Hace rato largo que andaba con la idea de hacer una travesía en canoa (mas de 3 años creo), se me ocurrió un día cuando estaba de pesca un turismo en el río Yí (de donde soy oriundo dicho río esta a 15 Km . y justamente la localidad se llama Capilla del Sauce o Sauce del Yí para la guía de Antel)cuando de repente estando en la orilla aparecieron de la nada 2 canoas, se detuvieron y nos contaron que se habían tirado en Sarandi del Yí y el destino era Polanco del Yí; y ahí me dije “eso quiero hacer yo“ y valla lo que es el destino en el río que se me ocurrió la idea hice mi primer travesía (esta la cual estoy narrando).
Teniendo la idea en mente el año anterior o sea el 2007 me contacte vía correo-e con el ACAL, enseguida me respondieron y así fue como fui a las reuniones unas 3 o 4 veces pero no pude concretar ninguna travesía, y deje de concurrir por diferentes motivos, pero siempre con ese deseo. Los primeros días de setiembre le envié un sms a Daniel Brea y me escribe “date una vuelta por el club el 13 hay una en Polanco, el martes nos reunimos y por ahora hay lugar”, por lo que suspendí mis planes y fui a la reunión.
La reunión fue breve y dispersa pero se hizo la lista de los integrantes (12 en un principio) y del costo per capita (dependiendo del nº anterior), así como también se armaron las parejas de travesía. Ahí conocí al Príncipe y ya coordinamos para tomar el taxi juntos el día de la travesía, de esta manera nos saldría mas barato, también conocí a Ariel que seria mi compañero de embarcación, en realidad yo seria quien fuera el compañero de su tan querida “Mika” (canoa bautizada así en memoria de su perra, según me contó ante mi pregunta).
Tómanos ruta 5 con parada técnica en Florida, que seria la ultima zona de aprovisionamiento (aunque hubo alguien que ni se entero que paramos 15 minutos), de ahí hasta Sarandi Grande y luego a la derecha por ruta Nº 42 (de tosca) derecha a Polanco; la mañana esta fría, la helada se veía clarita sobre el campo y entre cuentos, mates, galletitas y chocolates casi sin darnos cuenta llegamos sobre las 8 Hs. El río estaba lleno, crecido para algunos 1 ½ mts. del cauce, para otros mas pero crecido en fin -quizás haciendo honor a su nombre “Yí” significa en guaraní río que no se corta - y a las 9.05 Hs. dimos partida, las parejas eran en la “Silmar” Martín y Príncipe; ”Pinamar” con Acua y Aníbal, Alfredo y Donaldo en la canoa sin nombre y la “Mika con Ariel y yo.
Sin mas introducción pasemos a la aventura; la hora de reunión era en el ACAL a las 3 Hs. del día sábado, el Príncipe con Alfredo pasarían por mi domicilio en el taxi para seguir viaje juntos rumbo al club para encontraron con el resto del grupo y cargar los enseres que llevaríamos. Al encontrarnos con Acuaman ya de pasada nos dice “sufrimos tres bajas, se bajo tal….. y tal……”. Cargamos todo y partimos cerca de las 4 Hs., tendríamos que levantar a 2 más en el viaje, primero a Aníbal y luego a Martín. Ahora el grupo ya estaba completo en total 8, Ariel, Aníbal, Alfredo, Acuaman, Martin, Donaldo, Principe y quien escribe Juan José.
A los 15 minutos ya las primeras dificultades; sarandisal, rápidos y curva a la derecha, lo últimos en pasar fueron Alfredo y Donaldo, va en realidad en intentar pasar, porque fueron arrastrados hacia las ramas y ahí la primera volcada. Enseguida se oyeron los gritos de Acua pidiendo ayuda, la “Pinamar fue la primera en volver a ayudar, pero mala idea, tuvieron el mismo destino que la anterior; la “Mika “ y “Silmar” intentaron llegar pero las ramas y la corriente lo hacían peligroso, Ariel (baqueano en estas lides)dice “vamos por la vuelta y desde ahí vemos como ayudamos”, porque en realidad ahí el río se encauzaba en dos canales, que metros abajo se volvían a unir, a la pasada ya manoteamos un remo, luego un bolso.
Llegamos por el otro lado y se tiraron al rescate Príncipe y Martín dejando la “Silmar “ atada a los sarandies y nosotros nos quedamos embarcados a la expectativa, el comentario de ley era “que fría ta el agua ,que lo …”. Emergidas la canos se decidió parar en una playa y hacer fuego, muchos se habían mojado y tenían ropa pesada y ya de paso almorzar (aunque eran las 11 y poco), tomar alguna fotos y evaluar las perdidas: patas de ranas, gorro y lentes de Acuaman, botellón de agua potable de Alfredo y algo de lo cual no dimos cuenta horas después “la caldera”, si señor perdimos la caldera.
En la playa el almuerzo, el sol y el fuego ayudaron a aliviar el frió del chapuzón ,aunque después nos enteramos que Alfredo y Donaldo NO la estaba pasando mal en el agua, claro eso lo dijo al lado del fuego y con ropa seca y al rato otra vez partíamos a remar. La cosa fue suave y sin mayores dificultades, el día soleado sin nubes, con algo de vientos de a ratos, según hacia donde nos dirigíamos soplaba con mas o menor fuerza; parando en alguna playa o cuando el río se recostaba hacia el campo para tomar alguna foto o esperar algún rezagado.
La idea era a las 15.30 ir mirando a las orillas para buscar algún campamento a esa hora irían recorridos unos 26 Km . aproximado (según los cálculos que sacábamos debido a la velocidad que llevábamos dada por un GPS); y así se hizo, a esa hora encontramos un punto lindo y desembarcamos, armamos carpa, toldo, juntamos leña, improvisamos dos calderitas con dos latas de arvejas viejas que encontramos (había que calentar 6 calderas para llenar un termo, pero ta era lo que había) e hicimos fuego, mate y fuimos picando algo.
Llego la nochecita y también el truco (para los que sabían jugar claro), luego mas fogón y la colitas de cuadril en la parrilla fueron centro de la rueda en torno a relatos de andanzas, fútbol, alguna mentira y andamais; Acuaman contento conoció a alguien que le gusta quemar leña (¿que cosa rara con ese sobrenombre, no?) tanto como a él, a mí. Luego vino el sorteo de obsequios (linda botellita de aluminio me ligue) y así no fuimos desparramando de a poco a dormir, unos con vista al mar y otros no; unos en carpa y uno no; unos mas retiradito del fogón y otros mas cerca pero todos unidos por la misma pasión el canotaje, el agua, la naturaleza y un sin fin de etc. etc.
El domingo amaneció nublado aunque mas tarde brillo lindo el sol; en el desayuno no falto nada, dulce membrillo, queso, café con leche, mate, malteadas sin sal claro) bueno y si les cuento que alguien desayuno leche con cereales y gofio, (maíz tostado y molido muy fino, es una rareza pero en algunos lugares todavía se fabrica y se vende) ¿me lo creen? Como ven en esta travesía primó la buena alimentación y hay fotos que documentan lo que dijo. Nos hicimos al agua como a las 9 Hs. y cosa de mandinga de nuevo como el día anterior a los pocos minutos los muchachos de la “Pinamar“deciden probar la temperatura del agua. Conclusión igual que ayer de fría.
Esta vez la canoa quedo atravesada a la corriente y sumergida contra las ramas, con Aníbal y Aquaman arrastrado río abajo entre los sarandies. De nuevo Príncipe al agua para dar apoyo y Ariel y Martín en la “Mika”(ya descargada de todo peso, por las dudas) también para el rescate de la “Pinamar” que seguía sumergida. La situación se soluciono pronto y ya en la orilla y acomodada la carga, esta vez sin perdidas significantes (solo un achicador, pero mas adelante se encontró) seguimos viaje, esta vez sin cambiarse de ropa, por las dudas dice,”para no seguir mojando mas”; pero no fue así, el río se presento calmo y el sol brillaba, todo esto sumado al paisaje hacia que remar fuera muy agradable. El GPS decía que a Durazno quedaban 10 Km ., en línea recta claro y cuando llegamos a los paredones de piedra, que mencionaban Martín y Ariel (que ya conocían) hicimos un alto para tomar fotos y se decidió almorzar en el lugar y terminar con todo los víveres sólidos y líquidos (léase Santa Teresa y Concha y Toro), que en realidad por la cantidad parecía que la travesía era como de una semana.
De ahí a Durazno nos separaban 2 Hs. de remo que se cumplieron con normalidad bajo un sol radiante insisto(a mi me quemo la gambas por que iba de short); a medida que nos aproximábamos a la cuidad se podía ver gente en la orillas pescando o simplemente descansando a la vera del rió, tampoco falto de este publico quien nos avisara de la represa que se nos aproximaba, en realidad una caída, cosa que ya sabia el grupo pero ta.
Llegamos a la caída pero desviamos las canoas por el lado izquierdo de la misma donde el río hacia un remanso, total ya faltaba tan poco, esto lo hicimos todos excepto la “Silmar” que venia retrasada pero cuando llego ni pensaron en detenerse y así pasaron por la caída perfectamente sin hacer ningún papelón ya que a esa hora ya había juntado bastante publico lugareño. Y así llegamos al puente de la ruta 5 donde Mauricio nos estaba esperando, cumpliendo los 53 Km. 600 Mts. de recorrido, a eso de las 15 .30 Hs., descargamos canoas y cargamos en el camión, nos cambiamos de ropa, salimos a la ruta; parada técnica en una estación de servicio y retorno a Montevideo entre charla, mate, truco (había que resolver el entuerto que venía de la noche anterior) y hasta alguna siesta que se mandaron algunos cuantos.
El frío se empezó a sentir ya en la caída del sol, pero a las 19.30 ya estábamos en el club descargando las cosas y pasando las primeras novedades a los que estaban en el club y nos salieron a recibir . La experiencia muy linda, sencilla pero con un grupo muy ameno, inolvidable para mí y ahora cuando estoy en el trabajo y todos me preguntan por el fondo de pantalla de mi computadora ¿dónde es esa foto, quien la saco? yo les respondo muy rápidamente “es el Río Yí y la saque en una travesía”.
