Relatos Canotaje travesía
Lambaré y Chorro de Agua Fría - Ago/2019 (Senderismo)
Bitácora:
| Lugar: Lambaré y Chorro de Agua Fría |
| Recorrido: |
Día 1: Quebrada de Lambaré
Día 2: Chorro de Agua Fría
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| Distancia: |
16 km |
| Estado del terreno: |
Seco, con fácil accesibilidad |
| Clima: |
Frío a caluroso |
| Días: |
2 |
| Lugares / acampar: |
Bueno |
| Año: |
2019 |
| Fecha: |
24/08/2019 al 25/08/2019 |
| Departamento: |
Tacuarembó |
| Recorrido en Google Earth |
LambareChorro.kmz |
| Fotos: |
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¡Quebrada de Lambaré y Chorro de Agua Fría!
Corría el 2008 y nuestro amigo Celiar nos propone hacer la Gruta de Lambaré en vez de hacer la gruta de los Helechos. Por ser conocida ese era nuestro destino primario y cambio porque nos convenció de que era muy superior.
Pasaron los años y volvimos a hacer el mismo itinerario eso si esta vez su hermana (Maria Selva) nos convence de hacerlo a la inversa. Es mas todo a la inversa.
Partimos de distintos puntos, de Montevideo y Colonia. Reunión en Tacuarembó con los “locatarios” y convoy por ruta 5 al norte hasta Bañados de Rocha (km 407), camino a la izquierda rumbo a Pueblo Laureles. A los pocos kilómetros (15 km) llegamos a Lambaré.
Un predio privado que los papas de Maria Selva conocieron de jóvenes y continuaron yendo cada vez que podían.
Reunión en lo de Catalino y Glaidel, ahora su hijo Leonel viven en el campo y nos dan el permiso de visitar sus tierras. Ya de antemano sabíamos que acamparíamos al lado de las casas y no en la Quebrada por ser muy pedregosa y quizás no subiera el bus también.
Lo concreto es que dueños de otros campos linderos han mejorado notoriamente el camino y bien podríamos haber acampado en el monte pegado a la quebrada.
La gruta (10km.) Caminata poca dificultad
Rapidito todos a cambiarse y a caminar, el campamento lo haríamos al regreso. Todos caminando y algunos en auto subimos a la cima de la gruta, donde comenzaría la emoción.
Ya arriba Filipi, Sergio, Carlitos H. y Felipe (mi hijo) decidieron no internarse en la quebrada y volver al campamento. El sueño del pibe, volvió solito cuidando a los 2 abuelos.
Primero buscamos un Guayabo blanco (difícil de encontrar), lugar donde se esparcieron las cenizas de la mamá de Ma Selva y Celiar, luego de encontrarlo un minuto de relajación y reflexión y a diferencia de la vez anterior que entramos a la gruta por debajo buscamos una entrada por arriba. Los expertos en la zona, Santiago y Sebastian (casi guías locales gracias a su abuela) buscaron incansablemente una entrada, pero siempre nos encontrábamos con un barranco. Barrancos de más de 15 metros en algunos lados. Uno ve el monte parejito pero engaña, arbustos de 1 o 2 metros se confunden con árboles de 15 metros. Se confunden en lo alto, cuando estamos en la gruta son bien diferentes.
Así llegamos a las nacientes de la cañada Lambaré en la cima de la sierra, que da nombre a la zona; donde comenzaba la gruta también. La cruzamos y empezamos el descenso, en medio de una vegetación abundante al costado del acantilado. Todo resonaba con un eco muy llamativo, las rocas al caer (o tirarlas) al fondo del cañón.
Algunos intrépidos bajaron y otros seguimos un poco más por el risco.
Bajamos del lado inferior de la laguna que divide el cañón y esperamos por los intrépidos que intentaron cruzar el lagunón, algunos con mayor éxito que otros.
Grandes paredones de un lado y del otro, arboles de todo tipo, hasta naranjos con sus frutas. Y al mejor estilo cuento de la zorra y las uvas, saltaban intentando obtener alguna; me trepo y arranco de a montones, tangerinas muy sabrosas y dulces.
La cañada se convirtió en arroyito y este desaparecía y volvía bajo las rocas; se notaba que cuando llueve este arroyito era torrentoso. Recorrer este encierro denoto un gran esfuerzo y cuando se terminaron los paredones buscamos una salida hacia la libertad…
El acantilado se convirtió en una pendiente más fácil de escalar, sortear los arbustos, tunas y rocas fue lo necesario para volver a arriba. En un par de intentos logramos llegar a la superficie (cima de la gruta) y a patear de regreso a las casas, donde armaríamos campamento.
Catalino y Glaidel que ahora viven en Tacuarembó (cuidad) habían venido a pasar el fin de semana.
Casa modesta si muchos privilegios, su hijo que habita a unos 200m. de esta, si tiene luz eléctrica y más comodidades.
Campamento
Dentro de un encierro, pegado a las casas, en medio de frutales añejos y monte de eucaliptos fuimos armando campamento. Como siempre los que gustamos estar lo más cerca del ruido y los que decidieron algún lugar más apartado y otros que se les recomendó acercarse y no armar tan lejos. Merienda compartida con fogón prendido, Fili como siempre cortando y repartiendo.
Maria Selva cumplía sus primeros 50 y se iban a Minas de Corales a festejar con sus primas.
Que mejor finde que pasar en Lambaré reviviendo muchos sentimientos…
Cena de carnes a la parrilla y los regalitos al final de la jornada. Cuentos, anécdotas, vivencias y a dormir.
Amanecer, desayuno y a desarmar que el choro nos esperaba.
Chorro de agua fría (8km.)
Ruta 5 al sur pasamos por Tacuarembó, reagrupamiento y próximos al km 348 en el puente del arroyo Quebrada chico tomamos camino vecinal escasos 700m. y esta la entrada, donde se pide permiso en el mismo casco de estancia.
Complicación 1: el bus al parecer no podía entrar por la portera pero entro.
Complicación 2: el bus no podía pasar la cañada que rodea al casco así que desde ahí partió la caminata.
Los otros 2 vehículos si podíamos llegar hasta el balcón del chorro.
Caminata a campo traviesa de unos 3km.; en su época hasta carteles oficiales había, ahora todo bastante descuidado (cartelería). A mitad de camino un cementerio familiar hacía de faro para no errarle al camino.
Se llega al borde de la quebrada sin problemas y con cuidado se baja (auto) casi hasta el pie del arroyo Chorro de Agua Fría. Desde el balcón se ve apenas la gran roda que conforma el chorro y parecía seca. Luego de agruparnos la caminata hasta el salto de agua es de escasos 500 metros, siempre sin ver es salto, el monte ribereño pegado a los paredones es abundante, la humedad aumenta considerablemente, líquenes helechos y un inmenso ombú nos da la bienvenida al salto. Que luce espectacular y cayendo agua en abundancia.
Enormes rocas impiden el acceso al pie del choro, algunos lo logramos y otros quedaron observando de lejos. Algún baño salió bajo la cascada. La falta de coordinación o desconocimiento implico que los apurados se volvieran a los autos sin poder visitar el chorro desde arriba.
Otros los que nos quedamos un poco más subimos y observamos el salto en toda su inmensidad.
La caída de agua es de alrededor de 30 metros y permite visualizar el fondo del cañón acercándose con cuidado al borde.
Vuelta a los autos y todos a caminar de regreso al casco, donde aprovechamos a almorzar y luego la despedida oficial con foto grupal. Un auto y el bus para Montevideo y el otro auto a Rosario.
Relato: Gerardo (Aqua) Ruske
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
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