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Río Cebollatí - Set/2012 (Paso del Rey - R8)


Bitacora:


Curso: RÍO CEBOLLATÍ
Recorrido: PASO DEL REY - RUTA 8
Distancia: 26 km
Días: 2
Año: 2012
Fecha: 15/09/2012 al 16/09/2012
Departamento: LAVALLEJA
Recorrido en Google Earth RioCebollati.kmz
Fotos:  

 

 

RIO CEBOLLATI- Setiembre 2012

Setiembre de 2012

 

solima_historia

 

 

En esta primavera, cuando todo florece y recobra su esplendor, vamos a cosechar los frutos de la amistad que con buenas semillas sembramos en el Club Acal.


Si vos no conoces nuestro club te invito a que te acerques. Estamos en Playa Malvín, Rambla República de Chile 4250, ciudad de Montevideo. Nuestro grupo de canotaje se reúne los martes a la hora 20:30. Además te dejo este e-mail para que me escribas si lo que vas a leer en esta nota resulta de tu agrado: adrian_mvdo70@hotmail.com


Luego del impase al que nos obligó el frio invierno, las canoas querían dejar el varadero y tomar contacto con el agua. Nosotros, amantes de la naturaleza y apasionados por esta actividad, no veíamos la hora de comenzar a flotar y a puro remo darnos impulso por alguno de los ríos de nuestro querido Uruguay.


El calendario de actividades indicaba que esta vez nuestra travesía sería por el Río Cebollatí (Departamento de Lavalleja) desde Paso del Rey al puente en la Ruta 8. Unos 30 km que nos proponíamos recorrer en 2 días (15 y 16 de setiembre de 2012).

 

Nuestro espíritu aventurero nos motivó a juntarnos en el club a las 4:30 horas el sábado 15. Luego de organizarnos y cargar el equipaje en los 3 coches disponibles, muy entusiasmados iniciamos el recorrido. La barra estaba conformada por 8 canoeros. Notamos en esta oportunidad la ausencia del factor femenino que siempre nos acompaña (se extrañaron chicas!!!). No obstante, sabíamos que esta sería una travesía especial porque los Toby’s del Acal estábamos prontos para salir de canotaje y dispuestos a disfrutar al máximo de esta experiencia.

 

La caravana tenía como puntero al abuelo Filippini que acompañado por Gerónimo llevaba la carga más pesada (el trailer con las 4 canoas). Lo secundaba Víctor con Martín y Leo, y cerraban la fila Carlos, Daniel y quien relata (Adrián) que iba al volante. Apenas salimos del Club nuestro querido amigo Carlos Humberto buscó posición en el asiento trasero y cual “Príncipe” durmiente, torró durante todo el viaje. No se enteró de nuestra parada técnica en la ciudad de Minas y menos que a la altura de Mariscala tuvimos que atravesar un banco de niebla tan espesa que solo permitía visibilidad a unos pocos metros de distancia.

 

Fueron alrededor de 200 kilómetros los recorridos para llegar a Pirarajá y de allí al Paso del Rey, propiamente en el río donde bajaríamos las canoas. Nos costó llegar a este lugar porque erramos el camino y nos vimos obligados a hacer unos cuantos kilómetros adicionales.

 

La logística indicaba que una vez descargadas las canoas debíamos llevar los coches hasta el puente en Ruta 8, lugar marcado como punto de finalización de la travesía y al cual llegaríamos por el río al día siguiente. Es así que los tres vehículos fueron guiados hasta ese lugar y los choferes regresamos al Paso del Rey en un auto de alquiler (con conductor) que había sido contratado con anterioridad. Nada estaba librado al azar, todo había sido muy bien organizado y salió a la perfección (mérito de Daniel que se encargó de la logística).

 

A la hora 10:00 ya estábamos en el agua. Filippi y Gerónimo flotando en la “Tacuarita”, Víctor y Martín en la “Estrés”, Leo y Carlitos en la “Fer”, el Dani y yo en la “Sapucay”. Luego de arengarnos y desearnos una buena travesía, arrancamos con la remada a favor de la corriente. Poco a poco fuimos avanzando por un río cerrado por el monte y su abundante vegetación. En ocasiones tuvimos que utilizar machetes y tronchadores (sierras manuales) para cortar ramas y abrirnos paso entre la maleza que invadía el río. También nos vimos obligados a resignar alguno de estos implementos, dejándolo “guardado” en la profundidad del rio.

 

Buenas correderas y algunos saltos de agua pusieron la cuota de emoción a nuestro viaje. No faltaron las volcadas y la hundida de una canoa (la Estrés) que quedó aprisionada por la corriente contra unas ramas que estaban por debajo de la superficie (bien por Víctor y Martín que en ningún momento perdieron la calma). Esto puso a prueba la performance del equipo que pudo completar con éxito el rescate y recuperar la embarcación. Qué bueno es sentir que en estas situaciones siempre habrá alguien que te extiende su mano. Cómo el problema de uno se transforma inmediatamente en el de todos y que complicado hubiera sido para el grupo continuar con una canoa menos a la altura del río en la que nos encontrábamos. La preocupación de cada uno por el bienestar y la integridad de sus compañeros es de un valor fundamental para ver cumplido el objetivo. La consigna siempre fue muy clara…uno para todos y todos para uno!!!

 

La lluvia nos abatió en plena navegación. Luego de unas cuantas horas de remada (poco más de 12 kilómetros recorridos) buscamos en la ribera del río un lugar donde instalar nuestro campamento. El acceso era complicado, por la altura y el barro que se había formado, pero tuvimos suerte de encontrar ese lugar (no abundaban) y fue doble la fortuna porque para ese entonces la lluvia ya comenzaba a parar.

 

El fogón estuvo fantástico. Costó el arranque porque la leña que recolectamos estaba húmeda, pero Leo aplicó todo su ingenio y con la técnica del “soplete” (el que llevábamos en el kit de reparaciones) hizo que cuando encendiera no se apagara más. Y ahí estábamos los 8, compartiendo la cena y disfrutando del encuentro al 100%. Poco después el cansancio que teníamos nos fue empujando hacia las carpas en donde nos esperaban los colchones inflables y los sobres de dormir.

 

De noche llovió abundantemente, pero a la mañana el sol marcó una tímida presencia asomándose de a ratos entre las nubes que aún se imponían en el cielo. Luego del tradicional desayuno con café, galletas de campaña, queso y dulce de membrillo, levantamos campamento y nos mandamos al agua.

 

En este segundo tramo el río nos mostraba en ambas márgenes una mayor cantidad de espacios abiertos. Algunos arenales y extensas praderas aptas para la cría de ganado predominaban en el paisaje. Allá a lo lejos divisamos unos cuantos novillos que agrupados contemplaban impávidos la situación de otro que había caído en una pequeña barranca. Tras caer y lastimarse una pata, este animal había quedado atrapado en el barro. Nos acercamos al lugar dispuestos a auxiliarlo. Utilizando cuerdas y mancomunando fuerzas logramos sacar al novillo de esa incomodad situación (otra vez el trabajo en equipo dio su resultado). No sabemos cuánto hacía que estaba allí, pero había dado tanta lucha por salir que para ese entonces se encontraba extenuado. Le dimos de beber y apremiados por el tiempo retomamos nuestra marcha. A los “cabaleros” les paso un dato… la caravana del novillo lucía el No. 4213.

 

A unos cuantos kilómetros de allí nos detuvimos para almorzar. Le entramos a la bondiola de cerdo y los chorizos que habían quedado del fogón nocturno, un verdadero manjar.

 

Poco a poco nos fuimos acercando a la Ruta 8. Hasta ese entonces solo escuchábamos el ruido de los pájaros, del agua y el viento que mecía la copa de los árboles. Ahora comenzábamos a sentir el ruido de motores, a ver cables de alta tensión, un molino de viento y muy a lo lejos la antena del puesto de Policía Caminera, tal como si fuera un “faro” que nos indicaba el retorno a la civilización.

 

Tras uno de los quiebres del río apareció la imponente estructura del puente. Muy cerca de ese lugar nuestros vehículos nos esperaban para la vuelta a casa. Lavamos las canoas, cargamos el equipaje, nos cambiamos de ropa y emprendimos el viaje de regreso a Montevideo. Llegamos al Club próximo a las 20:00 horas, con algunos alfajores serranos que compramos de pasada por la ciudad de Minas.

 

Ciertamente nos sentimos orgullosos por el éxito de la travesía. Fuimos felices compartiendo este fin de semana con amigos en un entorno natural y haciendo una de las actividades que más nos gusta. En ningún momento olvidamos nuestro compromiso con el medio ambiente y siempre nos ocupamos de preservar cada uno de los lugares por los que tuvimos paso. La experiencia fue increíble. Nos toca ahora compartir con nuestras familias y amigos el recuerdo de lo vivido, y pensar ya en nuestra próxima salida.

Relato: Adrián Acuña
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

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Canotaje Travesía - Río Cebollatí - Set 2012


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