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Río Yí - Abr/2010 (Sarandí del Yí - Polanco del Yí)


Bitacora:


Curso: RÍO YÍ
Recorrido: SARANDÍ DEL YÍ (RUTA ) - POLANCO DEL YÍ
Distancia: 76 km
Días: 3
Año: 2010
Fecha: 17/04/2010 al 19/04/2010
Departamento: FLORIDA - DURAZNO
Recorrido en Google Earth RYSP.kmz
Fotos:   

 

 

Desde Sarandí del Yí hasta Polanco del Yí

17,18 y 19 de abril de 2010

Río Yí- Abril 2010

 

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Como lo decía el calendario travesía 2010 del Acal el 17, 18 y 19 de Abril había que ir al Río Yí, en las reuniones previas de los martes a las 20:30 en el club se organizaron los detalles y quedamos de encontrarnos el Sábado 17 a las 4:00 AM en el club. Estas reuniones de los martes significan disfrutar la previa de la salida, encontrarse con el grupo de amigos, degustar manjares exquisitos y ver fotos y videos que nos permiten estar cerca de los ríos aún cuando no vamos a todas las travesías como es mi caso. Pero esta si iba, y cuando lo hago trato de aprovecharlo al máximo, y a su vez me tocaba remar de compañero de canoa de Gerardo lo que me aseguraba estar cerca de la acción.


Todo perfecto, Mauricio nuestro transportista estrella, (por suerte nunca se estrelló) estaba en hora, enganchamos el tráiler del club, cargamos canoas, toda la carga y salimos en hora, hacia nuestro destino Sarandí del Yí, el plan era remar hasta Polanco del Yí en tres días en total unos 65 km, se esperaban tres días lindos de otoño, en uno de nuestros mejores ríos o sea una preciosidad.

 

Con la ayuda de Melisa que no vino pero como es de esos pagos nos envió un detalle de cómo llegar a otra salida más abajo para no salir del puente de la ruta 6, ahí llegamos a eso de las 8 y media realmente era una salida muy cómoda y un lugar precioso de acceso público donde el camión llegó casi hasta la orilla. También nos indicaba muchos lugares para conocer de la ciudad pero nosotros teníamos la idea fija en el río, lo nuestro es casi profesional, la concentración es extrema nunca nos desviamos antes de cumplir con la travesía, a veces si terminamos temprano nos invade un espíritu antropológico y nos da por conocer y compartir charlas con vecinos de la zona especialmente si venden comida o Coca-Cola.

 

Bueno estábamos en el agua siete canoas con 14 de nosotros Pedro y Fernando, Ignacio y Sergio, Ana y Victor, Leonardo y Pelo, Zoel y Alejandro, Fernando y Dora, y Gerardo (Aqua) y yo (Diego). Clavamos el remo en el agua y a los 5 minutos lo decalvamos y no lo usamos más casi hasta el domingo al mediodía, un día y medio completo el río cerrado por sarandíes y otros árboles que cerraban el paso de un río muy angosto en esos primeros kilómetros el remo lo cambiamos por el serruchón y el machete, bueno yo quería acción y la tuve, de a ratos con el serruchón y de a ratos con el machete, el que más cortó ramas fue Gerardo con el serruchón como siempre y también Leo el machete, perdón con el machete.

 

Una cosa es decir un día y medio cortando ramas para pasar con las canoas, otra indescriptible es estar con el agua hasta la cintura sosteniendo la canoa con una mano y cortando con la otra una hora y otra hora y otra hora y ……………..pero bueno a nosotros nos gusta, sabíamos de la dificultad de este tramo y además nos atraía que nadie del club lo había recorrido.

 

Al mediodía del sábado, exhaustos hicimos una parada para el tentempié (almuerzo fugaz que se hace a la orilla del río), y lo peor, se veía una antena de Sarandí del Yí tan cerca que daban ganas de ir caminando a tomarse el ómnibus para volver, y el maldito GPS indicaba apenas unos 6km recorridos. Seguimos igual hasta las 4 o 5 de la tarde donde buscamos campamento, no estábamos en condiciones de elegir mucho, pero Aqua no se conforma con cualquier revolcadero, esperó hasta encontrar uno precioso, mucho espacio para poner las carpas lejos, especialmente lejos de los roncadores, bastante leña que se necesitaba para las ya tradicionales colitas de cuadril de la primer noche, que estoicamente hizo Leonardo. Ese momento en el que nos sentamos alrededor del fuego en esa noche espectacular es único, tal vez por lo sencillo, por lo primitivo, es algo difícil de explicar, pero si la vida son minutos, esos los elijo para la mía.

 

Cenamos, dormimos, nos levantamos, desayunamos y ya estamos prontos para remar el segundo día, remar dije, perdón, fue apenas un espejismo el lagunón que pasamos y de nuevo ramas por todos lados, machete y serruchó y a cortar, muy cerrado el río y apenas conseguimos un lugarcito para el almuerzo del domingo, muy breve porque ya empezaba a preocupar los pocos kilómetros que llevábamos recorriendo y por experiencia sabemos que es muy difícil salir antes del destino si no está muy bien planificado.

 

Por suerte en la tarde el río cambió y para mejor, se abrió bastante, con correderas y lagunones, ya empezaba a parecerse al Rio Yí que todos conocíamos, que lo hace único, y para muchos uno de los mejores para esta actividad. El ánimo indudablemente mejoró especialmente en las correderas, esas benditas e inigualables correderas del Yí, se iban intercalando correderas con lagunones, algunos más grande otros más chicos, varios de ellos sin acceso visible desde tierra, y nosotros gracias a este vehículo divino que es la canoa, los podíamos disfrutar, por supuesto que las correderas se disfrutan mas, en particular sabiendo que hay que sumar kilómetros para recuperar todo el retraso.


De pronto el cielo se nubló y como siempre pasa en el río nos toma de sorpresa la tormenta, y cerca de las 5 de la tarde se desplomó el cielo, una lluvia torrencial que nos obligó a acampar rápido, ya no elegimos tanto pero igual surgió un buen campamento, menos espacioso que el del sábado, pero lo importante era armar el toldo rápido y esperar que pase. Pasó, en poco más de una hora estábamos con el fuego prendido y armando las carpas y el chef Ignacio a cargo del menú “Guiso de porotos negros”, llovía de a ratos, pero ya habíamos armado las carpas y con el toldo de comedor estábamos bien, un trago de vino tinto que nunca falta, y hablamos sobre la expectativa del lunes que de acuerdo a lo que faltaba quedaban unos 30 km por hacer, si el río seguía como hoy de tarde era posible hacerlo, de lo contrario había que ver una salida, pero no se veía ninguna con claridad en los mapas que teníamos. Sin mucha preocupación nos dispusimos a comer el guiso que estaba de lujo, todos lo aprobamos menos el chef que fue el más crítico y dijo que no le había quedado ben, le faltaba tiempo.

 

Lunes último día, a las 8:00 estábamos en el agua, había que recuperar mucho, estábamos en la mitad del recorrido y nos quedaba solo ese día, cada pocos kilómetros llegaban cañadas afluentes a ambas márgenes lo que hizo cambiar totalmente el río de lo que había sido los días anteriores, ahora si eran lagunas grandes solo había que remar, la mañana espectacular y a esa hora no se movía una hoja, el agua era un espejo, la posibilidad de ir adelante (Gerardo es como ir con un motor atrás, sentís que el asiento te empuja hacia adelante) me permitió ver cuatro o cinco carpinchos que distraídos se sorprendían y se zambullían de inmediato al agua, luego nos miraban de lejos o simplemente se perdían de nuestra vista.

 

Así iban pasando agradablemente los primeros kilómetros y nos entusiasmamos de poder llegar a destino a pesar del retraso, después de todo 30 km a ese ritmo serían unas 6 horas de remo y entonces a eso de las 15:00 tendríamos que estar llegando. Al mediodía buscamos un arenal para calentar el guiso de porotos y ahora sí que estaba bueno, exquisito y todos contentos, hasta el guiso estaba contento porque ahora lo aceptaba su progenitor.

 

La parada fue un poco más larga que lo habitual, pero todo confabulaba, buena comida, lindo lugar, el río ya estaba abierto con muchas lagunas y algunas correderas, y según los cálculos no más de 15 km para llegar. Pero no fue así, a los 15 km todavía faltaba un buen trecho por el GPS, pero difícil de calcular porque tenía muchas curvas, ya a esa hora remábamos por instinto, creímos estar cerca como a unos 5 km, hasta llamamos a Mauricio para confirmar que en una hora llegábamos y pasaban las 4 de la tarde, luego las 5 y seguíamos remando, de pronto apareció un salto como de medio metro con mucha agua que los que íbamos primero nos tiramos, a mi me tocó achicar como casi toda las veces mientras mi compañero filmaba a los demás bajando con cuerdas, tuvimos que lamentar en esa cascada la pérdida de la parrilla que tantas colitas de cuadril supo asar, la vamos a recordar a la finada, tan linda ella, con sus patitas desmontables, su maya entrelazada, tan cuadradita, una preciosidad.

 

Y seguíamos remando, ya eran casi las seis de la tarde cuando de pronto vimos el camión, habíamos hecho 42 km en el día para llegar, extraña coincidencia, fue una verdadera maratón, los dedos acalambrados del remo.

 

Conclusión: El Recorrido en total fueron 74 km, buena travesía para hacer en cuatro días o de lo contrario buscar un ingreso unos 15 km aguas abajo de Sarandí del Yí, de esa forma se evita los primeros kms que son solo ramas, y disfrutar del último tramo en dos días que es maravilloso, y no en uno como nosotros que nos matamos. Pero bueno, lo hicimos y aquí estamos para contarlo. Un abrazo a todos y los esperamos en el Club Acal.

 

Relato: Diego Coiro

Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

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Río Yí - Canotaje Travesía - Abr 2010


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