanzando con mucha lentitud.
A pesar de que faltaba creo que menos de 500m para llegar al puente. Decidimos abandonar el arroyo y buscar una salida atravesando el campo para ver donde el camión nos podría levantar.
Un kilómetro de acarreo.
Otro momento donde debimos organizar nuestras fuerzas para ser lo más efectivos posibles ya que tuvimos que arrastras toda la carga. Y así lo fuimos: salimos del arroyo, luego atravesamos campos ya cosechados de soja y volvimos a nuestro camión para retornar a nuestro también querido Montevideo.
Al final hubiese sido mejor remar hasta Mercedes ya que demoramos lo mismo y nos cansamos el doble.
Una experiencia nueva y fuerte para mí, que me permitió conocer no solo un río y sus desafíos si no un grupo de gente muy agradable. Así que solo me resta agradecerles mucho y esperar el verlos nuevamente.
Relato: Manuel Rodriguez
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
