Relatos Canotaje travesía
Río San José - Nov/2008
Bitacora:
| Curso: RÍO SAN JOSÉ |
| Recorrido: |
PASO DEL REY - PICADA VARELA |
| Distancia: |
19 km |
| Días: |
2 |
| Año: |
2008 |
| Fecha: |
22/11/2008 al 23/11/2008 |
| Departamento: |
SAN JOSÉ |
| Recorrido en Google Earth |
RSJPDRPV.kmz |
| Fotos: |
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6ta. travesía aventura del Río San José.
Una experiencia diferente.
Río San José- Noviembre 2008
Para los integrantes de nuestro club las travesías en canoa son siempre cargando todo en la canoa y con pocas embarcaciones. Pues en noviembre le llegaba la hora de organizar una de las fechas del circuito de travesías organizadas para toda la familia y esa fue nuestra meta.
Ya en su 6ta. Edición el ACAL y la comisión de Canotaje Travesías se pusieron sobre sus hombros la organización de tan extraordinario evento. Para estas travesías no se sabe a ciencia cierta cuantos serán los integrantes, pues uno va invitando y por conocimiento o recomendación de los demás clubes el día del evento van cayendo canoeros. Para este año elegimos hacer la parte superior del río, de Paso del Rey a la Picada Varela (Ruta 3); unos 40 kilómetros en dos etapas.
Primera etapa: Paso del Rey - Paso Mauri - Paso Panta
Segunda etapa: Paso Panta - Monte Río - Picada Varela. Ya el viernes al medio día estábamos en Monte Río, lugar elegido para el camping y centro de todas las demás actividades; esperando a los palistas más ansiosos. Con dos remolques, de 6 y 8 canoas cada uno, fuimos llevando las canoas hasta Paso del Rey (ya teníamos 20 canoas traídas de Montevideo). La ansiedad era muy grande y no venía nadie, pero al caer la noche tímidamente empezaron a llegar una y otra canoa, ahora si con los remeros; se completó el tercer envío de canoas que salió rumbo a la salida que distaba unos 18 kilómetros por caminos vecinales. Las carpas fueron creciendo entre el monte de eucaliptos en grupos bien diferenciados, cada club trae su regimiento de remeros los cuales arman su propio campamento; los nuevos o solitarios, generalmente se las arreglan entre los grandes campamentos y hace un muy lindo conglomerado. Como el viernes no forma parte de lo organizado cada cual hace su fuego y en nuestro caso un buen asado no podía faltar que llegó a ser escaso para los 15 que estábamos ahí, y hoy día todavía recuerdan. Pero todos estábamos dispersos hablando con los que iban llegando, contando anécdotas y preguntando como está el río.
Sábado. En la madrugada fueron llegando delegaciones de los más recónditos puntos del Uruguay; ESCARPE de Punta del Este, Delta del Tigre, Rosario, San Juan, Santa Lucia, Mercedes, los Últimos de Lagomar, Centro Protección de Chóferes de Pando y San José, acentuándose, como no podía ser de otra manera, sobre la hora de partida; madrugar de los organizadores y a continuar llevando canoas hasta la salida.
La hora prevista para que saliera el primer camión con remeros se demora apenas media hora y a las 9:30 salió rumbo a Paso del Rey. Las inscripciones venían viento en popa y al cabo de los dos días registramos 56 canoas con sus tripulaciones, todo un éxito dadas las circunstancias climáticas ya mencionadas.
Llega el primer camión (suministrado por la intendencia municipal de San José) a la salida, todos se bajan como desesperados a ver cuanta agua hay, mientras el camión vuelve por el resto, se les pide colaboración a todos, había que llevar las canoas unos 200 metros desde donde pasaron la noche en un establecimiento cercano hasta el paso.
Como organizadores decíamos: unos metros más adelante esta la laguna de la Reina y verán que linda que es y nada más. Se les suministraba agua y fruta a cada integrante y los fuimos largando de a uno río abajo y cuando el último salió llegaba el segundo malón y al agua pato, todo perfecto hasta ahora, las 50 canoas salieron en fila india.
3:40 llegó la primer canoa a Mauri y nosotros 5:20, cansados, agotados, pero intactos al igual que todos los demás, completamos los primeros 8 kilómetros y medio. Se fueron subiendo las canoas al camino y en tres viajes se llevó a los integrantes hasta el campamento, donde tomarían algún baño, descansarían, merendarían, o dormirían una buena siesta para recargar energías.
Novatos, experientes, hombres, mujeres, niños (8 años), gordos, flacos, longevos (72 años), jóvenes, con buen estado físico y no tanto se subieron a sus embarcaciones a disfrutar de un día realmente veraniego.
Entonces: Fue terminar de recorrer la laguna de la Reina cuando a la izquierda salía un pequeño hilo de agua con no más de 5 cm. de profundidad y no más de 90 cm. de ancho, unos jóvenes que acampaban y pescaban en la orilla nos decían: si por ahí es. Me imagino que ya estaban cansados de ver canoas y cuando les dijimos que éramos la última canoa suspiraron agradecidos, ya que por casi una hora habían estado pasando canoas. El fondo del río cubierto a más no poder de almejas de río fue la nota destacada de la primera hora de navegación. De ahí en mas y por las siguientes 5 horas el río San José seria un mísero curso de agua, donde el empeño y la energía no desgastó a los mas de 100 remeros.
Había que remar unos 50 segundos en pequeños lagunones y luego caminar varios minutos sobre troncos, ramas, almejas y fondo de arena. Hay que destacar lo limpio, de basura, del río pese a la cercanía de la ciudad y además se hizo énfasis en que nadie tirara nada al agua, algo de ecología hay que inculcar a los novatos. Monte tupido en ambas orillas, cuando el río se convertía en cañada veíamos los cortes de ramas de anteriores excursiones y veíamos cortes a 2 metros de altura, a 1 metro, a 50 centímetros y las nuestras, que eran las más bajas.
Esto nos demuestra que el río cambia notoriamente su profundidad dependiendo de las lluvias; viendo que se puede hacer en cualquier circunstancia. La idea era llegar en condiciones normales a Paso Mauri al medio día y almorzar todos juntos, pero no fue así. Ya que como organizador me comprometí a ir cerrando la travesía junto con dos canoas mas de ACAL para que nadie se perdiera o le pasara algo, nuestro remar se fue alargando en el tiempo; baños en los lagunones eran comunes mientras esperábamos que los demás canoeros (que hacían lo mismo) se fueran hacia delante. Una agua translucida y muy agradable aplacaban el gran calor existente en los lagunones y la sombra del monte nos protegía del intenso sol cuando caminábamos.Cada uno almorzó en donde pudo o quiso ya que cada embarcación se llevaba su almuerzo; al paso de nosotros por pequeñas playitas nos decíamos acá pararon a comer y acá también; como lo mencionamos antes el río era tan angosto que no podíamos parar todos en un mismo lugar, es mas la fila india fue el común de la travesía.
Cerca de las 4 de la tarde por handy hicimos contacto con los compañeros que estaban en Paso Mauri los cuales nos relatan: Los que salieron a las 6 de la mañana a abrir el río (llámese limpiar de ramas e ir marcando el río para que los demás circulen bien) llegaron a Mauri a la 12 y dicen que río abajo rumbo a Panta está mas que difícil para seguir. Entonces se decidió que la travesía terminaría en Mauri para el primer día y se vería por donde hacerla el segundo día.
Se tomó la decisión de llevar todas las canoas a Paso Panta para así el domingo hacer el río de Panta hasta Monte Río; nos tomó casi 3 horas más el acarrear las 50 canoas.
En la nochecita, un fogón con agua caliente para todo aquel que quisiera y la llamada para la cena con folklorista incluido dieron fin a la primera jornada y a dormir que mañana seguiría otra igual o peor.
Domingo. 8 de la mañana desayuno continental y a subirse al camión que nos íbamos para Paso Panta.
Cosa rara de estas travesías son los que vienen solo por el domingo y los que el domingo se quedan a hacer campamento o se van directamente, en fin hay que contemplar a todos y con las deserciones e incorporaciones seguimos siendo unas 50 canoas. Algunas canoas quedaron con un solo integrante, juntamos nuevas parejas y al agua pato. Este segundo día sería radicalmente diferente: Como el día anterior fuimos largando de a una las canoas luego de esperar por el segundo camión, cundo este llegó salía la ultima canoa del primen grupo y así fue saliendo la segunda mitad. Otra vez fruta, agua y protector solar y a remar se ha dicho. ¡Es increíble como cambia el río en cuestión de pocos kilómetros! El segundo día nos tocaría: grandes lagunones anchos y algo profundos, con vegetación riberense abundante pero que no cubría el río: con fondo de piedra y al cabo del lagunón enormes rocas, que hacían de barrera natural para el río. Estas había que pasarlas por arriba subiendo las canoas, en algunas oportunidades hasta un metro por encima del agua. Acá las canoas sufrieron de lo lindo, se veían los rastros de colores de las canoas en el fondo sobre rocas puntiagudas, pero por suerte ninguna se rompió con esta aventura.
Otro día estupendo, con grandes baños en los lagunones que aplacaban el calor y cuando llegábamos al roquedal nos decíamos: otra vez a raspar las canoas y caminar con el peligro de torcerse un tobillo.
Ya llegando a Monte Río y distante unos 3 Km., por camino, de la ciudad de San José nos topamos con una enorme cantera de tosca, la cual esta pegada al río, no 40 metros ni 200, literalmente pegada y cuando el río creció se inundó debido a que el fondo de la cantera estaba como 5 metros por debajo del cauce, posteriormente hubo que encausar el río con palas mecánicas. Nosotros que no sabemos nada de minería nos preguntamos si vale la pena desviar un río en pos del material extraído de ahí. Una gran pena en lo lindo que tiene el río San José en toda su extensión. Próximos a las 4 de la tarde llegamos a Monte Río completando los 10 kilómetros para este segundo día de remo.
Gran banquete con asado con cuero, entrega de diplomas, y sorteos varios como el del zapatito (Kayak).
Cabe destacar el apoyo de estos auspiciantes (Dermur, Confitería Rivera, Hidalgo Fibra de Vidrio, Real Can (balanceado para perros), Cambio San José, Néstor Pérez, Pablo Pucheu abogado, AMC/Uruguay - Atlantikayak's, Estancia Cabaña Santa Alicia, Motul, que nos ayudaron económicamente a realizar esta travesía sin trasladar el costo a los participantes.
Se fueron desarmando los campamentos, cargando las canoas y llegaron las despedidas ya que algunos tendrían que hacer hasta 300 kilómetros para llegar a sus casas.
Relato: Gerardo (Aquaman) Ruske
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
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