Relato Travesía Santa Lucía desde Paso Cuello a Aguas Corrientes 23 y 24 de Setiembre 2017.
Sábado 23
Una mañana fresca y despejada. Nos reunimos todos en el Club y luego de cargar las canoas, asegurarnos de que estuviesen todas las tarrinas (que no falte la de la carne sobre todo) remos, salvavidas, agua, parrilla y demás nos pusimos en movimiento.
Un inicio que por poco es accidentado pues faltó apenas nada para que el tráiler con las canoas se nos fuera por la rampa hacia abajo y la travesía hubiera que hacerla por el Río de la Plata. .
Solventados los problemas técnicos (gracias a la maña de Mauricio y Horacio) partimos hacia Paso Cuello.
La tripulación:
Malaquías y Carlos en la Sin Nombre
Dora y Horacio en la Melchora
Pucho y Felipe en la Fer
Homero y Pedro en La Chicharra
Con este experimentado grupo y dos novatos entusiastas (Felpe y quien escribe) largamos no sin antes descargar canoas y asegurarnos que las tarrinas comunitarias estuvieran en buenas manos.
Gracias a los oportunos aportes de Homero, aprendimos cómo optimizar la fuerza al remar y dejarnos llevar por la corriente cuando era preciso.
Pasamos por el puente de la ruta 5 y luego por el de Paso Pache.
Ya sobre las 12:30 el hambre empezó a picar y en un arenal hicimos una parada para almorzar. No faltó la foto grupal con la bandera. Homero tuvo la oportunidad de ganarle un VHS al río en una de las necesarias paradas técnicas.
Después de haber almorzado y hacer un breve descanso, proseguimos río abajo. Veníamos bien. El río traía mucha agua y llevábamos un buen ritmo de unos 8 km/h aprox. Teníamos tiempo.
Se decidió acampar previo a la confluencia con el Santa Lucía chico., pues luego no se encuentran zonas apropiadas para el campamento, ya sea porque directamente no hay terreno adecuado o porque se llena de gente. Así que cuando Homero indicó que estábamos llegando a la referida confluencia, nos detuvimos para elegir un buen lugar de campamento.
Teníamos dos opciones:
a) Sobre una barranca con la subida complicada y poca leña arriba
b) Un arenal frente a la barranca en cuestión.
Luego de idas y venidas, se llegó a un consenso y optamos parar en el arenal, lo cual resultó ser una excelente decisión pues encontramos leña rápidamente y pudimos armar todas las carpas y la hamaca minimalista de Malaquías sin mayores inconvenientes.
Previo a empezar con el armado y dado el fantástico día que hacía, se impuso un buen baño en el río.
Ya frescos -con Carlos a la cabeza- recogimos leña, armamos el fuego, y el mate no tardó en llegar acompañado de cuentos y anécdotas de travesías anteriores.
El tradicional Queso y Dulce en ausencia de Filippini (cortador oficial) tuvo que ser distribuido por Dora quien no perdió oportunidad de recordarnos que era ella la ideóloga del tan apreciado Martín Fierro en las travesías.
Se fue haciendo la noche y con ella el asado comprado en la carnicería La Esperanza por Carlitos ya empezaba a tomar forma. Colita de cuadril, vacío, bondiola, chorizo y un calabacín que trajo Dora para darle un toque saludable conformaron el banquete nutrido de cuentos de Malaquías, Homero y Horacio.
Noche fría y despejada con un cielo espectacular.
Cuando ya el cansancio fue ganándonos, Carlitos se trajo la bolista de agua caliente (para tomar nota) y ¡al sobre!. Los demás no tardamos en hacer lo propio.
Domingo 24
A la mañana siguiente amanecimos con otro día espléndido, soleado y fresco. Desayunamos mate, café con leche, queso y dulce y unas galletas que habían quedado del día anterior.
Levantamos el campamento. Antes de continuar con la travesía se revisó si no quedaba nada y si el fuego se había extinguido.
Continuamos remando, pasamos por varios arenales. Luego pasamos por el puente de la ruta 11 vieja.
Seguimos remando sin inconvenientes y con buena corriente a favor. Pasamos por Pueblo Independencia y la línea de alta tensión, hicimos una parada para tomar un baño y comer fruta. Reanudamos la remada.
Pasamos por el puente de 25 de Agosto. Homero estaba reflexionando si un puentecito sería un obstáculo porque en una travesía anterior lo había sido, pero en este caso pudimos pasar tranquilamente. Luego de hacerlo, Homero le sacó una foto.
Continuó la travesía; pasamos por la antigua toma de OSE, vimos una casa de madera con unas mesitas y un parrillero y decidimos bajar a estirarnos un rato. Ya se estaba pensando cómo hacer para pasar el famoso caño, cuando resultó que -gracias a que el río estaba con buen caudal- se resolvió todo sin inconvenientes.
Seguimos remando y llegamos al puente de la ruta 11 donde almorzamos: asado, calabacín y lo que quedaba de queso ni el dulce.
A partir de ahí, se hizo un poco más pesada la remada, menos corriente y algo de viento. Había preocupación ante la posibilidad de caerse por la represa, ya que Malaquías y Carlos querían tomar por un brazo que -según Homero- iba directo a la represa. Pero ellos aseguraban que por ahí era por donde estaba esperándonos Mauricio con el tráiler.
Para sacarnos la duda de por dónde tomar, preguntamos a los lugareños que estaban pescando embarcados y nos indicaron la salida.
Cargamos las tarrinas al camión, y las tarrinas al tráiler y emprendimos el regreso al ACAL.