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“ACAL” BAJA POR LA HIDROVIA: 1600 KILOMETROS DESDE CORUMBA

Y EN CANOA

 

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EL PAIS - Lunes 22 de Octubre de 1990            INFORME ESPECIAL

 

 

Cuatro Canoístas se Trajeron 22 Medallas de Venezuela: Malvín Tiene Buenos Brazos


"Cuando comenzamos, muy pocos nos tomaban en serio, pero fuimos dejando una semilla que fructificó en Montevideo y en todo el país", dicen con indisimulado orgullo dos de los socios fundadores de ACAL, el primer y el más importante club de "canotaje" uruguayo, que desde hace casi cuarenta años está instalado en un escondido rincón de la playa Malvín.

 


No por casualidad esa actividad que combina el espíritu de aventura, el amor a la naturaleza y el deporte nació en aquella playa montevideana. "La Isla de las Gaviotas nos protege de los vientos que afectan comúnmente a la costa capitalina por lo que es relativamente fácil navegar frente a la playa, además de que la propia isla es un lugar adonde llegar", explican Francisco Romano y Walter Leiros, socios fundadores del Club.

 

Todo comenzó allá en 1956, cuando un grupo muy reducido de jóvenes que veníamos a la playa Malvín comenzamos a idear la posibilidad de realizar canotaje", cuentan los entrevistados.

 

"Lógicamente que para eso necesitábamos las canoas y no encontramos otra solución que construirlas nosotros mismos; con planos canadienses pusimos manos a la obra", explican con evidente entusiasmo.

 

"Personalmente con la madera yo no sé hacer ni mondadientes, pero sin embargo pude construir una canoa y... navegó", dice sonriendo Leiros.

 

"La emoción de hacerse a la mar en una embarcación construida por las propias manos es inigualable que hizo aparecer la introducción en la náutica de la técnica de fibra de vidrio. Todavía algunos socios mantienen aquellas originales canoas caseras y navegan en ellas", dicen los miembros de ACAL.

 

 


RIOS INEXPLORADOS

 

"Éramos un grupo muy entusiasta y no nos conformábamos con navegar en la playa Malvín, por lo que empezamos a explorar los ríos uruguayos", siguen recordando los fundadores del Club.

 

"Nos consideraban personas extrañas y aunque la gente del Interior siempre nos apoyó, en definitiva creían que no estábamos bien de la cabeza. Nos introducíamos en lugares casi inexplorados cuyo acceso sólo se podía hacer por el río", cuentan.

 

"Era una verdadera aventura, que exigía mucha fuerza de voluntad, sacrificio y sobre todo habilidad para la supervivencia. Dormir muchas veces era imposible y se comía lo que se podía cazar o pescar", agregan.

 

"En general", precisaron los entrevistados, "los ríos en el Interior eran utilizados por el típico bote criollo y por extensiones muy cortas, pero nunca se habían visto canoas realizando travesías grandes de una ciudad a otra. Esto fue creando un clima de simpatía en muchos pobladores jóvenes que comenzaron a interesarse por la nueva actividad."

 

"Es así que surgieron muchos clubes de canotaje en muchas ciudades ribereñas que podemos asegurar, nacieron de la semilla que fuimos dejando en nuestros atrevidos viajes", indican Romano y Leiros.

 

 


TRADICIONES Y MEDALLAS

 

La conversación se desarrolla en un mediodía de radiante sol primaveral en las amplias instalaciones del club, donde se ven decenas de canoas y kayaks, cuidadosamente dispuestas en soportes especiales a pocos metros del mar.

 

"Pese a que hemos crecido mucho desde nuestra fundación en 1962, seguimos teniendo algunas tradiciones incambiadas. Aquí no existe personal rentado por lo que las reparaciones se realizan en nuestro taller por los propios socios."

 

"En estos momentos hay 400 en nuestros registros, pues es nuestra máxima capacidad, pero han pasado alrededor de 2.500 por aquí en estos años. Son muchos más los jóvenes que quieren ingresar que los que podemos recibir", explican los socios fundadores.

 

Mostrando una vieja fotografía que en una reproducción de gran tamaño se exhibe en el hall central de la sede, cuentan que "en un principio estábamos en la vereda de enfrente en una pequeña casilla, hasta que nos vinimos a la propia playa".

 

"Nuestro nombre no es un sigla", dicen contestando una interrogante, "sino que así se llamaban las canoas que utilizaban los aztecas para navegar en el lago de México. La canoa nació en las épocas más primitivas como modo de transporte por ríos y mares tranquilos. Ahora el kayak ha venido a agregarle más estabilidad y comodidad para grandes travesías; son los copiados de los esquimales que los utilizan para las navegaciones por helados mares en busca de la vital pesca."

 

"Nuestros socios realizan esta actividad por placer pero como es lógico nace la competencia y en éstas hemos tenido siempre buena actuación", dan cuenta Francisco Romano y Walter Leiros.

 

"Este año en el Sudamericano de Remo en Puerto La Cruz de Venezuela, cuatro remeros uruguayos ganaron 22 medallas", indican a modo de ejemplo.

 

"En el río Santa Lucía, en Maldonado, en Treinta y Tres y en Dolores, esta actividad está creciendo mucho", informan.

 

"Podríamos asegurar que poco a poco se va desplazando al remo clásico, pues las embarcaciones son más fáciles de trasladar y son muchos más dúctiles para sortear escollos en cualquier tipo de ríos; además se rema mirando para adelante, cosa que es muy importante, ver el peligro", detallan.

 

 


DE MALVIN A LA HIDROVIA

 

Los planes futuros de ACAL son muchos y entre ellos se encuentra la ampliación de la sede construida en 1970 para realizar más actividades deportivas y sociales concentradas en Malvín.

 

"Además de nuestras actividades tradicionales colaboramos con la Escuela Marítima de Malvín que tenemos enfrente, con Educación Física y con el INAME", explican.

 

"Muchos de nuestros socios tienen planes especiales", cuentan, "como Nelio Gianattassio, que se apresta en su kayak muy especial llamado "Sinsi IV", a realizar en breve una recorrida por gran parte de la Hidrovía."

 

"En sí, nuestros asociados han navegado por la zona muchas veces y hasta hemos pensado en remontar el río y buscar la forma de salir al mar por el Orinoco'", dice sonriendo Romano.

 

"Ahora todo ese tramo navegable se ha puesto de moda al comenzar a actuar la hidrovía por lo que es toda una tentación. Gianattassio piensa remar durante 1.600 kilómetros desde Corumbá hasta Confluencia o si le da el tiempo hasta la ciudad de Rosario", agregó.

 

"Va a atravesar Brasil, Paraguay y Bolivia", solo y con sus 54 años. Tiene mucha experiencia y ya unió una vez Asunción con playa Malvín; esta actividad da confianza y asimismo fortaleza", concluyen. Nadie lo duda.

 

 

 

La multicolor fisonomía del Club Náutico "ACAL". Semiescondido en los, arbustos de Playa Malvín desde hace tres décadas largas, realiza una actividad pionera en nuestro medio en el deporte del canotaje y la navegación en "Kayak". Fueron los primeros en explorar nuestros ríos y ahora se lanzan a la hidrovía. Por razones de capacidad son 400 socios, pero no pueden aceptar toda la demanda de la gente joven que quiere unirse a la aventura de navegar en las pequeñas embarcaciones.

 

 

 

 

Francisco Romano, secretario del Club ACAL y Walter Leiros, ambos socios fundadores. "Cuando nos iniciamos construimos nuestras embarcaciones con madera y lona, siguiendo planos canadienses. Todos nos miraban extrañados"

 

 

 

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