Relatos Canotaje travesía
Río Tacuarembó - Abr/2006 (Paso de los Novillos - Paso de la Laguna)
Bitacora:
| Curso: RÍO TACUAREMBÓ |
| Recorrido: |
PASO DE LOS NOVILLOS - PASO DE LA LAGUNA
|
| Distancia: |
73 km |
| Días: |
4 |
| Año: |
2006 |
| Fecha: |
8/04/2006 al 12/04/2006
|
| Departamento: |
TACUAREMBÓ |
| Recorrido en Google Earth |
Tacuarembo.kmz |
| Fotos: |
|
Travesía Río Tacuarembó
Turismo 2006
Luego de casi un año sabático de canotaje (debido a mi casi amputación del pie por descuidarlo en la travesía anterior) me entero que para turismo se estaba organizando la vuelta al Tacuarembó. El año anterior se había discutido mucho que parte se haría y por mayoría se había elegido el tramo Paso Manuel Díaz (Ruta 5), Ansina (Ruta 26), ahora tocaba entonces Ansina, Paso de la Laguna.
A las reuniones iba mucha gente interesada y yo como muchos no éramos socios todavía y no queríamos perdernos la travesía, entonces se resuelve dividir la semana en dos, los primeros 4 días iríamos la mayoría 18 (Pelo, Kike, Gerardo, Carlos Leibner, Pucho, Leo, Sandra, Introini, Salvador, Ma Carmen, Vignolo, Los Peludos Martín y Julio, el Príncipe, el Peluca, Celiar y Compañía y Yo (Aqua)) y la segunda parte unos pocos 5 ( Primo, Diego, Miguel, Fernando y Sal fina) pero buenos.
Para esta cruzada contaríamos con el innegable guía lugareño Celiar (hombre de mucha verborragia) el cual de pique nos cambio la travesía. Nos dice por teléfono claro que voy con ustedes y cuenten con migo pero sería lindazo hacer el Tacuarembó Chico y luego si proseguir por el Tacuarembó No He (muletilla). Dense cuenta que con la sequía que hay el Tacuarembó de Ansina para abajo se va a cortar mucho es mejor hacer el Arroyo Tacuarembó Chico desde Paso de los Novillos.
Con esta situación salimos rumbo a Tacuarembó, sentados en tarrinas en el lujoso transporte propiedad de Mauricio, largas horas de madrugada fría nos llevaron a la casa de Celiar en la ciudad de Tacuarembó, nos acompañaría él (y su momo), un amigo y la infaltable luna (perrita fifí como la de Susana Gimenez que por haber caído en otras manos nunca paso por la peluquería y el brashing y se embarca en cuanta travesía puede), pasamos por una panadería que tiene los bizcochos más grandes del país (no es broma) y seguimos viaje.
Éramos pocos sobre el camión y apareció Celiar con su mono.
Mezcla de sobre de dormir, carpa y lona, pero tan grande que fuimos como sardinas en lata, como hombre de campaña no usa carpa sino una lona que cuelga por ahí y ahí pasa la noche sin mucho drama.
Tan ansiosos estábamos (como siempre) que Celiar nos dice podemos bajar en el paso o unos metros más abajo luego de la comisaría de Paso de los Novillos el tema es que en el paso hay mucha piedra en el fondo (que raro) y está bajo. Naaaa no pasa nada bajamos acá (pa que).
Bajamos las canoas las cacharpas y las tarrinas; se eligieron las tripulaciones, me toco remar con el Pucho, cargamos la canoa y a remar NOOOOOOOO, a caminar por las piedras que estaban de punta arrastrando la canoa. Linda manera de empezar y caminamos casi casi hasta donde Celiar nos había planteado embarcar.
Como era costumbre los nuevos pagaban el pato, Gerardo traía a Kike como invitado y primerizo y por ende le tocaría llevar la tarrina de la comida. En esa época se llevaba una sola tarrina con la comida de toda la travesía y esta pesaba como un muerto.
El Arroyo se comporto como tal muy parecido a su hermano mayor, mucho monte ribereño, arenales por doquier y curvas, muchas curvas; esta zona del país tiene esa característica y los arenales son un espectáculo y ese era nuestro objetivo visitar el mayor arenal a cielo abierto fuera de la costa oceánica. En cada curva un arenal el cual se hundía en el lecho del río y afloraba del otro lado en la siguiente curva, que lindo parece pero cuando el río esta bajo que macana había que bajarse y flanquear el arenal de un lado del lecho al otro, claro está que con la carga que llevábamos a duras penas pasábamos de un lado al otro haciendo fuerza con los remos hundidos en la arena pero ¿y los novatos?
Gerardo y Kike (desde ahora y para siempre Los Mormones) en una puteada sola ya que siempre se tenían que bajar y caminar (esto durante toda la travesía y debido a esto nunca más se llevo esa bendita tarrina).
Con el pucho como proel y por cuestiones de la vida quedamos primeros y fuimos remando de a poco pero constante charlando de la vida y nos preguntamos hace rato que no vemos a nadie ni los oímos vamos a bajar el ritmo y esperar al resto, al rato decidimos parar. Lo hicimos en una majestuosa playa de arena donde el arroyo aun estaba angosto, el sol del medio día caía a plomo, tomamos un baño y esperamos, esperamos y como a los 40 minutos cae la patota. Había resultado difícil para la mayoría hacer ese tramo y algún vuelco habían sufrido. En ese momento no paso nada pero al fin del día el responsable de la travesía me llamo la atención y que no se volviera a repetir tal cual como a un guiri chico.
Baños por doquier ya que el calor era insoportable, se fue terminando la tarde, campamento, fogón y a descansar.
Comidas varias iban alivianando la tarrina de la comida pero para los mormones no parecía ser así y seguían caminando en la mayoría de los recodos.
El agua va tirando arena en cada curva del río tan plano que parece artificial y se prolonga hasta la próxima curva (si no es muy larga) entonces hay que ir viendo donde hay un canal para cruzarlo, con tan poca agua 5 a 10 cm. por encima de la arena es realmente difícil pero se puede.
Ya en el río dejando atrás el arroyo se busca campamento y Celiar viejo pescador traía entre sus cacharpas además de todo tipo de verduras para el guiso una red de pesca la cual tendió en una parte del río dejándola toda la noche.
Como es costumbre en la mañana desayuno y levantado de campamento para seguir remando, el guiso de la noche (espectacular, hasta repollo tenia) sería nuestra almuerzo y Celiar dice pensé que haríamos los pescados. ¿Qué pescados? Y dice todos los que sacamos en la noche, como 10 tarariras tamaño baño. Y bueno las dejamos para la noche le dijimos sino demoramos una eternidad en almorzar.
Remamos duro y parejo para poder llegar temprano a los arenales donde acamparíamos.
Campamento sin desperdicio.
Tercer y último campamento al borde del río sobre un arenal con monte a nuestras espaldas y el majestuoso arenal, atrás del monte subiendo una duna. Si no te dicen que está ahí no lo ves ya que está rodeado de monte indígena en casi toda su extensión. En la confluencia del arroyo Yaguarí y el río Tacuarembó en medio del llamado (Rincón de Mattos) (30 Km. cuadrados de monte), está esta maravilla de la naturaleza, un arenal sin nada de vegetación en su interior tal cual duna de Cabo Polonio, abarcando casi 1,5 Km. de diámetro y con abundante vegetación en su perímetro brindando una vista espectacular.
Charrúas
Celiar nuestro guía nos dice que en este arenal en la época de los Charrúas era usado por estos y nos mostró unos rastros de sus supuestos fogones. La arena estaba quemada y negra y comenta que se encontraban restos de sus utensilios. Pero hay más.
Fulguritas
Si no fuera por el ni nos enteramos, geológicamente debajo de este arenal debe de existir algo especial, ¿por qué?
Porque nos dice acá en el arenal caen rayos y caen acá y no en el resto de la zona y se los voy a mostrar. No tuvimos que esperar a una tormenta eléctrica sino seguir al guía que esta vez sí se paso. Empezó a caminar por el arenal mirando al piso y no como nosotros contemplando el paisaje, en lo que parece ser una boca de un pequeño hormiguero nos dice acá cayó uno.
Y suavemente comenzó a escarbar a su alrededor. Cuando el rayo cae derrite la arena en forma de un tubito (muy frágil) haciendo como si fuera una raíz, tanto es el largo como la fuerza del rayo ya que encontramos algunos de casi 2 metros de largo que en vez de ir para adentro se corría por la superficie. Encontramos algunos de colores y de hasta 2 cm. de diámetro pero más cortos que los finitos y largos. Un fenómeno realmente curioso.
Al bajar del arenal armamos campamento. ¿Y los pescados?
Pesca
Estaba precioso para pegarse unos baños y el calor del día descompuso las tarariras y en vez de tirarlas cerca o hacer un pozo Celiar las tomaba tal pelota de rugby y las lanzaba al río haciendo una escena bastante peculiar.
Aquí empecé a conocer al verdadero Príncipe ya que hasta la fecha no había vivido sus actitudes, se calentó de tal manera (y con razón) con la escena que se alejo a pegarse un baño de agua fría, despotricando para sacarse la calentura.
El príncipe con sus conceptos ecologistas rechazaba de pique el haber matado algo y no aprovecharlos y para colmo hacer esta escena tonta.
Unos baños el fogón la merienda habitual, los peludos y Carlos a pescar con reel y el doctor introito tal patriarca instala su carpa en la parte más alta del arenal bien cerca del monte y que pasó. Fue una escena digna de recordar.
Zorros
Con el olor a carne y la propia inquietud por el barullo se acercaron por detrás un par de zorros y al pasar cerca de la carpa de Dr. este los ve y ni corto ni perezoso sale corriendo tirando de la carpa duna abajo tal bicho asustadizo. Los que tienen el sueño liviano lo escucharon al Dr. pelear en sueños con estas alimañas.
El la mañana para que no pasara lo ya vivido se asaron la pesca del día anterior desayunamos y partimos rumbo al Paso de la Laguna destino final de la travesía.
Este día abandonaríamos al Príncipe a merced del río ya que él tenía toda la semana libre e iba a esperar al segundo convoy.
Acá se dio otra anécdota sin desperdicio y que todos recordamos.
Malla
Ma del Carmen por descuido deja una malla de baño la cual el príncipe al parecer encuentra y carga con el pero (esto según nosotros) el la ofrece en un campamento que estaba río abajo a cambio de cobijo y comida (en concreto la malla nunca apareció).
A metros de llegar a destino vivo mi primera mojadura de enseres.
Tumbamos en una corredera y la canoa se llena de agua y mi tarrina por no estar bien cerrada se llena de agua y o casualidad la ropa que usaría para el viaje fue la que se mojo, una verdadera desgracia volver a Montevideo todo mojado.
Divisamos el paso y vemos a Mauricio que nos esperaba al borde del río.
Cargar canoas, ordenar tarrinas agarrar la ropa de abrigo para la noche y subirnos al camión. Tendríamos por delante 60km de camino de tierra y tal aspiradora gigante la caja del camión se chupaba toda la tierra y la depositaba sobre nuestros cuerpos sudados por el calor reinante. Pasamos por Montevideo chico rumbo a la ruta 5, al llegar dejamos a Celiar su mono, su perra y su amigo en la parada de ómnibus a la espera de trasporte para Tacuarembó y nosotros proseguimos viaje a Montevideo.
Nos enteraríamos que tuvieron que pasar la noche en la parada ya que no paso ómnibus hasta el otro día, toda una pena pero Celiar desplegó su mono y a dormir.
Yo con la ropa mojada, la tierra roja sobre todos nosotros nos fuimos abrigando y dejamos pasar el tiempo hasta llegar al ACAL.
El segundo grupo no hizo el Tacuarembó chico y salieron de Ansina y el río estaba perfecto. Como eran pocos pudieron divertirse más en las correderas pasándolas una y otra vez. Nunca encontraron al Príncipe y cuando estaban listos para irse en paso de la Laguna aparece manso el Príncipe río arriba lo mas campante, se hubiera merecido haberse quedado varado solo, a opinión de todos.
Relato: Gerardo (Aquaman) Ruske
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
|
