Relatos Canotaje travesía
Río Santa Lucía - Jun/2009
Bitacora:
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Curso: RÍO SANTA LUCÍA |
| Recorrido: |
PASO ROLDÁN RUTA 108 - BOLÍVAR (RUTA 7) |
| Distancia: |
42 km |
| Días: |
3 |
| Año: |
2009 |
| Fecha: |
19/06/2009 al 21/06/2009 |
| Departamento: |
LAVALLEJA - CANELONES - FLORIDA |
| Recorrido en Google Earth |
RSLPRB.kmz |
| Fotos: |
www.panoramio.com |
Desafío de invierno, 19, 20 y 21 junio
Río Santa Lucía-Junio 2009
La cita era en el club ACAL pasadas las 5:00 am, y de a poco fueron llegando, el primero fue Fernando, mas tarde llegaron Daniel y Gerardo y por ultimo Dora con Ismael que aunque retrasado, aseguraba que no se había dormido, simplemente salió tarde.
En esos momentos nos enterábamos de una baja de último momento, Sandra que por un problemita con la salud de su madre no nos podía acompañar, afortunadamente no fue nada supimos mas tarde. Algo acongojados teníamos que seguir cargando los trailers y algunos minutos más tarde estábamos en camino.
Ultimo día del otoño.
El destino era el río Santa Lucia, pensábamos recorrerlo desde el puente de la ruta 108 Paso Roldan hasta el puente de la ruta 7 Bolivar.
El viaje transcurrió sin sobresaltos con algo de música, el infaltable mate y un montón de entusiasmo que nos hizo pasar los kilómetros sin darnos cuenta. Un rato después… allí estaba el río, imponente y tranquilo como esperándonos.
Mientras Ismael y Gerardo llevaron los coches hasta Fray Marcos, los demás fuimos cargando las tres canoas, con las clásicas tarrinas, alguna silla plegable, para los más veteranos claro ja! ja!, útiles de cocina, carpas, sobres de dormir y licores varios…
Momentos más tarde ya con las canoas en el agua entre fotos y risas empezamos a navegar, el día no podía estar mejor, una mañana fresca pero con un sol muy generoso para esta época del año.
El color de los árboles no se ajustaba con el inicio del invierno. Todo estaba verde con algún tímido matiz dorado, abundantes aves, los aromas y los sonidos del monte nos brindaban un verdadero deleite para los sentidos.
Luego de una pequeña laguna en río se serró convirtiéndose en un pequeño arroyuelo en vez del majestuoso río Santa Lucia que todos conocemos.
Horas más tarde el río nos cobraba el primer peaje, una obstrucción de troncos que nos impedía seguir, lejos de eso Daniel y Gerardo con un machete, un trozador y mucha voluntad, nos sacaron del problema.
Un breve almuerzo y a seguir en esa inmensa maraña de troncos secos y arboles tumbados que nos impedían remar fluidamente pero seguimos hasta encontrar un lugar apropiado para pasar la noche el cual encontramos a eso de las 16:00 horas.
Descargamos todo y a armar el campamento, el fogón, un tendedero para secar algunas ropas y la parrilla infaltable con colitas de cuadril, muslos de pollo y chorizos para la comida del próximo día. Nunca dejo de sorprenderme con la creatividad de algunos a la hora de beber, que es para sacarse el frio, que es por el corazón, que el vino es antioxidante, que es ansiolítico, que lo recomiendan los médicos bla, bla, bla, llegue a escuchar que no convenía llevar sobrepeso en las canoas por eso había que tomarlo ja!ja!ja!
Veranillo regocijante.
El clima estaba de nuestro lado, luego de cenar en una de las recorridas en busca de leña me tome un tiempo para observar el cielo, que totalmente despejado me daba un momento para la reflexión…
Buena conversación algún trago más y a descansar.
El día amaneció nublado pero sin lluvia, desarmar todo, cargar las canoas y a seguir, pero al poco rato otra vez troncos caídos, esta vez bajamos todos, la cosa no nos asustaba pero sabíamos que iba a dar trabajo. Una vez navegando el paisaje se va alternando de vegetación tupida característica de nuestras riberas, a grandes barrancas color terracota y pasto corto de pastoreo de ganado.
Algunos potros corrían a nuestro lado y atravesaban el río de un lado a otro causando una gran sensación de ternura y libertad.
Temporal……………
Por teléfono nos enterábamos que en Montevideo llovía y unos amigos que andaban “kayakeando” por Rocha se estaban mojando, pero con nosotros el tiempo se estaba portando bien, más que bien.
Poco a poco se acercaba la noche, y nuevamente a armar carpas, acopiar bastante leña e hidratarnos con un buen tanát, esta vez acompañado de un guiso de arroz que nos daba valor para enfrentar cualquier clima por fiero que fuera.
Los relámpagos en el horizonte nos anunciaban que teníamos que asegurar las carpas y revisar que no quedara nada que no se pudiera mojar afuera pues se venía el agua.
Entre anécdotas y buena charla con las primeras gotas de lluvia nos fuimos acostando, y la cosa se puso peor pero yo le di poca importancia, a tal punto que me dormí tan profundamente que perdí la noción de que estaba en la carpa, en ese momento creía estar el cuarto de mi casa. Para mi sorpresa un estrepitoso rayo en las cercanías me hizo despertar de un salto entre resplandores color carpa, ¿dónde estoy, qué pasa? Ahhh, pero si estoy acampando… y seguí durmiendo tranquilamente hasta el amanecer.
Dos de la mañana entro el invierno.
Temprano, al levantarse el fogón cobro vida con la leña previamente guardada, el ansiado desayuno y el infaltable mate fueron los protagonistas, poco a poco paró la lluvia levantamos campamento y continuamos el viaje esta vez con unos cuantos grados menos de temperatura y lloviznas pasajeras.
El último tramo no tuvo contratiempos, salvo algún pequeño rápido que le daba algo de emoción.
El entorno era tan hermoso que se nos hizo muy corto el viaje, al cabo de un rato divisamos el puente y “saquen el pie del pedal teeerrrrrmino la vuelta” cumpliendo un recorrido total de 44 Km. cargar todo para irnos no sin antes acabar con el guiso de la noche anterior y algo de vino para los que no manejaban, por fortuna para mi, esta vez fui de acompañante…
Relato: Roberto Hidalgo
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
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