Para mi es la tercera vez que acompaño a las personas del club en las travesías de Padres e Hijos que organiza el Club ACAL. Me llamo Vale y tengo 9 años, el 17 y 18 de noviembre de 2012 estaba marcado hacía mucho tiempo en el calendario esta convocatoria y ya estábamos saliendo para el parador Tajes, lugar de encuentro con los demás compañeros de jornada.
A las 8:30 papá y sus amigos estaban aprontando las cosas en las canoas, yo me encontré con Moira, que hacía un año no las veía, desde la travesía anterior. A las 9 AM ya estábamos remando rumbo a un lugar que se llamaba de la palmera, yo no tenía idea de adónde íbamos. Nos pasaron muy rápido dos canoas que iban con motor, a mí me dio rabia porque yo tenía que remar y ya estaba cansada.
En el camino encontramos una playita y paramos, todos nos bañamos, a mí me encanta zambullirme, hacía mucho calor. Todos nos bañamos con el chaleco, los grandes no nos dejaban sacar el chaleco salva vidas.
Después de un rato seguimos en las canoas, con papá íbamos últimos, él me decía que era por seguridad, “alguien tenía que ir último”, pero yo sé que era porque se cansaba de remar.
Claudio era el más chiquito de los niños que iban en la travesía (1 año y 9 meses) y al rato se durmió en la canoa.
Cuando vimos un barco grande que estaba en la orilla, es que habíamos llegado, era “La Caracola” y me acordé lo lindo que habíamos pasado jugando adentro en ese barco el año pasado.
Otra vez nos bañamos, mi papá armó la carpa y todos los grandes aprontaron cosas, el toldo y el fuego ya estaban prontos por los señores que llegaron antes y nos reunimos a jugar.
Un señor que le decimos el abuelo (Filipini 74 años) nos hizo la merienda con queso y dulce de membrillo. Todos lo queremos mucho, es muy cómico y habla muy fuerte. Bueno no tanto como Aquamán pero como no estaba era el que hablaba más fuerte.
De noche hicimos más fuego y Leonardo el papá de Claudio hizo el asado y para nosotros nos hicieron hamburguesas, que rico. Los mosquitos empezaron a picarnos y parecían millones por eso nos acostamos temprano en las carpas para escapar de los mosquitos.
El domingo de mañana cuando nos levantamos vi que los niños más grandes estaban lavando la losa de la noche, yo ayudé a papá a amasar las tortas fritas para el desayuno. Daniel las cocinó en una olla. Después fuimos a jugar, jugamos mucho, y antes de comer salimos y paramos en otro lado que no había tanto mosquito, allí estuvimos un rato muy largo y nos bañamos todo el tiempo. Los varones jugaban al voleibol en el agua.
Como a las 3 de la tarde salimos para ir remando hacia el parador Tajes, remamos mucho y de nuevo nos pasaron las canoas con motor. Cuando estábamos llegando veíamos mucha gente. El río estaba divino y por suerte llegamos, yo quería llegar a casa a ver tele.
Pero ahora ya quiero ir de nuevo espero no perderme la de este año, nos vemos.
Relato: Valentina Coiro (9 años)
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
