Relatos Canotaje travesía
Arroyo Cufré - Nov/2017 (8va. Familiar)
Bitacora:
| Curso: Arroyo Cufré |
| Recorrido: |
Desembocadura a rocas y vuelta + paseo por la costa |
| Distancia: |
15 km |
| Estado del cauce: |
Optimo: Sin corriente en ambos sentidos |
| Clima: |
Soleado y caluroso a fresco |
| Días: |
2 |
| Lugares / acampar: |
Bueno: Camping Boca del Cufré |
| Año: |
2017 |
| Fecha: |
25/11/2017 al 26/11/2017 |
| Departamento: |
San José y Colonia |
| Recorrido en Google Earth |
11Noviembre-ACufre.kmz |
| Fotos: |
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Arroyo Cufré - 8va. travesía familiar
Nuestro primer viaje en Canoa
Ya desde las últimas dos semanas de octubre, mi hijo y yo nos pusimos a preparar la gran salida en canoa que se realizó el sábado 25 y domingo 26 de noviembre en San José. El recorrido fue en el arroyo Cufré, límite con Colonia, y acampamos en el camping bocas del Cufré.
En los días anteriores a la salida, arreglamos la carpa, buscamos sobres de dormir, preparamos las mochilas e hicimos algunas compras como comida y bebida para compartir, y algo fundamental y completamente nuevo para nosotros: los chalecos salvavidas!
Algunos muy ansiosos, como nosotros, coordinamos para juntarnos en el campamento la noche anterior al evento, así que el viernes en la tarde salimos mi hijo y yo a nuestra primer travesía juntos. Teníamos muchas expectativas ya que ninguno de los dos había navegado en canoa antes.
Cuando llegamos el viernes en la tardecita, ya estaba instalado Gerardo Ruske con su esposa e hijos. Tenían un fuego prendido, además de un poco de carne en la parrilla. Enseguida nos instalamos, armamos la carpa, estiramos los sobres de dormir y nos sumamos a la ronda junto al fuego. A medida que avanzaba la noche siguieron llegando familias con sus niños y todos repetían el mismo ritual de instalación, para luego sentarse junto al fogón. Desde ese primer momento y hasta el fin de la actividad, mi hijo y yo nos sentimos muy bienvenidos e integrados al grupo.
La primera noche nos quedamos los adultos tomando algo “espirituoso y refrescante” junto al fuego mientras los niños se entretuvieron jugando al fútbol, juntando rocas y piñas. Estas últimas, avivaron el fogón hasta las 2 de la mañana, momento en que decidimos irnos a dormir debido a que al día siguiente sería el gran evento.
A la mañana siguiente nos despertamos y luego de un rico desayuno nos preparamos para la gran aventura, navegar por el arroyo hasta las rocas y volver. Luego de pasarnos el protector solar, colocarnos los chalecos (toda una experiencia), todos con sombreros llevamos las canoas hasta el río (otra gran experiencia).
En nuestra canoa, que compartimos con otro papá y sus dos hijos, nos organizamos para poder acomodar el equipaje y a los niños. Los niños al centro y los papás en los extremos para poder remar. Durante el viaje nos presentamos, nos conocimos, intercambiamos ideas, cantamos y nos reímos. Tanto papás como niños disfrutamos muchísimo. Además observamos la naturaleza desde un ángulo que pocas veces se puede ver.
Luego de hora y media remando, mi compañero y yo comenzamos a sentir el cansancio, al punto que en un momento pensé que no íbamos a poder terminar la travesía o poder seguir al grupo. Pero esa era una idea que no nos dejaba muy tranquilos. Entonces, pusimos nuestra mejor voluntad, juntamos fuerzas vaya a saber de dónde, y seguimos remando con el espíritu de que los niños sigan disfrutando del viaje. Al parecer salió todo bien, tanto que uno de los niños se durmió en la canoa!
Cuando volvimos de la travesía y a modo de festejo prendimos un gran fuego y Leonardo demostró sus dotes culinarias y gran dominio de la parrilla. Comimos una carne “al pincho” al mejor estilo del campo.
A la mañana siguiente los niños prepararon con sus manos unas ricas tortas fritas, que amasaron con botellas del líquido “refrescante”. Creo que el mayor condimento fue la falta de higiene, no sólo de las manos de los niños, sino también de las botellas. Y los niños, para no dejar de impresionarnos, mostraron una gran creatividad e inventiva dándole a esas tortas fritas distintas formas que Daniel fritaba.
Luego del desayuno remamos por las playas de colonia, donde los niños pudieron subirse a las canoas solos, sin adultos. Allí mi hijo tuvo la oportunidad de remar y dirigir la canoa, una sensación que todos los días me la repite y se la cuenta a sus amigos.
Durante todo el fin de semana se mantuvo un clima muy familiar, divertido y entre amigos. Además, las madres que hicieron de animadoras lograron tener a los niños siempre entretenidos, con varios juegos de cacería, búsquedas y hasta con entregas de medallas. Todo un éxito!
A mi hijo le otorgaron dos medallas, la de la palabra y la del fuego, esto fue muy importante para él ya que se sintió “reconocido” por el esfuerzo de mantener viva la llama y además al ser uno de los mas grandes de los pequeños tuvo que ayudar en varias ocasiones a los “chiquitos”, a mí me emocionó y me lleno de orgullo a la vez.
Para terminar, y no por eso menos importante, queremos con mi hijo agradecer sinceramente a todo el grupo, y en especial a Gerónimo, por la invitación. Gracias a eso, vivimos una excelente experiencia juntos. Creo sinceramente que éstos son los momentos que uno siempre recordará y vale la pena vivirlos. Al fin y al cabo, somos lo que vivimos… y qué mejor de llenarse de estas experiencias.
¡Gracias!
Relato: Jorge Bruzzese
Fotos: Grupo Canotaje Travesía club ACAL
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