La previa: Las semanas previas a la salida nos hemos reunido cada martes, en el Club para ajustar y coordinar detalles de lo que se transformaría en algo más que una travesía, por lo menos para una novata en estas lides como yo, y en un desafío más para aquellos avezados canoeros del club. Creo que fue algo especial para todos los 23 participantes y algo que recordará toda su vida el benjamín del grupo Joaquín, un tenaz niñito de 8 años, apodado Motorcito, por el empeño en el esfuerzo de remar esas lluviosas cuatro jornadas. Nos encontramos el viernes 12 a las 22 para comenzar a cargar las once canoas y el kayak, parte de los tripulantes viajaron en el camión y parte en dos autos. Aproximadamente a las 23:00 estábamos en camino y pasadas unas ocho horas de viaje, algunas paradas técnicas y la degustación de unas pizzas abordo llegamos sin dificultades al punto de partida Plácido Rosas.
Jornada 1 sábado 13: Amanecer en el Tacuarí. Una vez llegados a Plácido Rosas fue imposible no perturbar la calma del pueblo ni el descanso sabatino de perros y vecinos que intrigados se asomaron al ver llegar aquel armatoste de canoas y gente que como hormigas comenzaron a descargar todas sus pertenecías a orillas del río. Con todo bien asegurado arriba de las canoas, mujeres, hombres y niño comenzamos nuestra tarea... El río nos descubrió su hinchado cause que corría con fuerza, contorneado por un intrincado bosque nativo. El cielo que prometía agua. Pero sin ella navegamos con calma. Ayudados por la correntada remar fue una tarea fácil. Y erróneamente pensé que así serían las restantes jornadas… Fue relativamente fácil cumplir con la meta de la primera jornada el recorrer unos 20km aproximadamente. Cumplida esa meta y previas paradas de descanso para refrescarnos y nadar en el río buscamos alguna orilla generosa para acampar y poder almorzar y la encontramos aunque no fue fácil pues estaba bastante crecido. A la sombra de unos eucaliptus descansamos pero pronto descubrimos que esa sombra no sólo era apreciada por nosotros, sino que el ganado del establecimiento cercano también la frecuentaba… dejando un fragante rastro al que no le hicimos asco pues el rigor del sol era más fuerte aún. Se oyó la voz de mando. Y todo el mundo a las canoas, muchos como Joaquín nos hubiéramos quedado durmiendo una siesta perezosa sin importar olores ni mosquitos, que picaban sin piedad. A remar nuevamente y ya no fue lo mismo…el río nos llevaba si, pero no ofrecía costas y comenzó la lluvia, y el río ya no era lo mismo… Llegaba entonces la tardecita…y la primer orilla que encontramos no era buena, igual bajamos con una lluvia torrencial tratamos de guarecernos bajo los escuálidos árboles que encontramos.
El lugar era llano y fácilmente inundable…ni pensar en armar campamento. Llovía torrencialmente, los que desembarcamos allí tratamos de guarecernos como mejor podíamos. Ariel y Gerardo habían avanzado en busca de mejor costa y refugio bajando el río hasta un recodo no era una costa fácil, era en sí un barranco al que podíamos subir no sin dificultad. Felizmente la lluvia amainó. El lugar sin dudas era el mejor que podíamos encontrar con el apremio de la noche en nuestro horizonte, pero no había leña en esa zona. Entonces un grupo ni bien se descargaron las canoas salió en busca de leña que aún mojada sirviera para el fogón. No llovía ya. Los que nos quedamos en la costa armamos campamento, donde nos pareció mejor.
Cuando todo estuvo medianamente organizado, nos recreamos con el paisaje, algunos con baños de barro o saltos de caída libre hasta el río, más tarde la cosa se puso seria y se armó el fogón. Yo estaba sin aliento y sinceramente no veía la hora de poder estar horizontal y me perdí gran parte del fogón y la charla por un sueño reparador. Pero lo más sorprendente fue que después de cenar muchos se quedaron contemplando la increíble tormenta eléctrica que se desató, realmente no se de dónde sacaban energías para seguir en pié. Cuando decido sacar la cabeza de la carpa comienza a llover... Y llovió suavemente al principio…hasta que más tarde en la noche un viento de locos y una lluvia a la par azotó nuestro campamento, castigando sin piedad algunas carpas en especial la de Hugo, la de Ariel y la de quien les habla. Bueno, en resumen: auto evacuación, traje de lluvia, botas y abandonar la carpa, capturar la silla plegable, protegerse con un toldo y aguantar hasta que pare, fue todo uno, ahí fue cuando entendí la necesidad de un trago de algo fuerte… Y paró…
Jornada 2 domingo 14: El amanecer de la segunda jornada nos encontró con el ánimo abatido… muchos debimos secar nuestros sobres de dormir y ropas varias. Después de un frugal desayuno donde no faltó el Martín fierro y la galleta… nos preparamos a seguir. El río estaba más intenso que antes y la corriente también. El paisaje era realmente hermoso. Navegamos con cierta calma pero se dieron algunas situaciones en las cuales los recodos la corriente y la inexperiencia de quien habla hizo que la canoa quedara en rumbo opuesto… divertido pero complicado, gracias a la calma y paciencia del capitán Introini pasara inadvertido.
El río estaba tan crecido que en algunas partes navegábamos sobre la copas de los árboles que en algún momento supieron estar en la orilla del río… La lluvia no falto a la cita para amenizar el almuerzo en algún alto del curso. Aún así pudimos cumplir la meta de kilómetros para la jornada. Después del breve descanso continuamos curso río abajo con una fuerte corriente. El toque de emoción de esta etapa la puso el vuelco de la canoa de Carla y Víctor. Por enganchar la silla en una rama, la corriente los arrastro largo hasta que nuestra canoa que venía rezagada los descubrió, la canoa de Daniel dio su apoyo y entre todos colaboramos para dar algún soporte…. Sin problemas de otra índole volvieron al curso con todas sus pertenencias. Finalmente llegando ya la tarde, encontramos zona adecuada para acampar con buen refugio y leña… no lo dejamos pasar y ahí mismo armamos campamento.
Desde el campamento a lo lejos se apreciaba el casco de una estancia que no pasó desapercibida por Dora y Daniel Introini, que le dedicaron una visita, encontrando para su asombro el cálido recibimiento de unas cuantas gallinas y una cerda grande y rosada. Desde un alto en el terreno se podía observar el camino que nos esperaba para navegar en la próxima jornada, una vista realmente impresionante. Se armó fogón, merendamos. Más tarde no faltó el tequila de Leonardo y las lecciones de la mejor forma de degustarlo de Hugo y el desplante de Puchi que no sabe que después de la sal y el limón el tequila se traga. Mate y truco para algunos, otros solo relax, mientras se preparaba un guisito de arroz realmente suculento, especialidad de Dora.
El lujo gourmet del día fue ver cocinar en la semioscuridad de una linternita unas milanesas de ceitán para las vegetarianas especialidad de María y Gerardo. Después de la cena, hubo sorteos, charlas amenas y canto mucho canto con un gran repertorio, todos bien afiatados… y yo diría "entonados". Primo y Fátima eran el dúo de destaque y José el Pay de todos los santos a quien seguía en coro Laura. Hasta tarde hubo concierto. Esa fue la única noche que descanse con normalidad… La nota de estrés de la noche: Ariel y Víctor fueron visitados en la madrugada por algún animalito que les reclamo su territorio, donde ellos habían instalado un confortable condominio.
Jornada 3 lunes 15: El desayuno rápido, la organización para la partida y nuevamente río a bajo.
Continuó una jornada extenuante pues el río estaba más crecido aún y con un adicional: el viento que ponía cierta dificultad en el remar y a pesar de que continuábamos bajando, el río se sentía como corriente en contra a medida que nos acercábamos cada vez más a su desembocadura. Fue realmente extenuante remar en esas condiciones y las paradas eran más frecuentes y los rezagos más notorios… Ya no había orillas todo terreno estaba inundado y camalotes. El paisaje igualmente fascinante. La fauna más visible: garzas blancas y rosadas, cuervillos, halcones caracoleros, Martín pescadores y chajaes, caracoles de agua dulce. La flora: camalotes, sauces y sarandíes, hibisco platense, espinillos, uña de gato, todo esto fue un placer de reconocer gracias al aporte del Dr. Daniel Introini quien demostró ser un gran conocedor y al que debo agradecer su generosidad en todo momento.
El río duro de navegar nos hizo cortar olas y dejar el alma remando para llegar a refugio…ya no había donde acampar… sino es por una estrecha lengua de tierra semi inundada donde bajamos para almorzar, descansar y tomar algunas fotos… La nota del día…rato hacía que estábamos frente a un alambrado electrificado, fácilmente reconocible por los bornes plásticos en que terminan y además por que alguien dijo cuidado con la cerca que está electrificada….Antes de subir a la canoa Daniel Introini siente el reclamo de la naturaleza y decide que no hay mejor lugar para aliviar ese llamado que ese alambrado en el que se apoya!!!… Bueno una descarga estimuladora después de todo. Remó como enloquecido. Enloquecido estaba el río que no daba tregua… mucho viento y mucha ola… pero ese no fue el único estrés de la jornada sino el vuelco de la canoa de Carlos y Puchi. Eso sí que no fue juego pues quedaron a la deriva entre camalotes cuando la avanzada de las canoas había alcanzado un canal de un arrozal para hacer el alto. Además nuestra canoa quedó trancada entre los camalotes y no podíamos poner proa al viento. Finalmente todos fuimos rescatados no sin el esfuerzo del Primo, Hugo y Victor, Gerardo y Alfredo. La noche no fue mejor para unos cuantos que bailamos la escondida en medio de la lluvia…
Otra noche de auto evacuación para quien les habla…pero esta vez ya concierto entrenamiento…
Jornada 4 martes 16: Luego de una noche de lluvia cerrada el amanecer no mostraba signos de buenos augurios, más viento y lluvia…y la triste certeza de saber que no lo lograríamos. Sin embargo desde un alto se podía apreciar el arenal de la Laguna Merín… tan cerca y a la vez tan lejos. Finalmente y después de cierta deliberaciones con el dueño del terreno donde acampamos Sr. Fernando Rosales con gran ayuda del tractorista de la finca Sr. Hugo Porto y a quienes queremos agradecer su invalorable colaboración para poder transportar las canoas en una chata hasta la ruta que distaba unos 6 km, por un camino de greda semi inundado, desde donde nos pasaría a recoger el camión.
A pesar de los pesares esta travesía fue para mí un Viaje!! ¡Muchas Gracias a todos por permitirme compartir esta extraordinaria aventura!
