Con pronóstico de alerta meteorológica (NARANJA) y tiempo amenazante partimos desde el ACAL rumbo al Uruguay la madrugada del sábado 31 de octubre. En el camino, la rotura de uno de los traileres, el desparramo de tarrinas y otras vituallas por la ruta no fueron tampoco impedimento para continuar hacia nuestro destino. Pasamos por la “República de Rosario” para levantar a María y ahora sí, con equipo completo, seguimos viaje.
La lluvia y el viento nos acompaño durante todo el viaje hasta la llegada a San Javier, donde luego de recorrerla y visitar la Sala Cultural Pobieda y el Museo de los Inmigrantes nos dirigimos al camping balneario Puerto Viejo, para que estos 18 personajes: Aqua, María, Any, Melisa, Daniel, El Rey, Polo, Marcelo, Sergio, Martin, Pablo Con, Clara, Rafael, Pablo Sin, Fernando 1, Fátima, Victor, Fernando 2; en 9 canoas 2 de ellas con motor por fin pudiesen tomar contacto con el río.
El sol salió justo a tiempo para poder acondicionarnos y salir, pero una vez en el agua, una fuerte y breve lluvia oficio de bautismo para los que por primera vez navegaríamos por el Río Uruguay. Las islas Dolores, San Genaro y Colon Grande nos dieron la bienvenida. El cielo surcado de oeste a este por una bandada con miles de pájaros nos acompaño por un buen rato en nuestro trayecto. Realizamos una parada en la Isla de la Paloma, para almorzar y disfrutar de un baño fresco. Visualizamos en la ribera del río: Sarandíes (Blanco y Negro), Palo Cruz, Curupíes y Guayabos. Continuamos remando por variaaaas horas ya que los lugares conocidos para acampar estaban conquistados por los cazadores de núcleos (enjambres) que llenan cuanto árbol existe con cajas para colmenas.
Entramos al Román Grande y remamos hasta encontrar un buen lugar para acampar y descansar (27,5 Km). No faltaron las canciones, el fogón con el acostumbrado asado, los cuentos, las risas, los chistes y el truco para terminar la primera jornada.
Segundo día
Con un amanecer que auguraba buen tiempo, desayunamos y partimos para nuestro segundo día de canotaje. Visitamos las ruinas del Saladero Román, el cementerio privado que data de 1860 y un sin número de construcciones que según los lugareños hasta comisaria con calabozos tenia este emprendimiento y los restos de un carguero abandonado a la vera del río. Al rato buscamos un lugar para almorzar y dejar que los mosquitos y jejenes también lo hicieran...
Un naranjo silvestre nos sedujo con sus frutos, y allá fue Fernando a rescatarlos, pero resultaron no ser muy dulces!!!!
Con la complicidad de un pescador oriundo de la zona “Luis Alberto” instalamos nuestro segundo campamento, muy cerca de la abandonada casa de veraneo de la estancia Nueva Melhem. Luego de un maravilloso baño reparador, juegos y guerrillas en el agua, nos preparamos para la cena.
Fuimos deslumbrados por la presencia de un Chef oculto que tenía el grupo, Sergio, quien nos deleito con una Feijoada con arroz espectacular!!!!
Esta segunda jornada transcurrió más distendida (12 Km), permitiéndonos más bromas, más anécdotas (“es tan difícil ser yo....” “es pan eléctrico”, “el bote inhundible”, “hombres públicos somos todos!!!”, “Zapata, si no la gana, la empata”) y muchas más risas.
Tercer día
Levantar campamento y tomar conciencia que era nuestra última jornada en el río, no nos imposibilito para seguir maravillándonos con esos bañados costeros, montes nativos y pajonales. El canto de las aves, el chocar de los remos en el agua, el sonido del viento en los árboles nos exigía un silencio respetuoso y reflexivo, para poder seguir trabajando por el cuidado de esta maravilla.
La llegada a Nuevo Berlín fue lenta y costosa (apenas 6 Km), como si no quisiéramos reconocer que era el fin de nuestra travesía. En el Camping nos esperaba personal de Prefectura, para asegurarse que estábamos sanos y salvos. Almorzamos allí y luego realizamos una breve recorrida por la ciudad, sellando nuestra aventura con un brindis en la Plaza Romay.
Relato: Fátima Duarte
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
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Saladero Román - Nueva Mehlem - Nuevo Berlín
Nuevo Berlín es una pequeña localidad de Uruguay, ubicada en el departamento de Río Negro, en el litoral del Río Uruguay. Tiene un pasado muy rico desde sus inicios con antepasado indígena siendo una zona verdaderamente atractiva desde el punto de vista arqueológico.
Su fecha de fundación data del 16 de marzo del año 1875 con el nombre “Berlín” en el departamento de Paysandú. El mismo fue fundado por los hermanos Richard y Karl Wendelstadt, quienes fueron parte de la importante inmigración de jóvenes europeos hacia América en busca de riquezas a través del comercio, se dedicaron a los negocios agropecuarios a partir de la primera década del siglo XIX creando la estancia Nueva Mehlem sobre el Río Uruguay.
Por encargo de los fundadores, el agrimensor Fridolín Quincke empleando las técnicas más avanzadas para la época delineó el plano de la villa en 1874; en terrenos de su propiedad a orillas del Río Uruguay entre los Arroyos “La Yeguada” y “Del Burro”; contando con 178 manzanas, 2 plazas, calles y caminos de un área total de 1238 hectáreas.
Dos años más tarde es oficialmente fundado, inicialmente para alojar a todos los trabajadores de la estancia. El pueblo creció rápidamente a causa de la fertilidad de las tierras explotadas para la agricultura. El primer arado a vapor que llegó al Uruguay ingresó por el muelle del saladero Liebig en Villa Independencia (hoy Fray Bentos), destinado a trabajar las tierras de Nueva Mehlem.
En el año 1886 el pueblo y sus alrededores fueron invadidos por el Cólera, terminando con la vida de muchos habitantes, creándose así 2 cementerios; uno ubicado en la zona de “Santa Rosa” y otro a orillas del Arroyo “La Yeguada”. Como consecuencia de lo sucedido dejó de funcionar el famoso Saladero “Román” propiedad del Barón de Mahuá; el cual fue tirado abajo y con partes de sus restos fue creada la primer Cabaña de Nueva Mehlem, hoy galpón que aún sigue en pie frente al casco de la misma sobreviviendo a un incendio siendo restaurado en el año 1904; y parte de infraestructura de la Escuela Nº8 “República de Alemania” nombre electo en el año 1993 por la población.
Es de importancia destacar la construcción del muelle oficial de la localidad en el año 1942 ya que desde allí se trasladaban importantes cantidades de cereales hacia el Anglo para la creación de sus alimentos; recordando que durante la Segunda Guerra Mundial fue llamado “La Cocina del Mundo”. Como consecuencia de la construcción del mismo la población se ve desplazada hacia las zonas costeras abandonando lo que en un principio fuera la zona más poblada de la localidad.
