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Arroyo del Águila y Río San Salvador - Nov/2012


Bitacora:


Curso: ARROYO DEL ÁGUILA Y RÍO SAN SALVADOR
Recorrido: SEGUNDO PASO + 3 KM y DOLORES + 10 KM
Distancia: 23 km
Días: 3
Año: 2012
Fecha: 2/11/2012 al 4/11/2012
Departamento: SORIANO
Recorrido en Google Earth AAguila.kmz
Fotos:

 

 

Arroyo del Águila y Río San Salvador

Noviembre 2012

 

solima_historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La previa


“Durante un año justo dejé a la patota arreglárselas como pudieran” y lo hicieron bien.


Resulta que como organizador y por propio gusto hacía varios años que no me perdía una travesía y cuando marcamos el águila para noviembre ya sabía que en ese río volvería a navegar.


Lo quería hacer si o si ya que las anécdotas de anteriores incursiones eran muy sabrosas.

 


¡Partir una canoa! y seguir; que un compañero se clavara en el pie un pincho de hacer chorizos que estaba en el fondo del arroyo, y seguir luego de dejarlo a salvo, y que la canoa inflable que llevaban se pinchara (canoas inflables en Uruguay NO POR FAVOR) daba para querer hacerlo.


Al vivir en Rosario me quedaba de película ya que pasarían por mí rumbo a Dolores y dormiría un par de horitas mas, pero no. Éramos tan pocos que el traslado se haría en autos y o casualidad quien tenía bocha era yo entonces me levante un par de horas antes para viajar a Montevideo a buscar las canoas (primera señal). Nos juntamos a las 4 am, cargamos todo y arrancamos por R1 luego R2; a eso de las 6 pasaba casi casi por la puerta de mi casa y seguimos. Paramos a comprar unos bizcochos en Palmitas justo antes de tomar la R105 rumbo a Dolores.

 

Llegamos al náutico (Club de pesca San Salvador y Náutico Dolores) y esperamos un ratito al contacto que teníamos y luego de saludos y presentaciones, nos dice: “más arriba de paso de Matos no lo hagan que está muy sucio” y pueden tirarse en Paso Matos o en Paso de las Piedras en el San Salvador, nosotros elegimos Matos y arrancamos. Tomamos unos caminos vecinales para llegar al águila, cruzamos el San Salvador por el Paso Ramos, el camino estaba en muy mal estado (segunda señal) y rompimos rulemanes del carro justo al llegar al paso Matos, intentamos cambiarlos sin herramientas adecuadas y no pudimos, entonces bajamos todo, y los choferes volvimos a Dolores previo paso por un tornero para reparar el tráiler con unos rulemanes que traíamos de repuesto (vayan sumando horas perdidas). De vuelta en el náutico dejamos los autos, conseguimos un taxi y partimos nuevamente al arroyo del Águila.

 

 

 

En el agua


Tanto el Águila como el San Salvador bajan muchos metros en poca distancia esto hace muy difícil su recorrido con normalidad; con todo el 2012 lluvioso que mas podíamos esperar que estuviera crecido pero en el Paso no parecía tan crecido es mas pensamos que caminaríamos algún tramo.


Cargamos todo y almorzamos antes de salir ya que era medio día.


Sucio es poco, monte tupido es poco pero salimos y sin trozador (tercera señal) el cual hubiese sido necesario y nos acordamos tanto del abuelo que fue el que se ofreció a comprarlo y se olvidó, a machete limpio fuimos pasando.


Me tocaba ir en la Sapucay de Adrian, un par de nuevas incorporaciones debutantes ellos Federico y Nicolás los repartimos con el Mostro y con Rafa, Melissa con el Primo, el Príncipe con pucho y Ariel con Victor; corría lindo el Águila pero se terminaría pronto ya que solo haríamos 3 km de este arroyo.

 

 

Ya en el San Salvador notamos lo crecido que estaba y cuanto corría, un par de volcaduras menores ya que no daba el tiempo de doblar y la corriente te llevaba a los sarandíes y al intentar agarrarse la canoa se inclinaba y se llenaba de agua. En una de esas el río que corría lindo se dividía en dos, el agua se daba de lleno contra unos árboles en el medio del río.


El Mostro paso, nosotros pasamos pero “pasara pasara pero el tercero quedara” y por las típicas indecisiones de timonel y proel cuando quisieron doblar fue muy tarde y se fueron de borda contra los arboles del medio.


Tumbando y perdiendo todo, río abajo (luego se recuperaría todo). Quienes eran estos personajes nada más y nada menos que el Príncipe y el Pucho compañeros de largas jornadas pero bastante nuevos en la propiedad conjunta de la canoa. Antes de la sociedad eran siempre proeles y ahora no tienen más remedio que haber un timonel y eso cuesta.

 

 

El resto paró para ayudarlos, nosotros que no sabíamos nada esperábamos agarrados de un sarandí ya que playas no había y no dábamos pie, gritábamos al Mostro y no contestaba, entonces decidí seguir un poco mas (mala decisión) y nos vamos de lleno contra unas ramas de unos árboles, Adrian se agarra y la canoa se tumba tratando de seguir en recorrido natural, el agua comenzó a entrar y me tiro al agua, agarrado a ella le digo a Adrian que se tire, así salvamos la carga pero se ve que el miedo lo abrazo y no se bajaba de la embarcación, esto hizo que la canoa se llenara de agua y que flotara río abajo sin control con las cosas flotando sobre ella de manera precaria, ahí si Adrian se tira al agua. Recorrimos unos metros buscando hacer pie y recolectar las cosas que flotaban pero no fue así llegamos a otra rama que atravesaba el río casi pegada al agua ahí la canoa se dio vuelta de campana y metros más adelante desaparece en el fondo, Adrian se agarra de un tronco y no se ¡mueve más! Yo haciendo pie contra los sarandíes junto mis cosas y las de Adrian y las voy atando a una cuerda y ahí quedarán; mi mayor desesperación en ese momento no era la canoa hundida sino mi Cámara Fotográfica con Estanco que nunca más apareció y perdí bajo los sarandíes.

 

 

La canoa tropezó contra varias ramas y de punta quedó frenada contra otro tronco que la detuvo a un metro de la proa, la corriente era tal que la popa se elevo del agua quedando la canoa casi a 45 grados, Adrian miraba impávido la situación sentado en la misma rama que aguantaba la canoa.


Yo me acerqué luego de recoger todo y empecé a cinchar de la canoa (mala idea) como para que se deslizara por debajo del árbol y de repente ups… me quede con la cuerda y un buen pedazo de la proa en mis manos y la canoa liberada ya de su prisión se perdió río abajo navegando de campana.

 

 

Como no sentíamos ni veíamos a nadie venir le digo a Adrian que se quedara ahí que yo remontaría el río por tierra para ver qué pasaba e informar de la perdida de la canoa.
Monte muy tupido hace que me escurra bajo las ramas tal cual una lombriz, embarrado a tope llego a los primeros náufragos donde el Príncipe cinchaba la FER junto a Ariel sin mayores éxitos, el resto miraba desde la orilla. Me tiro al agua y cruzo al islote, tras unos cuantos minutos de esfuerzos sobrehumanos logramos liberar la FER (había que ver como se doblaba la canoa por la fuerza del agua pero resintió).

 

 

Cuento nuestra perdida al grupo y se decide abandonar la travesía por lo menos en este tramo ya que no teníamos locomoción para todos ni garantías de que mejorara la situación; informo que sigo por el agua para tratar de encontrar al Mostro y Nicolás, que no se los ve y me tiro corriente abajo.


Recorro los 200m que me separaban de Adrian lo ayudo a zafarse del tronco e ir a tierra firme y le digo que se suspende la travesía y que vienen por la orilla a ayudar a retirar las cosas del agua.


Dejo a Adrian y sigo río abajo con los pies para adelante haciendo flote y tratando de encontrar mi Cámara, de repente veo algo rojo como a un metro de altura sobre los sarandíes sobre la margen izquierda ¿qué era? Era la Sapucay que no me explico por que ni cómo llegó ahí arriba, me paro y agarro de las ramas y veo el mal estado de la canoa y siento un grito, venían de unos metros más abajo. La canoa semi hundida y los pertrechos sobre las ramas ahí estaba El Mostro y Nicolás había salido por la izquierda a investigar una posible salida. Les cuento lo sucedido y que nos agruparíamos en la margen derecha, tendemos una cuerda para que pasen los bultos de ellos y los que habían venido de río arriba.

 

 

Otra vez salgo por el monte (pierdo mi reloj pulsera) y encuentro a unos 100 metros un campo cosechado de maíz por el cual corro al encuentro de los primeros náufragos. Informo de la situación y de que hay lugar para acampar no muy bueno pero serviría.


Rafael y no recuerdo quien mas ayudaban por la margen izquierda en mi naufragio, mientras los demás comenzaban a acomodar pertrechos para salir por la derecha, nuevamente me tiro río abajo y en mi naufragio ayudo a sacar las cosas con Rafael por el lado izquierdo, remontamos unos metros hasta quedar enfrente a los demás donde encontramos un puertito para sacar toda la carga.


Finalizado este trasiego de tarrinas sigo rumbo al tercer naufragio, me encuentro con la canoa nuevamente la que pongo en el agua para que llegue con el Mostro y ahí haríamos el tercer trasiego de equipaje. Sacamos la de Adrian primero y luego de cinchar bastante liberamos de la corriente y los sarandíes la del Mostro y dejamos todo sobre tierra (barro) firme.

 


Todos caminamos al punto medio de los 3 naufragios donde habíamos encontrado el puertito y fuimos sacando bultos y canoas luego de talar varios sarandíes para hacer una galería que nos sacara al campo pelado (en el monte no había lugar para carpas y estaba muy barroso).


Cuando terminamos con la carga salimos unos cuantos al rescate de las 2 canoas y pertrechos que yacían casi 500 metros río abajo. El pucho y el príncipe sollozaban por las pérdidas que habían tenido (remos y tarrinas) pero todo estaría ahí, no se había perdido nada, se recupero la totalidad de las tarrinas y de los remos, algunos bidones de agua y achicadores y por su puesto mi Cámara que yace en alguna parte del río atorada o flotando quien sabe por donde ya a estas altura.


Federico y Nicolás se pierden en el monte tratando de llegar al lugar del tercer naufragio y o casualidad se topan con mi reloj y vuelven con el hallazgo.

 

 


1er Campamento


Montamos un campamento lineal entre el borde del monte y la plantación de maíz (ya cortada) cosa que si venía el dueño darles las explicaciones del caso y no avanzar demasiado sobre su campo. Merienda, juntar leña (en abundancia) contar lo sucedido desde todos los ángulos y puntos de vista y resolver salir a buscar ayuda al día siguiente.


Noche estupenda, estrellada y luna casi llena con muchos mosquitos fue calmando la ansiedad y calentura y culminó con unas buenas bondiolas de cerdo a la parrilla.

 

 

 

Caminar más que remar


Tempranito en la madrugada siento algunas voces junto al fogón prestos a desayunar, me levanto como de costumbre pero esta vez haría otra cosa.


Sabiendo por GPS que había un camino cerca, saludo y salgo a caminar.


Un Km. me separaba del alambrado junto al camino, por suerte esta parcela estaba cosechada el resto de los campos linderos con plantaciones diversas con plantas de casi un metro de altura no hubiera dado paso.


Metros antes del alambrado cruzaba una cañada lo que impediría salir con un tráiler por ahí, salgo al camino y recorro a lo ancho del alambrado a alambrado el predio y no veo puente, al llegar al límite un portera sin candado pero que no daba paso por la cañada.


Me digo a mi mismo ‘’por algún lado entran la maquinaria’’ y cruzo la calle donde había una portera de estancia la cual estaba con candado (si estaba con candado seguro no había nadie en las casas como para preguntar).

 

 

Entro nuevamente al campo buscando la entrada de las máquinas y a medio camino del río encuentro la entrada (había pasado cerca y no la había visto) sigo el camino unos 500 metros hasta una construcción abandonada, que usaban de depósito y veo que tiene salida al camino y vuelvo a él.


Si veníamos con tantas señales era lógico que ésta no fuera la excepción y la portera tenía 3 candados en serie. Había que encontrar por lo menos una de las llaves para poder salir.


Vuelvo a caminar por el camino, paro una camioneta y no son de la zona, sigo andando y siento ese típico sonido de un arriero, sigo y veo a un gaucho arriendo unas ovejas, seguro a este le pregunto.


A medida que me acerco veo una camioneta también recorriendo la zona, comienzo a gritar como para que me vean y me mando por el campo contigua al que nosotros estábamos.


Tanto el gaucho como el chofer me escuchan y esperan, me presento y cuento lo sucedido y les pregunto por el dueño del campo. El de la camioneta era el propietario (….) y el jinete el capataz y peón, resultó que el chofer era primo del dueño y que tenía una de las llaves y me dice “debería de estar abierto ya que van a fumigar” les digo que no y me dicen subí que vamos hasta ahí y te abro.


Pasamos por su casa, el gaucho dejó al pingo y nos fuimos a la portera, la que dejamos abierta y luego me llevo hasta el campamento.

 

 

Como habían pasado más de 2 horas ya todos estaban en pie y desayunando metiditos en el monte resguardándose del intenso calor, saludaron al paisano; se retiró diciéndonos que cuando nos fuéramos dejáramos la portera sin candado. Llamamos al taxista y los 3 choferes partimos a Dolores a buscar los autos. ¡Todo esto caminaste me decían y yo les dije y mas mucho más! Aguardamos en la portera al taxi y el paisano que ya estaba de vuelta de sus vueltas nos dice los arrimo hasta Dolores. ¡Bueno dale hasta que encontremos al taxista!


Subimos, charlamos un poco más y nos cruzamos con el taxi que tomamos.


En el Nautico llamamos al contacto nuevamente quien vino al toque.


¿Y la llave del candado para sacar los autos dónde está? Llamaron a uno y a otro y como no aparecía se rompió el candado (más señales) con una maceta prestada por un funcionario del molino contiguo al club.

 

 

Vuelta para atrás entramos al campo (autos comunes y ordinarios) por encima de los tocos de los maíces pero llegamos sin romper nada, cargamos todo y nos volvíamos al Náutico donde nos prestarían una canoa para por lo menos hacer el tramo hasta el balneario La Concordia (pero no, las señales seguían cayendo).


Casi llegando a Dolores otra vez la misma rueda chuequeando, paramos en la estación de servicio (recordar que era 2 de noviembre) y nos dicen que esta todo cerrado, cruzamos a un negocio de maquinaria agrícola el cual se lavaron las manos entonces seguimos despacito hasta el Náutico.


Le digo a Daniel yo me animo a encontrar la casa del tornero ya que llamábamos a los del club y no atendían (estaban en otra travesía).

 

 

Llego sin problemas a lo del tornero pero lógico 13:00h y feriado minga que estuviera, en la casa de enfrente había un moto parada y cruzo, toco en la puerta y salen, le pregunto por el tornero y me nombra a tal ….. sí pienso que si le digo. Ya lo voy a buscar me dice (esto solo pasa en el interior de país no), Te llevamos no deja yo voy se sube a la moto y desaparece.


Vuelve junto con el tornero. ¿Qué paso muchachos? Y se rompió de nuevo, pero no puede ser.


Como no teníamos más rulemanes salimos en busca de ellos, los cuales encontramos en una casita de repuestos del centro. Seguimos hasta el tráiler lo reparamos pero faltaba un arandela (lo que produjo la rotura anterior) vuelta al taller y con arandela en mano reparamos bien de bien la rueda y pronto.

 

 

Quedamos en hacer unos km río abajo y al día siguiente volver ya que las horas de luz no alcanzarían para todo, llevamos al tornero a su casa mientras el resto descargo equipaje y se dispuso a zarpar.

 

 

 

Poco remo pero saludable


Frente a dolores el río se hace ancho (unos 100m) y desde ahí hasta la desembocadura es más ancho y navegable. Remamos casi 2 horas unos 10km. con algunas paradas y baños, comenzamos a buscar campamento y lo encontramos, no muy tupido pero con pasto cortito y poco mojado, bastante leña y mejor vista del río. Armar campamento, merendamos y a preparar un buen guiso descalenturante.
Linda noche estrellada y calurosa dio para charlar largo y tendido.

 

 

 

Domingo


Amanecer, desayunar, levantar campamento, navegar un poco, almorzar el guiso y seguir hasta Dolores. Cargar todo y marche para Montevideo, escala en Rosario para descansar y saludar a mi familia, María y Felipe y seguir viaje que el lunes todos trabajábamos.


Como si fueran pocas las señales (hay que interpretarlas bien) el gancho del tráiler se estaba bajando y tocábamos en los lomos de burro. Demasiado peso para el pobre gancho pero llegamos sanos y salvos con mucha rabia y frustración por lo sucedido pero estamos prontos para la próxima.

 


La canoa de Adrian luego de exhibirla paso a taller ya que parece que tiene arreglo.

 


Relato: Gerardo (aquaman) Ruske
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL


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Arroyo del Águila - Canotaje Travesía - Nov 2012


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