Porque las cosas buenas se repiten, porque la experiencia de las personas deja las marcas residuales para ser aprovechadas en su vida cotidiana, porque somos seres que se guían por la curiosidad y porque el grupo es excelente y el sentido de la aventura nos llama a la acción, ha estado nuestro rumbo puesto en Rocha en esta oportunidad.
Seleccionado el río San Luis, y armado el team de exploradores nos emprendemos en la empresa. La propuesta es pasar 4 días rodeados de la naturaleza y la compañía de un cosmopolita grupo unido por la meta de disfrutar el medio sin afectarlo con nuestra presencia, y aprovechar cada minuto de permanencia en el mismo quedándonos con recuerdos que seguramente no se podrán olvidar por mucho tiempo.
Día 1 - El encuentro y la partida del río.
Siendo aproximadamente las 4am del día Sábado 21 de Febrero nos encontramos en el Chuy, sitio designado para el encuentro de todos los vehículos que desde distintos puntos del país traerían las 24 personas que conformaríamos esta travesía. Una ves que estuvimos todos se cargaron todas las canoas que se pudo en el trailer del camión, falto una, por lo que fue preciso que uno de los autos fuera hasta el punto de partida a dejarla y volviera hasta el punto de llegada, lo que ocasionó que debiéramos esperar un par de horas en la entrada de la estancia que da al punto de llegada de la travesía. En este lugar ya nos dieron la bienvenida una impresionante cantidad de insaciables mosquitos, que nos daba la pauta de la que seria la constante en los días venideros.
Por fin llegamos al río, así que a descargar canoas, tarrinas y demás pertrechos. Tras un rato para acondicionar todo en las canoas, por fin dimos inicio a la travesía. Los primeros cientos de metros, el río se presentaba llano y con muchos bancos de arena pocos centímetros bajo la superficie. Pero rápidamente dio paso a un río mas profundo de agua calma, con un espectacular paisaje de barrancas y vegetación.
Tras unas horas remando río abajo, se eligió un agradable lugar para descansar y almorzar, en el que algunos aprovecharon para tomar una pequeña y reparadora siesta. Luego proseguimos bajando por el río, disfrutando de espectaculares paisajes, de barrancas, montes naturales, y la ocurrencia de grandes tomas de agua para irrigar campos de arroz.
Al caer la tarde, ya todos exhaustos luego de haber recorrido unos 19Km, se eligió, el que parecía ser un buen lugar para pasar la noche, al final resulto que el lugar estaba a unos 200 metros del pueblo San Luis al Medio. Algunos habríamos preferido acampar mas lejos de la civilización, pero estábamos todos exhaustos de sobremanera, así que la idea de continuar era totalmente impensada. Así que se procedió a hacer todas las tareas de rutina, elegir un lugar para hacer el fogón, colgar un toldo cerca de este, recolectar leña, armar las carpas, etc. Una ves que hubo fuego, calentar agua para la merienda, una ves que merendamos se empezó a cocinar unas colitas de cuadril que serian nuestra cena y almuerzo al día siguiente, paralelamente se envió un pequeño grupo de reconocimiento al pueblo con la misión de conseguir agua potable, ya que estimábamos que las reservas que teníamos no serian suficientes para los 4 días. Luego de cenar, algunos huyeron raudamente a sus carpas a dormir evidenciando que en la noche anterior durante el viaje no se había dormido casi nada, mientras que otros se quedaron de sobremesa alrededor del fuego, disfrutando de una noche espectacular.
Día 2 - ¿Alguien nos dio vuelta el río?
A la mañana siguiente, preparamos el desayuno, y a levantar el campamento para proseguir nuestro viaje, a su vez un pequeño grupo fuimos al pueblo cercano a llenar con agua los bidones que teníamos vacíos. Antes de partir notamos algo que parecía increíble, pero luego notaríamos hasta el cansancio que efectivamente había ocurrido. El viento había cambiado y el sentido de la corriente del río parecía haber cambiado.
Partimos viento en contra intentando aprovechar el reparo de las barrancas o del monte de la rivera del río, cuando esto era posible, avanzamos por unas horas, hasta que paramos para descansar y almorzar, para nuestra sorpresa, según los GPS presentes nos movilizamos a buen ritmo pese al viento en contra. Luego de un necesario descanso, proseguimos ante la inminencia de una tormenta que se formaba en el horizonte, y se acercaba lenta pero inexorablemente. A su ves alguien llamo vía celular a Montevideo y le dijeron que haya estaba lloviendo y que había alerta meteorológica para Rocha. Proseguimos nuestro viaje, mientras el cielo continuaba cargándose, y el viento seguía soplando, habremos avanzado una hora y media más, cuando se descolgó a llover torrencialmente, afortunadamente esto vino de la mano de la reducción del viento, así que proseguimos navegando bajo la lluvia quizá un par de horas mas, de estas la ultima fue en busca de un lugar adecuado para acampar. Por fin la lluvia amaino y pronto encontramos un lugar aceptable, para el campamento, no era un sitio espectacular, además el acceso desde el río era medio complicado, pero dado que se nos venia la noche, se decidió quedarnos ahí. Así que a armar todo se dijo, una buena fogata, la merienda y a preparar la cena.
Día 3 - ¡Llegamos a la Laguna!
A la mañana siguiente, el viento había cambiado, ahora estaba mas a nuestro favor, lo mismo la corriente del río que había vuelto a bajar, sin contar con el nivel del río que también había cambiado, había bajado como un metro, alguna de las canoas prácticamente colgaban por la barranca del cabo que las sujetaba a algún tronco de árbol.
Como siempre, los primeros en levantarnos avivamos el fuego para calentar agua para el desayuno, y a levantar el campamento. Una ves que acomodamos todo en las canoas y partimos con la ilusión de llegar hoy a la Laguna Merin, ya que estábamos a unos 7 Km. de distancia. Las condiciones para navegar eran propicias ya que teníamos viento a favor. Tanto así que uno de los participantes de la travesía decidió convertir su Kayak en velero, hay que ver todo lo que se puede hacer con un remo y un par de bolsas del Macro Mercado.
Previo a la Laguna Merin llegamos a la Laguna Blanca, hicimos una parada en la desembocadura del río en la laguna para conocerla, un breve descanso y un reparador bañito, para luego continuar el cruce de la laguna para continuar por el brazo que la conecta con la Merin, si bien es un trayecto corto por una de las orillas, nos presento ciertas dificultades a los navegantes más novatos, pues el viento reinante hacia que la Laguna presentara un continuo oleaje, que ocasionaba que embarcáramos agua en forma constante.
Una ves que tomamos el brazo hacia la Merin, a aproximadamente un kilómetro encontramos un lugar muy agradable para establecer el campamento, sabiendo que estábamos a aproximadamente un kilómetro mas para llegar a la laguna. Procedimos a establecer el campamento, preparar el almuerzo y descansar un rato, para más tarde continuar ya sin nuestras cacharpas hasta la ansiada Laguna Merin. Una ves ahí comprendimos su magnificencia, y comprendimos el porque el río había cambiado de sentido, la laguna es tan grande que el viento logra desplazar grandes cantidades de agua, ocasionando que en caso de soplar hacia el río, el nivel de la laguna aumente ocasionando que el nivel de la laguna supere al del río y la misma se convierta en un afluente del río, cambiando el sentido del mismo y haciéndolo crecer.
Luego de un rato admirando los espectaculares paisajes que la laguna nos presentaba, algunos de los navegantes, los mas osados tomaron el desafío de cruzar la laguna hasta Punta Do Paraguaio, los menos experimentado, menos osados (y quizá más cobardes) luego de admirar el paisaje un rato mas, optamos por volver al campamento. Los que se atrevieron a cruzar debieron enfrentar 3Km de viento en contra con considerables olas, que ocasionaba que debieran de remar todo el trayecto de manera sostenida, a la vez que achicaban continuamente el agua que las olas insistían en meter dentro de las embarcaciones. Por fin llegaron a la orilla del lado Brasilero, una ves ahí, no podía faltar el ritual de plantar bandera, consiguieron una caña tacuara, que haría de mástil para la bandera del Acal. La cual flameo en las costas brasileñas hasta que nuestros intrépidos navegantes decidieron volver al Uruguay, el viaje de retorno fue mucho más fácil, porque ahora tenían el viento a favor.
Al caer la noche, se preparo la cena, los mosquitos de esta zona al parecer tenían mucha mas hambre que los de los campamentos anteriores, ya que debíamos reforzar las aplicaciones de repelente cada poco tiempo, y recurrir a técnicas como la quema de bosta de vaca para lograr mantenerlos alejados.
Luego de cenar, se mantuvo la ronda alrededor del fuego, en la cual se contaron diversas historias y anécdotas. Una motivación extra para esto, era el hecho de que se trataba de la última noche y debía consumirse todo el vino que quedaba. Eso no podía sobrar!!! Objetivo que se alcanzo, de todas formas la jornada se extendía hasta entrada la una de la madrugada, entre cuentos, bromas y clases de astronomía.
Día 4 – El Regreso
A la mañana siguiente, nos levantamos con una sensación estraña, se trataba del último día y al mediodía debíamos emprender el camino de vuelta.
Luego de desayunar, algunos optaron por ir nuevamente hasta la Laguna, otros optamos por quedarnos chiviando en el río. Para luego levantar el campamento y emprender el camino de regreso, hasta el punto donde vendría el camión a buscarnos.
El camino fue tranquilo, ya este día el viento no era muy fuerte, y el río estaba bien calmo. Por lo que el viaje se hizo con relativa facilidad. Unas ves que llegamos, se preparo todo para ser cargado al camión, se limpiaron las canoas, y picoteamos algo de comer mientras esperábamos que llegara el camión.
Una vez que estuvo todo cargado, emprendimos el camino hacia el Chuy, cansados pero con la idea de llegar a tomar algo bien frío y comer unos bauru. Fue un poema la cara de los dependientes del local, cuando paro un camión y empezamos a bajar todos, y de un momento otro el local paso de estar casi vació a lleno, ya que caímos 21 personas de una, a armar una sola mesa larga, por suerte era afuera, lo que permitió que se agregaran mesas y mesas hasta que entramos todos.
Para luego emprender el camino final de retorno, algunos en bus y otros en el camión.
Acto que concluía una aventura de 4 días sumamente gratos y colmados de recuerdos.
