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Cabo Polonio - Ago/2018 (Senderismo)


Bitácora:


Curso: Océano Atlántico
Recorrido: Cabo Polonio y Cerro de la Buena Vista
Distancia: 15 km
Estado del cauce:  
Clima: Muy frío y lluvioso a fresco y soleado
Días: 2
Lugares / acampar:  
Año: 2018
Fecha: 25/08/2018 al 26/08/2018
Departamento: Rocha
Recorrido en Google Earth Cabo-Polonio.kmz
Fotos:  

 

 

Descubriendo el otro Polonio…

24, 25 y 26 de Agosto - Rocha, Cabo Polonio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Plan ACALENSE, senderismo de invierno, destino Cabo Polonio, Rocha, el clima es parte de las variables de la aventura, así que con pronóstico de vientos de entre 60 y 80 km/h, mínimas de 3ºC y máximas de 7ºC, no se suspendió la salida, vamos a descubrir el “otro Polonio”, el Cabo Polonio con mucha lluvia y viento pero también descubrimos el “otro Polonio” el que han conocido Laura y José desde hace más de 40 años los anfitriones, quienes ofrecieron su casa y sus historias para agasajar a quienes fuimos en busca de otra aventura con el grupo de Canotaje y Senderismo del ACAL.

 

 

Patricia y yo nos sumamos a la salida de Laura y José el viernes 24 al mediodía, llegamos a la entrada del Polonio y entramos por el camino del Tano, adentrándonos en un bosque de pinos, con mucha lluvia y pozos de agua que se fue despejando hasta llegar a las dunas, para experimentar algunos movimientos de rally de la camioneta conducida por José que bajaba para estudiar por donde seguir, acelerar y acelerar para dar el envión que nos sacaba por inercia del camino con arena floja y pozos de agua.

 

 

Llegamos a una casa con un techo pintado a tres colores, detalles de pintura y cerámica artesanal en su interior, muy acogedora, los dueños de casa la han acondicionado de forma tal que las inclemencias una vez adentro se ven como en una película por las ventanas, agua de lluvia almacenada en tanques, cocina, heladera y ducha a gas, a menos de dos horas de haber llegado disfrutamos del calor de una estufa de alto rendimiento similar a un modelo ruso, cada detalle de la construcción ha sido diseñado y realizado por Laura y José, con mucho tiempo de pienso y dedicación que nos fueron contando hasta largas horas de la noche acompañados de un rico vino y muchas velas, con el ruido de fondo del mar embravecido por el viento y la lluvia, corría tanta agua por el sendero vecino a la casa que parecía estábamos navegando.

 

He de aclarar que en el clásico toldo de lona del camping buscando un lugar cerca del fuego y tratando de sobrellevar el frío hemos logrado con el grupo el mismo grado de confraternización compartiendo experiencias de unos y otros, aquí esto era un mimo que nos regalaron los dueños de casa y quiero resaltar, pero la actitud de quienes participan es lo que siempre genera el buen ambiente compartido.

 

 

Nos comunicamos con el grupo que salía de Mveo. Alrededor de las 4 de la mañana y con la Guarda Parque para confirmar que hubieran camiones para entrarlos, el grupo llegó el sábado bajo lluvia alrededor de las 9 hs., con muchas cosas ricas para desayunar y explotó aquella casa de cuentos y risas y planes como si nos fuéramos a quedar toda una semana, ansiosos nos arropamos y salimos de recorrida por el perímetro rocoso desde la Pya. SW hacia el Faro.

 

 

Un mismo entorno de la naturaleza puede sorprendernos cada día de cada estación si no tenemos el prejuicio de que las playas son para el verano, por momentos el viento nos frenaba y no pudimos bajar a todas las cuevas en las piedras que conocen Laura y José pero nos señalaron rocas que solos no hubiéramos apreciado, fuimos recorriendo casas y viendo como habían sido dañadas por el temporal, la reconstrucción y mantenimiento es parte de la rutina de los moradores, llegamos a la zona de lobos marinos estaba repleto de lobos finos pero no vimos ningún lobo león, hicimos el camino de regreso cruzando la zona de casas más alejadas de la costa, la escuela, los boliches de la movida del verano cerrados pero había movimiento de visitantes que como nosotros disfrutaban del “otro Polonio”.

 

 

Luego del almuerzo, que como siempre fue abundante y muy rico con el aporte de varias recetas caseras, salimos a recorrer el pueblo con ánimo de ir hacia el monte de pinos que será cortado próximamente para remediar el impacto ambiental que ha generado sobre las dunas, pero la lluvia y el frío alrededor de las 18 hs. nos sacó corriendo del pueblo y volvimos al calorcito de la casa.

 

Volvimos a regocijarnos con más relatos de experiencias compartidas, con cuentos varios de esos que surgen sin pensar y fluyen sin razón, para movilizar sentimientos a veces potenciados por alguna bebida espirituosa y siempre con algo rico para comer. La dueña de casa acompañada por Rafael cocinaron colitas de cuadril, chorizos, boniatos fritos sumado a ensaladas, el resto inquieto disponía espacios y generaba el bullicio de siempre; Fiorella abriendo el diálogo y el vino, Mónica encontró su lugar próximo a una ventana a pesar de Miguel que con el humor de siempre lo reclamó varias veces, Martín el mejor escucha de todos se prestó a generar ambiente de diálogo para todos los comentarios, Patricia acompañó con esa sonrisa que la caracteriza dispuesta a colaborar en todo hasta para arreglar una ventana donde se filtraba agua.

 

 

José poco a poco fue contando distintos aspectos del lugar y de sus pobladores, historias entrañables de la gente que ha construido su vida en ese lugar, como el pescador que trabajaba en los tiempos de faena de lobos y era además carnicero, panadero, constructor, dueño de uno de los boliches y líder de parte de la sociedad que allí convivía, otros líderes y reyertas domésticas, como cuando por despecho la hija de un lugareño tiró un lobo muerto a la única cachimba del Polonio.

 

La trama social de los pobladores, sus idas y vueltas hacia Castillos durante el invierno, la niña que salía sola a las 5 de la mañana todos los días a caballo desde el cabo cruzando las dunas y el monte para llegar a la ruta a tomar un ómnibus que la llevaba a estudiar a Castillos.

 

Tantos cuentos entrañables, sería bueno José y Laura dejaran testimonio escrito de ellos, su propia historia de pareja se inició allí, han tenido según entendí tres ranchos, el primero fue demolido en uno de los intentos de regularización de la zona protegida, el otro fue construido donde están actualmente hasta que el dueño de esas parcelas dio el desalojo y un grupo de gente pudo agruparse y comprar 200 hás. donde hoy están las únicas casas legalmente aceptadas bajo las condiciones del área protegida.

 

 

Pero para José y Laura la única propiedad desde siempre de ese lugar es una piedra en las rocas donde han compartido muchos momentos, un estado de propiedad más allá de lo legal y reglamentario – esa apropiación del entorno que hacemos vivenciando lo que el mismo ofrece y generando un arraigo afectivo imposible de replicar por ninguna propiedad privada - .

 

 

Los cuentos de las salidas temerarias de José con un tablón de surf a pescar, arrastrando una red con 40 kg. de peces y siendo arrastrado por las corrientes del lugar mientras Laura corriendo por la costa para no perderlo de vista llama a quien lo pueda rescatar con el desafío de que José no regresa sin su pesca.

 

 

Compartimos una filmación de hace como 20 años y pudimos conocer los rostros de algunos personajes de los cuentos, en el film habían unos minutos de una salida en la chalana de Mario, un pescador de la zona que conocimos el domingo en su casa junto al Ao. Valizas; porque el domingo nos levantamos temprano y a las 9 hs. salimos hacia el Cerro Buena Vista al Norte del Polonio.

 

 

Domingo soleado ¡! A cruzar las dunas hacia el Rincón de Valizas al NW, lugar donde se agrupaban los pobladores del lugar durante el invierno, lugar de estadía con muy pocos recursos en espera de alguna oportunidad laboral, hoy sólo quedan las ruinas pero por esos lares algunos se han asentado construyendo sus casas próximas al Ao. Valizas.

 

 

En estas salidas se da que si bien hay un fin del camino los trayectos son marcados por unos y otros líderes y algunos que arriesgamos algún sendero alternativo generalmente por evitar algunos recorridos temerarios pero sin mucha eficacia casi siempre regresamos al recorrido de los más baqueanos; en esta oportunidad los líderes eran pareja por lo cual nos vimos en medio de esas instancias de toma de decisiones particulares de toda pareja, pero sutilmente intentamos repartirnos y llegamos a la casa de Mario y Graciela su compañera, pescadores que hacen charque a orillas del Ao. Valizas. Saludos y compartir el reencuentro de viejos conocidos con algunos años sin verse.

 

Desde allí veíamos la cima del Cerro Buena Vista así que arrancamos en línea recta, aunque de camino tuvimos que rodear cañadas, buscar zonas con arena firme y evitar elevaciones empedradas.

 

 

En lo personal sentí mucho miedo de caminar por la dunas, había escuchado en algunos lados se generan con la lluvia una suerte de arenas movedizas y como suele pasarme la imaginación me llevaba a quedar ahogada como en tantas películas de Tarzán, o peor aún enterrada en la arena caliente como en el desierto … en fin a veces me persiguen Pumas también …jaja. De tanto en tanto pedía que no me dejen sola y casi se me paraliza el corazón cuando José se tiró de cabeza desde una duna muy alta haciendo una voltereta y bajando así unos cuantos metros, a todos les encantó la idea y lo siguieron…por suerte alguno siguió conmigo cruzando el desierto a punto de colapsar… jaja.

 

 

Subimos al cerro y la vista era espectacular aún sería más espectacular desde la piedra más alta donde algunos almorzaron, unos metros más abajo se estaba muy bien también, acompañados por un perrito que a pesar de intentar alejarlo nos acompañó desde el Cabo ida y vuelta con sus patas cortas se sumó al grupo integrándose con muy buena energía.

 

 

Caminamos alrededor de 20 km en 5 hs., entre ida y el regreso que lo hicimos en parte por un tramo de la playa con arena firme, el regreso tuvo todo el encanto del Polonio en verano, un día sensacional. Nos regresamos en el camión de 18:30 hs. en el que no entraron todos los visitantes de ese fin de semana que éramos muchos más de los que supusimos habrían, el encanto del Cabo Polonio no depende de la estación del año sin lugar a dudas hay y habrá “otro Polonio” por descubrir siempre.

 

 

Relato: Carmen Delfino
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

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Cabo Polonio - Canotaje Travesía - Ago 2018


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