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Río Queguay- Oct/2009


Bitacora:


Curso: RÍO QUEGUAY
Recorrido: PASO DEL SAUCE - PASO MOLLES
Distancia: 32 km
Días: 3
Año: 2009
Fecha: 10/10/2009 al 12/10/2009
Departamento: PAYSANDÚ
Recorrido en Google Earth R-Queguay_P-Del-Sauce-P-Andres-Perez.kmz
Fotos:  

 

 

Travesía por el río Queguay

Octubre 2009

 

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Después de varios años de nuestra última travesía en canoa en Uruguay, nos llega un mail invitándonos a participar en la travesía del río Queguay en su tramo superior desde Paso del Sauce hasta Paso Andrés Pérez, aproximadamente 57 Km., del 10 al 12 de octubre, la idea nos entusiasma porque ya conocíamos el río en su parte inferior y nos habían comentado que en su tramo superior era mas correntoso y con mayor cantidad de rápidos lo que garantizaba una aventura interesante.

 

Partimos el viernes, en Buquebus a Colonia, con la idea de encontrarnos en Paso de los Toros el Sábado a las cuatro de la mañana, con el grupo del club Acal que venía desde Montevideo, como llegamos temprano aprovechamos para dormir un rato al lado del inmenso toro que da nombre al lugar, a las 4 aprecio un pequeño camión con un remolque que traía las canoas.
Dentro del camión viajaban cómodamente sentados en sillas plegables y tarrinas los 13 personajes del grupo, al ir descendiendo nos fuimos presentado y descubrimos que cada uno tenía su apodo.

 

Continuamos el viaje por caminos de ripio pasando por pequeñas poblaciones como Merinos y Morato cruzándonos en camino con liebres, zorros y zorrinos y al amanecer llegamos al río, preparamos las canoas atando todo porque estaba garantiza la tumbada, llevábamos una tarrina grande para la ropa, carpa y comida, bidones de agua, remo de repuesto, y nos repartimos entre las canoas las tarrinas con los elementos necesarios para el campamento. Nos equipamos con neoprene corto, botas de neoprene, taje de agua sombrero, anteojos y salvavidas, remo simple en proa y doble en popa y al agua.

 

El día está fresco pero con sol, el río en este tramo no tiene mucha corriente, en una reunión previa nos dan las instrucciones de la travesía, inicia la formación una canoa exploradora y la siguen las demás dejando bastante distancia entre ellas para no chocarse, un pitido nos indica que hubo una tumbada y dos pitidos que nos detengamos para reagruparnos.

 

Remábamos con entusiasmo y el único sonido que se escuchaba era el de los remos y el de los pájaros hasta que después de 15 minutos el río se hace más angosto y se empieza a escuchar el rugir del río anunciándonos un rápido, la emoción era mayor porque ninguno del grupo había recorrido el río anteriormente y no conocíamos la dificultad de los rápidos, resulto ser una simple corredera con poca profundidad y la canoa golpeo con alguna piedra pero por suerte no llego a romper el fondo. El río fue alternando entre tramos tranquilos y anchos con poca corriente y pasos angostos con rápidos en donde la arboleda se cerraba sobre el río formando una galería, pero que estaba atravesada por ramas que dificultaban la navegación, para avanzar casi no había que remar, nos llevaba la corriente, pero se usaban los remos para separar las ramas y como pértigas para empujarnos sobre el fondo, nos agarrábamos de las ramas para orientar la canoa, en las curvas el peligro era que quedara la canoa atrapada entre las ramas y volcara, en este momento el sombrero nos protegía de los insectos que caían de los árboles y los anteojos y el salvavidas de las ramas que se atravesaban.

 

El primer rápido difícil le agrego emoción y diversión a la travesía, porque comenzaron las volcadas con el desparramo de remos, gorros, tarrinas y todo lo que no estuviera atado, lo que flotaba era recuperado por las otras canoas que habían pasado y se detenían para reagruparse y ayudar.

 

A eso de las dos de la tarde, la ribera del río nos muestra un descampado sobre una barranca y paramos para almorzar, aprovechamos para conocernos y descubrimos un gran espíritu de camaradería. Algunos aprovechan para hacer un pequeña siesta y al rato continuamos la remada.

 

El rió se cerraba cada vez más, las primeras canoas iban cortando las ramas con machete y cierra de mano y se avanzaba lentamente y teníamos que bajarnos de las canoas y pasar caminando, varias veces el río se dividía en dos cauces formando islas y era difícil saber cual era más navegable.
A las 18 horas apenas habíamos avanzado 17 Km. pero muy cansadores y paramos para acampar, armamos las carpas y al hacerse de noche cenamos junto al fogón, después de una charla muy interesante nos fuimos a dormir, pero al rato truenos y relámpagos anunciaban una tormenta que duro hasta las 10 de la mañana.

 

Después de desayunar mate y Martín Fierro y guardar las carpas mojadas continuamos la remada, pero el río había cambiado después de la lluvia estaba más profundo y cada vez corría más rápido ya no se hacía pie en los rápidos, más frecuentes y era más difícil volver a subir a la canoa.
El momento más difícil fue cuando el río hacia una curva muy cerrada con mucha correntada, la canoa de los mormones tumbo y uno de ellos quedo atrapado entre las ramas sin poder salir, la canoa que los seguía se acerca para ayudarlos y queda sumergida y también atrapada entre las ramas se organiza la ayuda por las costa y remontado la corriente, y se consigue rescatar al tripulante y a la canoa. Después de esta casi trágica situación, algunos estaban muy cansados y decidimos acampar temprano y acortar el recorrido, salió el sol, caminamos por el campo y en la noche fogón, riquísimos fideos, historias, cuentos, sorteos y para sacarnos el frío grapa miel.

 

A la mañana siguiente el río había subido cuatro metros, la barranca no se veía y el río corría rapidísimo, daba miedo porque si tumbabas no se podía llegar a la costa para achicar y subir. El desayuno fue con asamblea, porque algunos no quería seguir, pero con el campo inundado no se podía transportar el campamento hasta la ruta que pasaba a unos siete kilómetros. Los que nos encontrábamos en mejores condiciones decidimos seguir navegando y el otro grupo iría caminado siguiendo el curso del río. Por suerte el recorrido del río era ancho pero con mucha corriente, después de menos de una hora veríamos el Puente de Tablas del Paso Molles que nos indicaba que habíamos llegado. Pero la aventura continuaba porque había que ir caminado hasta el campamento para traer las otras canoas.
Todo término bien el grupo caminante llego después de vadear un afluente y el otro grupo trajo el resto de las canoas, otras ves al camión y nos despedimos hasta la próxima travesía.

 

Texto: Daniel y Pablo Migliorisi
Fotos: del Grupo

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Río Queguay - Canotaje Travesía - Oct 2009


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