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Sierra de las Ánimas - Jun/2017


Bitácora:


Lugar: Sierra de las Ánimas - Mina Valencia - Mina de Manganeso
Recorrido: Día 1: Sierra de las Ánimas
Día 2: Mina Valencia y Mina de Manganeso
Distancia: Algunos km
Estado del cauce:  
Clima: Ventoso y frio
Días: 2
Lugares / acampar: Camping Mina Vieja
Año: 2017
Fecha: 3/06/2017 al 4/06/2017
Departamento: Maldonado y Lavalleja
Recorrido en Google Earth sdlaymv.kmz
Fotos:  

 

 

Sierra de las Animas y ¿Pozos Azules?

Sábado 3 de Junio

 

santa lucia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nuestro paseo con destino a cerro de las Ánimas y Pozos Azules, comenzó encontrándonos en el final de la rambla de Montevideo, en la zona de Barra de Carrasco.

 

Tomamos la ruta inter balnearia, en fila india, y al llegar al km 86, doblamos hacia la izquierda.

 

Luego de hacer un tramo por caminos vecinales, llegamos a donde había un cartel, indicando la entrada a Los Pozos Azules.

 

Allí paramos para tomar unas fotos.

 

Luego continuamos hasta la casa de los dueños del lugar, ya que el cerro está en propiedad privada.

 

Ahí, las menos experimentadas consultamos cuanta ropa, y agua debíamos llevar para todo el trayecto. Con una botellita de medio litro, alcanzó perfecto para todo el camino, ya que estábamos en invierno.

 

 

El camino estaba marcado, pero al llegar a un claro, se dividió en dos. Decidimos tomar el de la izquierda, el que no era, y luego de caminar media hora entre el barro, dudamos, y tuvimos que preguntar por teléfono a los dueños del lugar, quienes nos indicaron que era el otro. Eso dio lugar a bromas y risas, porque justo en ese momento pasaba un camión con dos trabajadores, que no tenían la menor idea de cuál era el camino.

 

Mientras caminábamos, charlábamos un poco con los más cercanos...

 

Nombraron plantas como: helechos, espina de la cruz, y los árboles y arbustos típicos de nuestra flora.

 

En cuanto a la fauna, conversamos sobre las víboras que podría haber en el lugar, como la crucera, la yarará, cascabel, y por suerte no nos cruzamos con ninguna.

 

En el trayecto cruzamos una cañada que no era profunda, y se podía pasar bien, gracias a unas grandes piedras, y a la ayuda de los compañeros.

 

En el camino, pasamos por un lugar donde había varios pinos.

 

Aprovechábamos a descansar, en los lugares donde habían rocas grandes, que por lo general, no eran tan comunes.

 

El suelo tenía pequeñas rocas sueltas, lo que dificultaría un poco el regreso, cuando se va en bajada...

 

 

Cuando creíamos haber casi llegado, nos dio la misma sensación que deben haber tenido los de los Andes, todavía faltaba un gran tramo más!

 

Pero ese último tramo, era con pasto, como trescientos metros, y bastante empinado.

 

Llegando a la cima del cerro, volvió a ser rocoso, y con restos de una construcción por haber sido el cerro más alto del Uruguay, hasta que se supo que había otro más alto.

 

Al fin habíamos llegado !!! Felices de llegar, pero dándonos cuenta de que desde allí, no era fácil ir a los tan esperados Pozos Azules! Cosa que dejamos para otra oportunidad.

 

Casi en la cima, compartimos el almuerzo, descansamos, y luego nos tomamos fotos a nosotros , y al paisaje.

 

La vista era espectacular. A pesar de estar nublado, de pronto salió el sol, e iluminaba algunas partes del paisaje, haciendo contrastes de colores.

 

Se veía el mar, los otros cerros cercanos, como el Pan de Azúcar, y los cerros de Piriápolis.

 

La bajada fue más rápida y fácil, y ayudándonos con los bastones de palos que conseguimos .

 

Ya llegando, vimos caballos, y un hormiguero gigante.

 

Volvimos al lugar de partida, donde habíamos pasado la portera, y allí nos separamos.

 

Fue todo muy disfrutable!!!

 

 

Relato: Giselle Sosa López

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Minas Valencia y Minas de Manganeso

Domingo 4 de Junio

 

 

A falta de la característica voz de Aqcua, que nos oficia de despertador, amanecimos un poquito más tarde de lo que se acostumbra; ya había clareado. ☺

 

Seguíamos con la intención de entrar a los Pozos Azules, pero al no tener señales del dueño del campo, desistimos y seguimos con el plan inicial: Minas Valencia y Minas de Manganeso.

 

El grupo estaba conformado por: los ocho magníficos más Eyal y Valentina a quienes logramos tentar para que se quedaran un día más. No todos los días se entra a una mina abandonada hace 22 años y con tanta posibilidad de aventura.

 

 

Parados frente a la portera, me tocó hacer una primera incursión hasta la garita de seguridad y presentarnos. Mi imaginación y yo, entramos a lo que parecía una locación ideal para película de suspenso con todos los ingredientes necesarios. El día nublado y un silencio sepulcral enmarcaba un terreno con escasa vegetación por donde se escondían perdices y liebres que salieron corriendo al primer aviso de humanos. Miles de historias que se me cruzaban en la mente. La garita estaba vacía y sin señales de vida reciente. Nos adentramos en el camino que llevaba a la Mina Valencia. Una vez allí y pertrechados con el equipo necesario, empezamos a descubrir sus túneles. Mi sensación de que no éramos los únicos ahí fue aumentando a medida que la luz de día se dejaba ver y la oscuridad se adueñaba. Empezaron a surgir varias historias más para guión de película. Cuando llegamos a la escalera de metal que nos elevaba a otro nivel de la mina, la probabilidad de que apareciera un Alien o un depredador ya era de cien a una. Horacio cerraba la fila de los que subíamos y yo temía por su vida. Llegamos a lo que fue el final del camino: una galería llena de “ratas con alas” (o como los biólogos prefieren llamarlos: murciélagos). Instantáneamente empezaron a desparramarse por la mina y mi corazón latía a mil sólo con la idea de que alguno me diera de frente… cosa que sucedió. En fin, salimos de la mina ilesos y con sed de más aventura e historias.

 

 

El final del camino prometía “La Casa de la Viuda” que para cuando llegamos a ella, se transformó en la dueña y gendarme de la mina durante sus años de oro, quien luego de matar a sus dos maridos se suicidó en la imponente piscina que yacía sobre las sierras.

 

A esas alturas ya teníamos algunas bajas en el grupo de aventureros, pero como no hay dos sin tres, nos fuimos a las Minas de Manganeso ubicadas en el parque de Ute. Ahí mermó aún más el contingente. Luego de bajar otros 500 mts. de altura, el grupo se dividió, nuevamente, entre los que teníamos que cuidar la entrada de la mina e iluminar y los que debían descubrir a qué se debía tanto olor a pichi que emanaba de sus entrañas. Conclusión: la caca de murciélago, el guano, desprende aromas inmundos al olfato humano. Y de a montones… peor aún.

 

A las 15 hrs aún no habíamos almorzado y decidimos retornar al campamento. A lo largo del camino fuimos recolectando a los que quedaron desperdigados. Frenamos en la fábrica abandonada de Dolomita para sacar las últimas fotos.

 

 

Para nuestra sorpresa, al llegar al campamento a comer, vimos que gran parte de nuestro banquete fue devorado por animales domésticos del camping (léase: un ternero, un pato y un gato). No solo se comieron el membrillo y las mejores galletas de campaña del mundo sino los yoyos que había guardado Carlos para deleitarnos al final. Claro, no tocaron el queso porque al ternero le caía “pesado” ni la tarrina donde estaba la carne, que SI fue bien cerrada. Así que almorzamos carne, galletitas y queso, un huevo duro dividido entre 8 y 3 rodajas de salame. Podría haber sido peor.

 

Mientras Eduardo se desquitaba con el ternero y lo corría a fustazos por todo el camping, nos dispusimos a levantar campamento.

 

 

Con el estómago satisfecho volvimos a Montevideo despacito para no acelerar el contacto con el ruido y la ciudad.

 

En resumen: una salida disfrutable como siempre, donde descubrí que aunque el corazón pueda estar en la ciudad, se palpita y vibra cuando se está descansando y relajado. Todos dejamos la ciudad a las corridas para poder volver renovados y con las pilas cargadas. Y eso sin duda se debería prescribir como receta médica.

 

 

Hasta la próxima…

 

Noe, la que ya no es novata!

 

 

Relato: Noelia Lema

Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

 

 

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