Me sume a un grupo de personas donde esta “todo fríamente calculado”. En la semana del 13 al 17/1/2020 empezó que sale y que no, cuántos somos, cuántos autos, canoas, etc.
A mí siempre me gustó la idea de ir a Punta Ballena, pero lo que no quería era ir a entorpecer o atrasar a este grupo con mucha experiencia. La cuestión es que efectivamente se termina de confirma el viaje el jueves de noche. Una compañera enseguida se ofreció llevarme en su auto, con la canoa en la vaca, ella me llevaba el chaleco y otro compañero me prestaba su remo. O sea que desde el comienzo la cosa fue de prestada. A la noche del viernes me cae un mensaje preguntándome si tenía carpa y sobre de dormir, entre en pánico, no tenía nada y dar marcha atrás ya era muy tarde porque desacomodaba a todos, bueno echar para atrás ni para tomar impulso dice el dicho asique continúe.
Tenía la ilusión de irme al club en bicicleta con mi mochila con objetos personales, un agua de 600cc y dos manzanas ya que habían dicho en el grupo de WhatsApp que lleváramos comida. Empecé a hacer la mochila y vi que era mucha cosa lo cual desistí la idea de ir en bici. Me piden si podía hacer un achicador para llevar, enseguida dije esto lo tengo que hacer si o si asique corte la botella de jane que para que quedar con la boca más grande tenía que cortar parte del mango, lo hice re contenta porque por lo menos llevaba algo útil, no sirvió…
Cuando llego al Acal y mi compañera me dice: “solo eso traes”… comenzaron esas preguntas que cada vez menos ganas de ir tenía, caí en la cuenta que no tenía nada de nada, era solo mi presencia. Seguían las preguntas, no trajiste comida?, tenés algo para dormir? Oh x Dios
Llegamos a Punta Ballena, un día espectacular, nos encontramos con el grupo que nos esperaba allá y ahí comenzó una remada maravillosa, con un grupo de personas divinas que en todo momento me hicieron sentir cómoda y “alguien de mucha experiencia” (y ahí tome viento en la camiseta) a pesar que debí dormir en la carpa con mi compañera de ruta, me presto un sobre de dormir, me convido con comida, con repelente para los mosquitos, con su linterna y un sinfín de cosas que me hizo pasar un fin de lleno de cosas nuevas para mí, que si bien soy del interior, del norte no tengo el hábito de acampar.
Estas peripecias de este viaje cortito pero con muchas cosas, lo principal es que todos “reman para el mismo lado” y sos uno más. Experiencia que la voy a repetir en otras condiciones