cabezal de imagenes moviles area de link area de link
espacio

Canotaje Travesia

icono_kayakismo

icono_vela

icono_windsurf

icono_natacion

icono_canotaje_competencia

destacados

construcciones-navales

Relatos Canotaje travesía


Arroyo del Cordobés - Nov/2018


Bitácora:


Curso: Arroyo del Cordobés
Recorrido: Paso de la Cruz - Picada de las Piedras (Km. 329) sobre el Río Negro
Distancia: 42 km
Estado del cauce: Bajo (pero navegable)
Clima: Muy Caluroso
Días: 3
Lugares / acampar: Excelentes
Año: 2018
Fecha: 2/11/2018 al 4/11/2018
Departamento: Durazno, Cerro Largo y Tacuarembó
Recorrido en Google Earth cordobes2018.kmz
Fotos:  

 

 

¡La incógnita del Cordobés!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta vez éramos impares, con todo lo que ello implica para los canoeros. Aunque en realidad no estoy segura del número. A decir verdad a cada travesía vamos los que la hacemos físicamente y van los que nos acompañan en las charlas de fogón. Saquen cuentas si quieren. Fuimos 13 de cuerpo presente y fueron también las enseñanzas de Ariel, la alegría de Pablo, las dormidas a la intemperie de Roberto, las maravilla del Tacuarembó que nos permitió conocer a Celiar, la imaginación de Rafa, los chocolates del Pucho, Eduardo y sus galletas, Sergio y su go pro, las proezas de unos y las torpezas de otros (o de los mismos), la solidaridad, las valentías, los miedos, las risas, los ronquidos, los que vienen siempre, los que vinieron una vez y los que hace tiempo que no vienen pero un día se reenganchan. También nos acompañan nuestros propios “yos” canoeros de antaño. Y por supuesto, nos acompaña Mauricio! ¿Cuánto les dio?

 

 

Queríamos salir a media noche para llegar temprano al río, remar hasta la hora del almuerzo, acampar y dormir la siesta… no se nos dio. Salimos a las 3 y algo en una noche más fría de lo esperado. Al llegar a Sarandí del Yí los bizcochitos calientes que consiguió Javier, nos sirvieron de combustible para encarar la siguiente etapa de la travesía: 4 horas por la ruta 6, en su gran mayoría de balastro. Quedamos todos teñidos de rojo y bastante cansados.

 

 

Como a las 11 llegamos al Paso de la Cruz, bajamos las cosas, nos disfrazamos de canoeros y a las 12 ya estábamos en el arroyo con Aqua y Fiorella de punta de lanza, el Príncipe en solitario y cuidando la retaguardia quienes llevaban la comida, Rosiete y Javier.

 

Creo que a causa de la movilizadora experiencia del Salsipuedes, habíamos decidido acortar el recorrido planificado de antemano. Un acierto. Tuvimos solo una hora de arroyo cerrado, que gracias al nivel del agua y a las habilidades limpiadoras de maleza de Aqua, sorteamos sin ninguna pérdida material. Apenas nos trancamos un poco en algún recodo del arroyo, y ocasionalmente tuvimos que decidirnos por ir al agua para no volcar. Nuestra canoa se llenó de agua porque un árbol quiso cobrarle peaje a Martín y pretendía quedarse con su chaleco. Ahí apareció el equipo de rescate, integrado en esta ocasión por en Gustavo y Carlos, que nos ayudaron a vaciar la canoa de agua lo que nos permitió salir del entrevero sin tener que realizar ninguna ofrenda al Cordobés. Y una vez más nos permitimos “disfrutar del error y de su enmienda” (*)

 

 

A la una y algo ya estábamos en un claro en una playa que nos invitaba a parar para almorzar. Se supone que cada uno lleva su almuerzo, pero no falla, aquello parece un espeto corrido: aparecen los huevos duros de Filli, la torta de fiambre de Horacio, tartas varias, y frutas a granel.

 

Seguimos nuestro rumbo por el arroyo que nos ofrecía por un lado hermosos barrancos y en la otra vera incipientes y solitarias playas, de un lado Durazno y del otro Cerro Largo.

 

Una vuelta aquí y otra más allá, unos árboles arrastrados por la corriente, unas correderitas, y unas playas cada vez más grandes, hasta que llegar al Paso del Gordo, coronado por un puente de madera en estado de “desconstrucción”. Una vuelta más al río (apenas 100 metros adelante) y resolvimos acampar en una playita arbolada, duraznense ella.

 

 

La juntada de leña es un hito importante en cualquier travesía, es el último golpe de adrenalina antes que se vaya el sol. Allá salieron a cumplir la misión con fervoroso ahínco Raúl, Carlos, Javier y creo que también Gustavo. Un éxito la cruzada! Si el año que viene vamos de nuevo ya no vamos a tener que juntar leña para la primera noche.

 

Llegó la hora del baño, de cambiarse de ropa, de ir prendiendo el fuego, de calentar el agua para el mate y por supuesto a merendar, actividad que realizamos bajo la atenta supervisión de Filli que nos dosifica el queso, el dulce y las galletas. A la parrilla no se le da descanso, apenas salieron las tostadas, Horacio la cargó con la carne, los chorizos y las patas de pollo y un calabacín que hay que llevar para una majadera que no come carne roja. Esta vez nos olvidamos de llevar tomate pero por suerte Rosie si lo recordó y nos preparó una riquísima ensalada para cortar un poco con tanta carne. A pesar de que todo se hizo sin prisa pero sin pausa, algunos no llegaron a la cena y se durmieron antes arrullados por los truenos que presagiaban la lluvia que llegó como a las 11.

 

 

Al alba nos despertaron las gallinetas y garzas moras que ensayaban un ruidoso saludo al sol. Desayunamos y desarmamos campamento. Arrancamos por el Cordobés que nos regaló el avistamiento de carpinchos, una bandada de espátulas rosadas, y garzas blancas. También nos regaló unos gratísimos baños. El arroyo mostraba playas cada vez más grandes y más lindas y se iba haciendo cada vez más ancho. Cuando llegamos a la esquina del Cordobés con el Río Negro, nos encontramos con unos pescadores a los que sorprendimos tanto que nos sacaban fotos. Ellos estaban en lacha a motor y pretendían remontar el Cordobés, pero se lo desaconsejamos. Al ratito aparecieron otros que venían por el Río Negro, y no regalaron 5 pescados para la cena (con la cerveza no tuvimos suerte). Ahí mismo el Príncipe cayó en cuenta que para enriquecer los “noodles” que se lleva a sus travesías en solitario, aprender el arte de la pesca podía ser un plus. Ingenuamente Gustavo se ofreció a enseñarle. Sin embargo todos percibimos en su voz un cierto dejo de temor de que se diera una vez más aquello de que el alumno supera al maestro. No sabía Gustavo que se estaba enfrentando a un alumno un poco rebelde con pocas ganas de aprender y que por supuesto acusaría al maestro de no saber enseñar. NOTA: hay muchas versiones de este hecho.

 

 

A pesar de que el Rio Negro seguía ofreciendo hermosas playas a nuestro paso; como el primer día habíamos acampado en arena, esta vez tocaba acampar en tierra (no me pregunten por qué). Encontramos un campamento en una altura, con lindos árboles, un quinchado con una mesa, suelo con muchas piedras, que tenía como único inconveniente que su acceso era a través de una playa de barro (lo detestooooooo) y que había una legión de jejenes en ella que se dieron un festín con las piernas de Martín mientras limpiaba el pescado que nos habían regalado. Estos pequeños bichitos tomaron cuenta de nosotros y entraron en el primer puesto del ranking de los insectos más odiados. CONSEJO: siempre llevar a las travesías antialérgicos, Piracalamina y mucho repelente. Recuerden que a estos bichitos les encanta nuestra sangre citadina.

 

 

Nuevamente comenzamos a realizar las tareas propias del cierre del día, destacándose esta vez la caminata para encontrar lejos del campamento, el lugar propicio para dar señales de vida a los que dejamos en la capital. Desde el alto en el que estábamos, acomodamos nuestras sillas en semicírculo y alguien, no recuerdo quién, mandó una ronda de atardecer en el río para todos. Nos sirvieron uno de foto! 5 estrellas para el sol en esto de irse, aunque esta vez nadie lo aplaudió. “En de mientras” circulaba un cantimpalo y Horacio nuevamente se ponía la cocina al hombro. Con Raúl y Gustavo aprovechamos la lejanía de poblado alguno para identificar las pocas estrellas que conocemos. Que cielo!

 

 

En las travesías el tiempo de pausa hasta que está pronta la cena, mientras remamos tranquilos con nuestro compañero de canoa, mientras descansamos en un arenal, nos remojamos en el río, nos brinda la posibilidad casi infantil de repetir una y otra vez el juego, el recuerdo, el cuento, el chiste. Nos damos un baño de sencillez y aunque parezca que nos zambullimos en las mismas historias, siempre creamos nuevas, o nuevas versiones de viejas historias. Nos permitimos reciclar la alegría de viejos sueños que un día concretamos y gestar las próximas aventuras, esta vez allende el Ecuador.

 

 

“…construimos

el follaje de la ilusión,

un festín de luces y sombras,

la apariencia del viaje en la inmovilidad.”(*)

 

 

Qué guisito nos comimos para festejar los proyectos!

 

Realizamos el ritual de la última noche y nos fuimos a dormir, cosa que no todos lograron a causa de las picaduras recibidas. Solo la Piracalamina que llevó Vanessa, consiguió calmar el ardor y picazón que hacían hablar dormida a la Peque.

 

Otra vez el sol se lució, esta vez viniendo.

 

 

Luego un día con un poquito más de río. Rosie y Javier, ya liberados de cuidar el tesoro (la comida) pudieron dar rienda suelta a su energía y salir a la delantera para disfrutar de correr aves a su paso cual si fueran cachorros. Y vinieron más baños, más playas, más remadas. Y vino un nuevo puente a nuestro encuentro, esta vez un poco más grande, para marcar el fin de la remada. Comimos y a esperar a Mauricio para emprender el regreso, esta vez con un poco más de polvo ya que para llegar a Sarandí del Yí tuvimos que ir vía Cuchilla de Ramirez, La Paloma de Durazno y Blanquillo.

 

 

Esta travesía tuvo sus particularidades. El arroyo no lo conocíamos, y nos encantó. Hubo bautizables pero no hubo bautismos. Alguien rompió la regla de mandar mensajes de celular mientras iba en la canoa, alguien usó de linterna el celular en su carpa, y los que llamaron por teléfono se fueron todos bien lejos para no molestar (…o para conseguir señal…). Aqua por primera vez aceptó el primer lugar de campamento sugerido. Alguien escuchó un larguísimo trueno muy parecido al motor de un avión (no había tomado nada). Uno en el 79 ya salía con el ACAL y alguien en el 81 aún no había nacido.

 

 

Lo más destacables: no encontramos en todo el trayecto ni una bolsa de nylon, envases ni basura de ningún tipo. Eso nos confirmó que realmente estábamos bastante lejos de la “civilización”.

 

 

Ficha técnica:

Fecha: 2, 3 y 4 de noviembre 2018

Recorrido: Montevideo, Sarandí del Yí (no Sarandí Grande), Paso de la Cruz, Arroyo Cordobés, Río Negro hasta puente del 329 (Picada e las Piedras), Cuchilla de Ramirez, La Paloma de Durazno, Blanquillo, Sarandí del Yi, Montevideo.

Canoeros: Fili y Gustavo, Horacio y Raúl, Carlos y Vanessa (que calladita calladita, se libró del bautismo), Gerardo y Fiorella, Carlos Humberto, Martín y Any, y cerrando la caravana Rosiete y Javier.

Avistajes: garzas moras y blancas; “patos”; carpinchos; martines pescadoreses; “sapito”; ñandúes en el bañado; gallinetas; ave rapaz no identificada; tararira: 1; cigüeña: 1; jejenes: millones; cabritos voladores: 7; ovnis: 0.

Costo: muchas horas en caminos de tierra. Sillas 2,

Beneficio: conocer un hermoso arroyo limpio.

No se lo pierdan!

(*) Ida Vitale

 

 

 

Relato: Ana da Silva
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL

Slide 1 Slide 1 Slide 2 Slide 3 Slide 4 Slide 5 Slide 6 Slide 7 Slide 8 Slide 9 Slide 10 Slide 11 Slide 12 Slide 13 Slide 14 Slide 15 Slide 16 Slide 17 Slide 18 Slide 19 Slide 20 Slide 21 Slide 22 Slide 23 Slide 24 Slide 25 Slide 26 27 28 29 30 31 Slide 32 Slide 33 34 Slide 35 Slide 36 37

 

 

 

 

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

Arroyo del Cordobés - Canotaje Travesía - Nov 2018


Si no visualiza este video correctamente,
haga clic aquí: www.youtube.com

 

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

iniciocanotaje travesiarelatosrioshistorico

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 
 

 

 

Río Pelotas, febrero de 1986 area de link area de link area de link area de link logo windguru calendario calendario calendario area de link clima